viernes, 29 de mayo de 2015

La vuelta. Antonio García Barbeito. ABC



¿Otra copa? Pues sí, otra copa. El Maestro vuelve a explayarse hoy en las páginas de ABC.

Con estas letras, ¿quién se atreve a poner otras? Porque dice usted «Sevilla» y todo lo demás sobra…

Es la vuelta del Rocío, y suenan como una copla esas palabras que vienen de cantar en la victoria. No vienen de la marisma, ellos vienen de Varsovia. No son de Gines, mas suenan con una cadencia hermosa, como las coplas de Gines que se han quedado en la historia oliendo a jara y romero, sonando en todas las bocas, como himno de romería de la vuelta. Cuatro Copas tienen estos que ahora vienen cantando desde Varsovia, y que al llegar a Sevilla, espera de horas y horas, con el cansancio marcado en los ojos, la voz ronca, pero el sol de la alegría como bandera de gloria, cuando alguien les pregunta cómo están, respuesta pronta, dicen, como los de Gines, sonando igual que una copla, «cansaos, pero contentos…» Valió la pena. Otra Copa.
 
Con el escudo de siempre sobre camiseta roja, sangre textil sevillista, corazón que se hace ropa, vienen, y vienen cantando, y su canto sabe a gloria. Cuatro veces que se fueron al Rocío de las Copas, cuatro salidas por mayo con una fe que desborda, con la casta y el coraje —y con fútbol caro, oiga…—, y cuatro mayos que fueron de primavera redonda que hizo florecer Sevilla por Nervión, por donde ahora canta el triunfo sus himnos, canta el esfuerzo su copla. Nadie más grande que él en ningún sitio de Europa. Cuatro Copas, cuatro ases de jugador que remonta con las cartas bocarriba de un fútbol que ya se nombra en cualquier lugar del mundo diciendo que han hecho historia… No vienen de la marisma, ellos vienen de Varsovia, como vinieron de Eindhoven, de Glasgow, Turín… Pregonan su pasión por un escudo, por un nombre que es la otra forma de nombrar la Gracia y la Belleza más honda: Sevilla… Con estas letras, ¿quién se atreve a poner otras? Porque dice usted «Sevilla» y todo lo demás sobra… Cuatro Copas en las manos, cuatro naipes que remontan las bazas que en el tapete del césped alguien le ponga. «Vienen con sueño y cansaos…», pero todo lo remontan subidos en la alegría de su sevillista gloria. Es una copla de Gines la cara de los que entonan el himno del Arrebato, o pareados en olas en el Gol donde a los Biris se les desangra la boca con ese nombre —«¡Sevilla!»— animando a la victoria, que la tribu palangana es un canto que corona el Pizjuán donde los míos mueren por una victoria. No vienen de la marisma, ellos vienen de Varsovia, y estos no huelen a jara, traen olor a Cuatro Copas. No es la vuelta del Rocío, es la vuelta de otra gloria. Y allí donde el corazón en un escudo se borda, están gritando «¡Sevilla!» por toda Sevilla, toda. Sevilla es un corazón rojo que late victorias. Si alguien duda de su altura, que a su lado se le ponga…

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