miércoles, 12 de agosto de 2015

5-4. A pique de un repique. ¡Qué grande eres, Sevilla!






Permanecerá para siempre en nuestras retinas el partido que esta noche se ha marcado El Grande de Andalucía a casi 6.000 kilómetros de Nervión.

Una final europea, otra, que no ha volado a las entrañas mismas del Sánchez Pizjuán porque el fútbol también entiende de matemáticas y los guarismos finales (5-4) expresan claramente quien fue el vencedor y evidencian cómo ha sido el partido.

En el arranque, Banega, en la ejecución de un perfecto golpe franco, puso el balón en la escuadra de la portería barcelonista. No podían empezar mejor las cosas... hasta que el espejismo comenzó a perderse entre tinieblas: bastaron dos faltas inventadas por el trencilla escocés, una al borde mismo del área y otra más lejana, para que Messi la pusiera donde le vino en gana. Imposible el primer gol, evitable el segundo, un lanzamiento para el que mi ya vasta experiencia futbolera me sigue diciendo que llegará el día en que un entrenador valiente obligue a su cancerbero a no disponer barrera defensiva.

Las distancias se hacían siderales no solo en el marcador, también en el espíritu de un equipo, por aquello de los minutos psicológicos, cuando al borde del descanso llegaba el tercero y, tras la reanudación, el cuarto.

Solo la fe inquebrantable del que sabe que nunca se rinde fue capaz de voltear el escenario, algo solo al alcance del equipo de la casta y el coraje, a la cabeza el mejor entrenador (espectacular los cambios tácticos mediada la segunda parte) que estos ojos han visto en el banquillo nervionense, sin caer en la trampa de embestir a la desesperada la ruleta a la que le invitaba el Barça, guardando fuerzas y esperando el chispazo de la calidad que atesora en su plantilla. Así, Reyes hizo el segundo e instantes después Gameiro transformó el penalti del que fue objeto Vitolo, lo que debería haber supuesto la expulsión de su marcador. Finalmente, Konoplyanka forzó una prórroga a todas luces increíble para los espectadores de los más de 200 países que disfrutaron del encuentro.

El miedo a la derrota y el plomo en las piernas convirtieron el alargue en un encuentro de fútbol-sala, de toques y toquecitos de los catalanes sin profundidad alguna, hasta que otra “faltita” al borde del área, a falta de cinco minutos para el 120, permitió a Pedro torcer la balanza hacia el lado azulgrana. Con todo y con ello, en los instantes finales, la cabeza de Coke y la rodilla izquierda de Ramí estuvieron a punto de convertirse en badajos de un pique para un repique histórico, que de todas formas así será recordado.

FICHA TÉCNICA DEL ENCUENTRO
 
F.C. Barcelona 5 - Sevilla F.C. 4
 
F.C. Barcelona: Stegen, Alves, Mathieu, Pique, Mascherano (Pedrito, m. 93), Busquets, Rakitic, Iniesta (Sergi Roberto, m. 62), Suárez, Messi y Rafinha (Bartra, m. 78).
 
Sevilla F.C.: Beto; Coke, Krychowiak, Rami, Tremoulinas; Krohn-Dehli, Banega; Reyes (Konoplyanka, m. 67), Iborra (Mariano, m. 79), Vitolo; Gameiro (Immobile, m. 79).
 
Goles: 0-1, m. 2: Banega. 1-1, m. 7: Messi. 2-1, m. 15: Messi. 3-1, m. 43: Rafinha. 4-1, m. 51: Luis Suárez. 4-2, m. 56: Reyes. 4-3, m. 72: Gameiro, de penalti. 4-4, m. Konoplyanka, m. 80. 5-4, m. 115: Pedro.
 
Árbitro: El escocés William Collum. Amonestó a Krychowiak, Coke, Banega e Immobile, por el Sevilla, y a Mathieu, Pedro y Busquet, por el Barcelona.

Incidencias: Partido disputado en el estadio Borís Paichadze de Tiflis (Georgia) ante unos 50.000 espectadores que han llenado el recinto. De ellos, 11 "barcelonistas de Barcelona" y casi 500 "sevillistas de Sevilla" que han vuelto a dar toda una lección de grandiosidad. La mayoría de los georgianos indígenas, con el poderoso, que es la forma habitual en la que la Humanidad hace la Revolución.

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