miércoles, 22 de junio de 2016

El despilfarro como seña de identidad



22/06/16. Mi colaboración de ayer en El Demócrata Liberal
 


La Junta mantiene su política de fomentar el uso de las nuevas tecnologías en la educación

“Se vende portátil de la Junta en muy buenas condiciones”

“A lo mejor, el día que volvamos a la tiza, mejoramos en el ranking del informe PISA”


El 2 de abril de 2014, cuando la crisis combatía con toda su fiereza, la Junta de Andalucía anunciaba a bombo y platillo una inversión de 7,6 millones de euros para la compra de 27.423 tabletas digitales híbridas destinadas a los alumnos de 6º de Primaria de los centros educativos públicos andaluces.

Entre las bondades del material, en la jerga del mejor vendedor de crecepelo, se destacaba su 'pantalla táctil y teclado independizable'. Pero no sólo, eso, oiga, “por el mismo precio le ofrecemos un sistema operativo dual (Android y Guadalinex Edu 2013) y peso y autonomía adecuados para el ámbito educativo”.

La nota informativa de la Consejería de Educación enfatizaba: “una vez eliminado el programa Escuela 2.0 por parte del Gobierno de España en 2012, con la consiguiente merma en la financiación (más de 25 millones anuales), la Junta mantiene su política de fomentar el uso de las nuevas tecnologías en la educación. Andalucía destaca como la comunidad autónoma que más recursos tecnológicos pone a disposición del alumnado y es la única que cuenta con pizarras digitales en todas las aulas de 5º y 6º de Primaria y 1º y 2º de ESO”, presumiendo, naturalmente, de cómo los alumnos andaluces siguen haciendo uso de los 400.000 portátiles distribuidos durante los últimos años entre el alumnado y el profesorado de Primaria y Secundaria”.

En nada se compadece aquella suerte de propaganda oficial con la verdad por todos conocida y que ha vuelto a reverdecer esta semana -en póstumo homenaje a los colores corporativos de lajunta- a través de un reportaje en ABC: «Se vende portátil de la Junta en muy buenas condiciones».

Efectivamente, “San Google” ofrece variopintas posibilidades de adquirir a precio de saldo un ordenador en perfecto estado por “no haberse usado nunca”, o de alguno más achacoso para piezas de recambio, en todo caso “desechos de tienta” del programa Escuela 2.0, una iniciativa de Griñán & Díaz censurada razonable y prudentemente por el profesorado, en especial por los docentes de informática que critican su deficiente desarrollo, lo que, además, ha propiciado un mercadeo inevitable consecuencia de la laxitud mostrada por la administración en el manejo de los fondos públicos, última responsable del derroche de medios que, por otra parte, en nada ha favorecido la mejora de la Educación como se empeña en demostrar, entrega tras entrega, el siempre fastidioso Informe PISA de la OCDE, ése que, aun mostrándose tal cual, no logra sacar los colores a los responsables políticos andaluces.

Si no se ha exigido a los alumnos, ni subsidiariamente a los padres, un deber de custodia razonable del equipo informático, tampoco un periódico “pase de revista”, las consecuencias solo pueden ser las conocidas: 134 millones de euros, o gran parte de ellos, despilfarrados. Todo lo contrario: los padres recibimos en su día el “aguinaldo” entre entusiastas ceremonias de la cultura -mejor, de la incultura- del gratis total, la misma que nos ha permitido desentendernos del artilugio como si se tratara (¡qué tiempos!) de una pizarra de la que cuelgan -cuerdecita mediante- trapito y pizarrín.


Al tiempo que derrochamos en informática -cuestión de la que continúan escandalizándose los colegas galos de un amigo profesor que, con alumnos de su instituto, viaja a Francia todos los años- el plan de gratuidad de libros desvencijados vivió el pasado curso, entre el silencio de los corderos de progenitores A y B, su octavo año “al servicio” del alumnado.

Enseñar sin educar, sin concienciar, no es buena idea. A lo mejor, el día que volvamos a la tiza, mejoramos en el ranking del informe PISA. Está claro que el I+D+i de poco ha servido por estos lares, quizá en el mercadillo del Charco de la Pava…

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