viernes, 26 de agosto de 2011

1-1. La fábrica de humo (2ª parte). Palo gordo




Enero de 2006: el "papafritismo" en general y uno de sus mayores y más abyectos exponentes en particular, acopiando toda la leña que -ilusos- creían ver caída del árbol sevillista, no dudaron en descargar toda su artillería: "La fábrica de humo" fue aquel titular con el que se pretendió retratar el mantra de por entonces -después de resultar eliminados en la primera eliminatoria de la Copa de S.M. el Rey por el Cádiz Club de Fútbol- y que permanecerá para siempre en las hemerotecas como símbolo grotesco del más absoluto de los ridículos. Apenas cuatro meses después, e intoxicado el personajillo por el dióxido de carbono de la combustión, el Sevilla obtenía su primer título continental y quinto de su palmarés, después de casi sesenta años de ayuno absoluto de éxitos.

Valga este recordatorio para realizar un somero análisis de la vorágine en la que, sugestionados por estos vendedores de "crecepelos", entre todos -unos por acción y la mayoría por omisión- hemos embarcado a la nave sevillista: esa era, por entonces, la visión de los "iluminados" de siempre, justo cuando comenzábamos a disfrutar de una plantilla en formación que, junto a un tan buen entrenador como indigna persona, conformaban el embrión de lo que sería el Sevilla de los mayores éxitos de nuestra historia como, después y a su pesar, pudo acreditarse.

Consumada la traición a base de libras esterlinas, arribó a nuestro banquillo el que acabaría convirtiéndose en una de las grandes víctimas, no sólo de una parte tan minoritaria como inconformista y ruidosa de la afición sevillista, sino también del odio y de la mal digerida bilis que los desesperados muchachetes de la prensa habían tragado año tras año, título tras título. Y es que no podían permitir un regocijo que en nada se compadecía con sus profecías. Un nuevo mantra hacía su aparición, por tanto: "El nuevo entrenador no tiene capacidad ni formación para dirigir una plantilla de la calidad de la sevillista". Vuelta la burra al trigo...

Pero desmintiendo a tanto zoquete, aquél entrenador, con una plantilla más devaluada -había comenzado la migración de sus estrellas-, se encargó de batir todos los números ligueros de su antecesor, así como la consecución de una clasificación para la final de la Copa del Rey. A pesar de todo, no había manera: "el entrenador sólo restaba, el juego del equipo no enamoraba, la imagen del descontento parecía generalizada, el único culpable tenía un nombre... ", hasta que, por fin, consiguieron una nueva victoria parcial.

Su marcha, necesariamente, facilitaría la "reedición de las postrimeras glorias". Sin embargo, llegaron otros dos que en nada mejoraron las expectativas, hasta desembocar en esta pretemporada en la que -nuevo mantra- pareciera haberse encontrado el "elixir de la eterna juventud", al "descubridor de la pólvora futbolera", a la "panacea de todos los entrenadores que en el mundo son y han sido": "Éste sí que sabe lo que tiene entre manos: independiente, incómodo, exigente, líder, dueño y señor... ahora sí, por fin, un Sevilla ilusionante". Para ello se le entrega el llavero de un proyecto que, hasta ahora, había sido sólo de la dirección deportiva, que concebía la plantilla para ponerla a disposición del entrenador. Ningún técnico del reciente Sevilla, salvo éste, se ha jactado de solicitar determinados refuerzos o de anunciar públicos descartes -solicitados y pregonados hasta la saciedad por la prensa- sin la anuencia de la dirección deportiva, lo que, inevitablemente, supone un evidente quebranto económico: salidas a coste cero o muy por debajo del valor de mercado e incorporaciones por un montante muy superior al pretendido.

¡Ah!, el partido: Palo gordo, empatamos, sufrimos... entregamos finalmente nuestras aspiraciones. Adiós, en sus albores, a la competición europea que tantos éxitos nos ha proporcionado. Hemos vuelto a reincidir con dos delanteros a la fuerza, dos extremos ofensivos y un mediocampo despoblado y en franca minoría numérica ante el rival.

Para este viaje no necesitábamos alforjas. Volverán, exultantes, los "ingenieros" de nuevas fábricas de humo. ¡Lástima del tiempo que no nos dejaron disfrutar! Sólo nos resta levantar la cabeza y desde el sevillismo más profundo, apoyar, apoyar y apoyar a los nuestros, a los de "colorao". Una cosa buena, al menos: el "sevillayelow" ha durado noventa minutos. Si Moliere (y Sánchez Pizjuán) levantaran la cabeza...

FICHA TÉCNICA DEL ENCUENTRO

Sevilla F.C. 1 - Hannover 96 1

Sevilla F.C.
:
Palop; Coke, Alexis (Fazio, m.84), Escude, Fernando Navarro; Jesús Navas, Medel, Trochowski (Campaña, m.81), Perotti; Kanouté y Negredo (Del Moral, m.63).

Hannover 96: Zieler; Cherundolo, Pogatetz, Haggui, Schulz; Stindl, Schmiedebach, Sergio Pinto, Rausch (Pander, m.89); Schalaudraff y Abdellaoue (Ya Konan, m.91).

Goles: 0-1, M.23: Abdellaoue. 1-1, M.36: Pogatetz, en propia puerta.

Árbitro: El belga Serge Gumienny. Expulsó al sevillista Medel en el minuto 90 con roja directa por una entrada a un contrario. Además, amonestó a los locales Alexis (m.07), Perotti (m.20), Kanouté (m.50), Medel (m.65) y Del Moral (m.75) y a los visitantes Stindl (m.44), Cherundolo (m.49), Schulz (m.54), Schlaudraff (m.56), Rauch (m.71), Schmiedebach (m.74) y Sergio Pinto (m.90). No señaló un claro penalti de Palop y perdonó la tarjeta roja a un futbolista teutón que se empleó con violencia sobre Fernando Navarro.

Incidencias: Partido correspondiente a la vuelta de la primera eliminatoria de la Europa League, previa a la fase de grupos, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante 43.000 espectadores, unos tres mil de ellos alemanes. Terreno de juego en irregulares condiciones. El Sevilla dice adiós, en sus albores, a la competición europea que le aupó a la cima continental.



1 comentario:

  1. Pues sí que haces honor al título de tu blog sí.

    La verdad qu ha sido un buen palo, de los más gordos que recuerdo en los últimos años, pero también es verdad que nos hemos recuperado de palos más gordos a lo largo de nuestra historia.

    Hay que mirar adelante, compañero.

    Un saludo.

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