domingo, 5 de mayo de 2013

"Voz del Sevillismo". ¿Por qué? (por Ernesto López de Rueda)


Pertenezco, de forma activa, al recién nacido movimiento o corriente de opinión “Voz del Sevillismo”, que en pocas fechas cuajará en una asociación legalmente registrada y que como uno de sus objetivos principales tendrá el aglutinamiento de un 5% del capital social mediante un proceso de sindicación de acciones entre los accionistas minoritarios de nuestro Sevilla FC.

Que nadie tema dimes y diretes de si “la voz” o “voz” del sevillismo, no existe ánimo excluyente alguno como nadie puede intuirlo del posesivo “nuestro Sevilla FC”, todo el mundo sabe que ese “nuestro” es de todos como todos deben entender que esa voz es una voz sevillista más, o, mejor dicho, muchas voces sevillistas más, centenares de ellas que resonarán con más fuerza unidas y sin faltar al respeto y sin cuestionar el sevillismo de cualesquiera otras.

Nosotros no discutiremos el sevillismo de nadie, nadie será entre nosotros más o menos sevillista o menos o más cualificado por tener una o cien acciones, por tener abono o no, por llevar cuarenta o treinta años de abonado. No es nuestro estilo ni por tanto puede ser nuestra intención. “La Voz de Castilla”, “El Heraldo de Aragón”, “La Verdad de Murcia”, “Voz del Sevillismo”. Como tantos otros, sin exclusividad. Si se quiere, con resonancia, no más.

Y decíamos ayer que nacemos como grupo organizado porque estamos preocupados debido a que hay cosas de nuestro Sevilla –vaya, vaya con esta querencia que tenemos los sevillistas de hablar de “nuestro Sevilla” sabiéndolo de todos, discúlpenme- que no nos gustan, que no nos casan en la razón y que por ello nos inquietan.

Habrá quienes nos tilden de alarmistas, pero nos preocupa, sí, nos inquieta, lo que calificamos con una fragilidad o debilidad institucional del Sevilla, perceptible en el trato que recibimos por parte de diferentes actores (LFP y ahora su ínclito presidente, los árbitros de la RFEF, el operador televisivo) y de los que habrá que averiguar sus causas para intentar resolver los problemas que se le plantean a la sociedad y que son de orden creciente.

Otros nos dirán que si exageramos, pero realmente nos preocupa e inquieta la situación económica del club, que ha tenido que renegociar los pagos concertados con los futbolistas para que presumamos que “ahora tan solo les debe `x´ cantidad” por muy idónea que sea nuestra posición respecto a otros clubes, a ese famoso 95% de otros clubes. Y nos preocupa e inquieta porque en una economía en crisis en la que todos los días vemos como cierran y caen grandes corporaciones, el Sevilla crece todos los años en la dependencia de sus ingresos televisivos, que pronto rozarán el 60% del total de nuestros ingresos mientras que somos incapaces no ya de aumentar, sino de mantener partidas tales como la venta de abonos cuyos precios, eso sí, continúan siendo disparatados salvo para cada vez menos bolsillos.

No todo se soluciona con firmar una póliza con uno de nuestros proveedores/anunciantes con una serie de condicionantes que favorecerán a 16 o 116 abonados que pierdan su empleo a lo largo de una temporada para que puedan mantener su carné en la siguiente. Parece que nuestros dirigentes están ajenos a lo que ocurre en la calle, o al menos, es lo que parecen demostrar en la inmensa mayoría de las ocasiones.

También existirán quienes digan que vemos fantasmas donde no los hay, pero nos inquieta y preocupa el clima de división o fractura social que se ha podido percibir en la grada en la presente temporada pero que hiende sus raíces en temporadas anteriores cuando, en cada vez mayor medida, el abonado del Sevilla se siente cada vez más cliente de una empresa en la que otros refuerzan sus posiciones de control y propiedad llevándola a un modelo que hemos podido ver y vemos en otros clubes. No es cuestión de biris sí o biris no siquiera. El fenómeno consideramos que es más profundo y que requiere de un estudio y de una actuación que impida el crecimiento de esa quiebra.

Seguramente habrá quienes se sorprendan de que nos preocupe e inquiete el nombramiento como consejero en la pasada junta general de accionistas celebrada el último diciembre de José María González de Caldas Muñoz solventada con una explicación, perdone usted, Sr. Presidente, que absolutamente nadie creyó, con el agravante de que pocas semanas antes se hablaba de la operación de compraventa de acciones entre las familias Del Nido y Caldas. Normalmente, en la mayoría de los casos, un intenso humo y rachas de viento caliente y sofocante alertan de la presencia de fuego. Quizás estemos equivocados y realmente a nuestro presidente se le cayeron los pantalones cuando el señor José María González de Caldas Muñoz, le solicitó formar parte del órgano de dirección del club para “lavar” el apellido de su familia.

Y probablemente también existirán quienes no entiendan que a algunos sevillistas nos preocupe e inquiete el hecho de que el Sevilla se entregue en gran medida a un fondo de inversión para la adquisición y promoción de futbolistas que en algunos casos han implicado un sorprendente desembolso a mitad de temporada y como “valor de futuro” cuando realmente el equipo precisaba con urgencia refuerzos en otras posiciones.

Todos los sevillistas hemos aplaudido y celebrado los enormes éxitos deportivos conseguidos durante los pasados años, de la misma manera que existimos sevillistas para quienes eso no otorga bula porque necesitamos saber cómo se rige nuestra sociedad, cómo se gestiona un patrimonio que forjaron generaciones de sevillistas y que ahora desgraciadamente controlan unos cuantos que cada vez quieren ser menos teniendo más control de él “para cuidarlo como si fuera suyo”. Es precisamente lo que no queremos, que crean que es suyo, que sepan que estamos aquí y que respetando como no podía ser de otra manera los derechos del capital, usando las facultades legales que al mismo se otorgan, ejerceremos una labor de control exhaustiva en la medida de nuestras posibilidades.

Creemos que puede ayudar a mejorar al Sevilla y en la humilde medida de nuestras posibilidades a contribuir a que este Sevilla que es el objeto del deseo de quienes a diario refuerzan su participación accionarial comprando más y más acciones, sea un poquito más de todos. Y sobre todo más de los sevillistas y menos de los turolenses o los salmantinos con todo el respeto hacia ellos.

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