jueves, 5 de diciembre de 2013

¡Condenado!. Agravio evitable





Han transcurrido algo más de ocho horas desde que se conociera la sentencia de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo que condena a José María Del Nido a siete años de prisión y cinco años y seis meses de inhabilitación especial para empleo o cargo público por el caso Minutas, al confirmar los delitos de malversación y prevaricación, respectivamente, y rechazar el de fraude, por los que fue condenado por la Audiencia Provincial de Málaga con motivo de su infausta relación con el Ayuntamiento de Marbella (Málaga). Más de ocho horas despachadas con un párrafo escaso de comunicado en la página oficial sevillista.

Hace ahora dos años, cuando se conoció el fallo de la sala de instancia, le manifesté pública y privadamente al abogado Del Nido -su ejercicio como tal le ha conducido a esta situación- que sólo a él le competía la decisión de anunciar en rueda de prensa, por supuesto lejos del Sánchez Pizjuán como finalmente hizo, si continuaba o no al frente del Grande de Andalucía.

Como sevillista no tenía dudas: el mejor presidente de la historia del Sevilla FC estaba obligado a continuar en el cargo para el que le elegimos los accionistas. Como amigo, tampoco las tenía: José María debía apartarse del primer plano de nuestro club. Como tantas veces primó el sentimiento sobre la razón.

Sin embargo -también se lo hice saber de primera mano- el escarnio de hoy era evitable. La noticia, querámoslo o no, es que "el presidente del Sevilla ha sido condenado" y cierto es, única y exclusivamente, porque él ha querido que así sea cuando sabido es que los motivos de la condena están absolutamente al margen de su gestión como máximo mandatario del Sevilla FC. La mancha del oprobio, por su obstinación, ha caído sobre la institución, lo que le debería privarle de segundas o terceras intentonas cuando las deudas con la Justicia queden definitivamente saldadas.

Tuvo en la mano la oportunidad -y la desperdició- de que un asunto particular no afectara al Grande de Andalucía. Imagino inminente su, insisto, ya tardía dimisión y que el error cometido no sea solo el prólogo de otros en forma de interinidades y nombramientos turbadores en los cargos directivos. En el horizonte se vislumbra una junta general ordinaria inminente y ya debería estar convocada otra extraordinaria -imposible el delnidismo sin Del Nido- que configure el inmediato futuro de la nave sevillista.

En lo personal, un fuerte abrazo y mucho ánimo para el hombre, para mi amigo.

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