jueves, 22 de octubre de 2015

2-1. Orgullo del fútbol del Etihad Stadium. Siempre así



Una puñalada en el 92 puso fin al mejor partido a domicilio del Sevilla FC a domicilio en muchísimo tiempo. Cuando los ingleses, agazapados, acobardados, amedrentados, se conformaban con un punto, cosecharon los tres en un contraataque culminado por De Bruyne cuando los sevillistas continuaban buscando con ahínco la victoria.

Y lo sucedido no lo ha sido en un lugar cualquiera, sino en el Etihad Stadium, la casa del “leader of the Premier”, de un Manchester City “burreado” por el Sevilla en todas las parcelas del juego menos en lo fundamental de este deporte en el que, venimos insistiendo, jugar bien es -única y exclusivamente- marcar más goles que el contrario.

Los enemigos del resultadismo y de la plata en las vitrinas, los que opinan que esos logros no son suficientes vuelven a ser hoy, por arte de birlibirloque, los líderes de la demagogia; para ello su ADN les ha convertido en criticadores innatos, censores, reprobadores, y expertos reventadores de cualquier situación y de la contraria. Baste como ejemplo su eterna predilección por crucificar a Coke cualquier día, a cualquier hora, en la explanada de Nervión Centro y que hoy, sin embargo, no han entendido su sustitución.

Terminó el Sevilla como empezó, hecho dueño y señor de todas las parcelas del terreno de juego, con un Sergio Rico al que miraban de lejos los puntas ingleses entre los que solo ha destacado el genio de Los Palacios que, haciendo honor al equipo visitante, quiso sumarse a la -después frustrada- fiesta sevillista, aunque con los lógicos intereses contrapuestos.

Konoplyanka, ratificando la superioridad que la batalla dibujaba, adelantó al Sevilla en el marcador al filo de la media hora de juego, si bien, en escasos cinco minutos, la primera desaplicación defensiva, aliada con la -mala- suerte, llevó el empate al marcador tras rebote y autogol de Rami.

Lo que en otras ocasiones hubiera supuesto la desesperación y, con ella, la deserción, se transfiguró en una llamada a rebato inesperada, por lo impropio tras lo visto en el comienzo de temporada: los de Emery siguieron a lo suyo, avasallando a un City frustrado y boquiabierto ante las acometidas del Grande del Sur de Europa.

Faltó, insisto, lo fundamental: el acierto en algunas de las múltiples ocasiones de las que se han dispuesto, lo que evidencia que el ruido mediático que el partidazo sevillista ha levantado en el Viejo Continente no se corresponde con la cesta de nueces finalmente desparramadas por el suelo, en forma de puntos, de una batalla que solo puede ser librada por un ejército de leyenda. El sofocón final lo es todavía más ante la injusticia de un marcador que, curiosamente, hasta con los palos en contra, es lo que hace a este deporte tan grande.

El árbol en forma de batacazo del minuto 92, con ser robusto y vigoroso, no puede impedir vislumbrar un tupido bosque de optimismo e ilusión ante la imagen de un equipo al que sus eternos enterradores -propios y forasteros- con traje negro y sombrero de copa, sin disimulo, llevan lustros calculando las medidas de su féretro. ¡Ea, pues otra vez será!

FICHA TÉCNICA DEL ENCUENTRO
 
Manchester City 2 - Sevilla FC 1
 
Manchester City: Hart, Zabaleta (Kolarov, m. 59), Otamendi, Mangala, Sagna, Toure, Fernandinho, Navas, De Bruyne, Sterling y Bony (Fernando, m. 75).
 
Sevilla FC: Sergio Rico; Coke, (Mariano, m. 83) Kolo, Rami, Tremoulinas; Krychowiak, Iborra; Konoplyanka (Nzonzi, m. 77), Banega (Krohn-Dehli, m. 65), Vitolo y Gameiro.
 
Goles: 1-0, m. 29: Konoplyanka. 1-1, m. 35: Rami (p.p.). 2-1, m. 92: De Bruyne.
 
Árbitro:
El holandés Bas Nijhuis. Amonestó a Bony, por los locales, y a Iborra, por el Sevilla.

Incidencias: Partido correspondiente al tercer partido del Grupo D de la fase previa de la UEFA Champions League, disputado en el Etihad Stadium de Manchester ante 55.000 espectadores, unos 1.500 sevillistas, en noche fría y lluviosa. Terreno de juego en buenas condiciones.

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