Mohammed Hasouri,
comandante de escuadrón que bombardeó con gas sarín un poblado en Siria
“Al-Ásad: su omnímodo poder,
respaldado por los amigos del soviets y asentado en base al dudoso honor de
ganar elecciones con abultados resultados en la ausencia de oposición frontal,
es respetado por la progresía occidental sin recibir recriminación
alguna”
Siria, ante el
silencio internacional, se ha convertido en un cementerio infantil. Bashar
al-Ásad no ha tenido bastante con
alimentar la fauna del Mare Nostrum a base de carne tierna, de gente
desesperada huyendo de su opresión y exportada hacia las costas turcas en
balsas gigantes en condiciones infrahumanas, sino que ya ha optado por
aderezarla directamente en su cocina.
La pasada semana,
un bombardeo con gas sarín acabó con la vida de casi un centenar de personas
dejando medio millar de afectados en Jan Seijun. El Observatorio Sirio para los
Derechos Humanos culpó del ataque a aviones del ejército sirio que lanzaron
proyectiles repletos del mortal fluido.
Las imágenes de la
agresión química, que no han tenido ni con mucho la trascendencia de la
protagonizada por Alan Kurdi -¿?-, han mostrado en toda su crudeza los
cadáveres de al menos nueve niños ante la desesperación de sus padres.
Al-Ásad cumple
ahora 17 años al frente de su país tras la muerte de su padre Hafez, que llegó
al poder tras sucesivos golpes de Estado. Su omnímodo poder, respaldado por los
amigos de los soviets y asentado en base al dudoso honor de ganar elecciones
con abultados resultados en la ausencia de oposición frontal, es respetado por
la progresía occidental sin recibir recriminación alguna.
Cierto es que
-cosas de la Semana Santa, de hoteles llenos y de multitudinarios
desplazamientos más propios de la precrisis- tampoco ha sido excesiva la
barahúnda tras la reacción del Pentágono del pasado viernes cuando la Marina
estadounidense lanzó 59 misiles de crucero Tomahawk sobre la base aérea
de la que partió el ataque químico. Solo el ministro de Defensa de Siria y el
representante ruso ante el Consejo de Seguridad (¡mira quién habla!) han
calificado el ataque de EEUU como una "agresión" propia de los
"socios" de los terroristas y de una "flagrante violación de la
ley internacional". Aquí los podemitas se movieron un poco hasta
percatarse de su total aislamiento.
¿Alan Kurdi? Año y
medio después, la foto del cuerpo sin vida del niño sirio ahogado en la arena
de la playa turca de Bodrum, es ya historia; en realidad la fue a las dos
semanas, el tiempo suficiente que le sobró a la hipócrita sociedad globalizada
en general, y a la española en particular, para olvidarse de él; tan es así
que, incluso, habrá quien hoy ponga en duda si alguna vez existió. Algo
parecido, y en menos tiempo, ha ocurrido con las nueve criaturas gaseadas a
manos de al-Ásad y Putin, tanto monta...
Sigamos, pues, con
nuestras cofradías y cervecitas, recibamos con alborozo la Feria y la manzanilla,
que no nos molesten con imágenes desagradables, que los niños regados con cloro
o sarín mejor sean sepultados con su propia tierra, que no aparezcan varados en
nuestras playas, que nos indignamos, que... es muy desagradable.
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