martes, 21 de noviembre de 2017

3-3. Del infierno a la gloria sin pasar por el purgatorio



Cuando hace casi un siglo uno de los nuestros, un tal Guillermo Campanal ("a mí que los arrollo"), se convirtió en baluarte de la furia española, cuando hace casi medio siglo empezó a conocérsele como "el equipo de la casta y del coraje", cuando El Arrebato engarzó en esa joya que se canta por los cinco continentes una alegoría en forma de esmeralda que lo dice todo, "dicen que nunca se rinde", o cuando con un 0-3 al descanso la grada, desencantada, acopia energías a base de bocadillos, no abandona a los suyos y aguanta el tirón hasta el 94, refleja la inigualable grandeza del club más grande del Sur de España y, por ende, de Europa.

Que tras la gozadera de los prolegómenos, en el primer minuto, después de un corner de primero de fútbol, ya fuésemos por debajo en el marcador, que nos hicieran el segundo a los 20 en un calco del primero y que, antes de la media hora, nos golearan entre las dudas de nuestro cancerbero, mientras que nuestro par de acercamientos besaran los dos palos de la portería de Karius, no fueron reveses suficientes para dejar tirados a los nuestros.

¿Qué ocurrió en el vestuario para pasar del infierno del primer tiempo a la gloria del segundo? ¿Qué tipo de vacuna es capaz de transformar la indolencia -casi haraganería- de todo lo que va de temporada, incluido el primer round frente a los británicos, en la diligencia, entrega y laboriosidad del segundo? Quizá nunca lo sepamos, si acaso los rumores que a última hora de la noche sonaron sobre la salud del técnico.

Ben Yedder firmó el primero tras adelantarse en el primer palo a las torres inglesas y fue el franco-tunecino el que hizo el segundo de penalti que hubo de repetirse. Se había hecho lo más difícil; quedaba por delante media hora para agrandar la leyenda, treinta minutos en los que no llegó el premio pese a las múltiples ocasiones, incluida un disparo al larguero de Escudero. Hubo de salir el cartelón mostrando los cuatro minutos de alargue concedidos por el alemán Felix Brych, amigo personal del técnico teutón Jurgen Klop incapaz de estrenarse frente al Sevilla, y en esas, tras el lanzamiento del enésimo saque de esquina, emergió la figura de Guido Pizarro para hacer justicia en el marcador y, de paso, proclamar a los cuatro vientos -otra vez- lo que ya de sobra conoce el universo futbolístico: que este Sevilla, nunca, nunca, se rinde.

La lección de esta noche ha de servir como punto de inflexión del devenir inmediato. Hoy los nuestros han desacreditado a los que teníamos dudas y han demostrado que, pese a no haberla mostrado con anterioridad, tienen gallardía y arrestos suficiente para ser y hacernos más grandes. Así que, a partir de ahora, los exigiremos siempre.

P.S.-
Hoy hace cuatro años que te marchaste. Seguro que alguna culpa has tenido sobre lo vivido hoy en tu querida Bombonera. Sí, primo, ¡éramos, somos y seremos grandes!

EL OTRO RESULTADO DEL GRUPO E DE LA CHAMPIONS LEAGUE 5ª jornada:
Spartak de Moscú 1 - Maribor 1
 
CLASIFICACIÓN GRUPO E:
Liverpool               9
Sevilla FC               8
Spartak de Moscú    6
Maribor                  2

FICHA TÉCNICA DEL ENCUENTRO
 
Sevilla FC 3 - Liverpool FC 3
 
Sevilla FC: Sergio Rico, Mercado, Geis, Lenglet, Escudero, Pizarro, N’Zonzi (‘Mudo’ Vázquez, minuto 46), Banega, Sarabia, Nolito (Muriel, minuto 72) y Ben Yedder (Correa, minuto 80).
 
Liverpool FC: Karius, Joe Gomez, Klavan, Lovren, Alberto Moreno (Milner, minuto 63), Henderson, Coutinho (Emre Can, minuto 63), Wijnaldum, Salah (Chamberlain, minuto 87), Firmino y Mané.
 
Goles: 0-1, minuto 2: Firmino. 0-2, minuto 21: Mané. 0-3, minuto 29: Firmino. 1-3, minuto 51: Ben Yedder. 2-3, minuto 60: Ben Yedder (p). 3-3, minuto 93: Pizarro.

Árbitro: El alemán Felix Brych. Mostró tarjetas amarillas a Banega y Mercado, por el Sevilla, y a Alberto Moreno, Henderson y Emre Can, por los reds.

Incidencias: Partido correspondiente a la quinta jornada de la fase de Grupos -E- de la UEFA Champions League, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante 43.000 espectadores, con tres millares largos de seguidores ingleses en sus gradas. Terreno de juego en perfectas condiciones.

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