(Foto: ABC)
Ernesto
envía a esta su casa su parecer sobre lo acontecido el pasado día 11 en el
Hotel Los Lebreros. Unas amplias reflexiones que, por su interés y extensión,
se harán públicas aquí en tres entregas, hoy sábado, mañana domingo y el
próximo lunes:
1. El sí al
reparto de dividendos
2. La
remuneración del consejo
3. Sorpresas en
la Junta
Comenzamos:
Intentaré
desde estas líneas expresar mi interpretación de lo ocurrido el lunes en la
Junta General de Accionistas 2017 del Sevilla FC. Abarcar su desarrollo, distintas
lecturas y sus posibles consecuencias no es fácil y precisa de aclaraciones
que, sépalo la audiencia de antemano, imposibilitan que el análisis sea
sucinto, por lo que pueden armarse de paciencia y, espero de comprensión. Se
trata, quizás, de la tercera Junta en importancia de las más de 30 celebradas
por el Sevilla FC SAD en sus 25 años de existencia como tal, junto a las de la
ampliación de capital con renuncia del derecho de suscripción preferente y la
del World Trade Center, ambas en la segunda mitad de los 90, hace unos 20 años.
Son
muchas las personas que me han pedido explicaciones o que cuente qué veo o cómo
lo veo. Por ello respondo al compromiso personal con sevillistas que han
depositado su confianza en mí, extensivo a quienes no lo han hecho e igualmente
me preguntan. Procedo, pues, a trasladar mi visión absolutamente particular y
singular de lo acontecido.
Llevo
casi 24 años laborando en pro del Sevilla FC en su configuración como SAD en
defensa de sus intereses, que siempre he creído mejor representados en los del
accionariado minoritario y no en el de los grandes capitales, aunque hablar de
grandes capitales en una sociedad como el Sevilla en la que los tres
principales grupos familiares poseen títulos por valor de 1,6 millones de euros
en el caso de la familia Del Nido y de
900.000 € en el caso de Sevillistas de Nervión (José Castro, Francisco Guijarro
y Roberto Alés) y de la familia Carrión expresan claramente cuán poco (por más
que sea mucho para los accionistas minoritarios y que los capitales
mayoritarios hayan pagado sobre precios por dichas acciones) cuesta manejar una
sociedad que en esta temporada ejecutará un presupuesto superior a los 200
millones de euros con beneficios millonarios previsibles.
Por
otra parte, aclarar que en el fútbol de hoy, según lo entiendo, es necesario
combinar la máxima profesionalización con el vínculo emocional al club de
fútbol. No todo es SAD, ni puede, ni debe serlo, pero sí en unos rangos de los
que debemos ser conscientes también los accionistas minoritarios, cuya
presencia en la Junta representó el porcentaje más alto de los habidos hasta
ahora, superando según mis cálculos (unas 13.000 acciones) el 17,5 % del
capital presente en la sala en representación de unos 1.470 accionistas de los
1.515 presentes o representados en la Junta.
Estaba
el capital (al que no negaré su condición de sevillista) y estaba el corazón en
el sentido más puro. Un 17,5-18 % entre las fronteras de Del Nido (35 % de las
acciones presentes) y Gómez Miñán (5,4 %) por un lado y a Sevillistas de
Nervión de los Castro, Alés y Guijarro (20,2 %) y la familia Carrión (con
aproximadamente el mismo porcentaje). Es decir, dos bloques que aglutinaban
fuerzas parejas y contrapuestas, el 40,5 % por un lado y el 40,5 % por el otro,
y en medio, el dique del 17,5-18 % de los accionistas minoritarios presentes.
El resto, quizás a repartir entre los dos grandes bloques por las compras de
acciones que han venido haciendo.
En este contexto les explicaré cuanto entienda sometiéndome a cuántas
cuestiones quieran plantear o criticar.
(Foto: Estadio Deportivo)
1. El sí al reparto de dividendos
Una
gran parte del accionariado minoritario presente en la sala así como
Accionistas Unidos, votaron que sí al reparto de dividendos y sí a la
remuneración de los consejeros, lo cual ha suscitado cierta controversia que
plantean sevillistas que no son accionistas y otros que lo son.
Valoro
que los votos afirmativos como un responsable movimiento de anticipación a
posibles efectos perniciosos de la aplicación del artículo 348 bis de la ley de
sociedades de capital (LSC) que pueden colegir, entre otros, de este artículo del diario económico Expansión, una de las referencias en nuestro país al respecto.
Dicho
de otra forma y con un ejemplo que pudiera ocurrir: imaginen que un accionista
del Sevilla aglutina el 25 % de su capital social, unas 25.000 acciones en
números redondos.
Y
atenderemos a lo dispuesto en la Ley
de Sociedades de Capital
en sus artículos 348 bis y siguientes.
El
valor contable de dichas acciones según los fondos propios de que hoy dispone
el Sevilla es de 739 € por acción, pero ése no es su valor de mercado que sería
el que alguien pagara por esas acciones.
Evidentemente
ningún accionista minoritario del Sevilla estaría en condiciones de comprar un
25 % del club que sería un primer paso para el control de éste. La consultora
KPGM, referente mundial, valoró recientemente al Sevilla en 261 millones de
euros. El 25 % de esa cifra son 65 millones de euros, redondeemos a la baja: 50
millones de euros.
Y
ahora imaginemos que el poseedor de ese 25 % un día expone que se cumplen los
siguientes requisitos:
-
La SAD Sevilla
FC tiene más de 5 años de antigüedad.
-
Lleva 5 años
consecutivos ofreciendo beneficios.
-
No ha repartido
dividendos.
Y
plantea que, teniendo en cuenta su posición e inversión y que no es (según la
LSC) retribuido por ello, pretendiéndolo, decide abandonar la SAD Sevilla FC.
En esto, las palabras se las lleva el viento y obras son amores y no buenas
razones.
En
este contexto la ley establece que el accionista que desea abandonar al Sevilla
FC puede negociar con la propia entidad para que se valoren sus acciones. No
olvidemos el valor contable o mínimo de 739 €, por lo que según el propio club
esas 25.000 acciones habrían de ser valoradas en, como mínimo, 18,5 millones de
euros que habría que pagar a dicho accionista.
Pero
ese accionista está facultado por la LSC para acudir a través del registro
mercantil a la valoración que un perito o auditor haga de la sociedad, que
evidentemente superaría los 740 € aproximándose a su valor de mercado. Sin ir
más lejos, KPGM valora las acciones en 2.522 € cada una siendo, como dije,
referencia mundial cuyos análisis están en la mesa de todos los inversores.
Pongamos
que el auditor no se va a tanto y las valora (cosa harto imposible porque intuyo
que sí sería más) en 2.000 €. El Sevilla FC SAD debería abonar a dicho
accionista 50 millones de euros. No digamos si ese ejemplo lo siguen
accionistas que titulan en total 60.000 acciones. ¿Alguien puede imaginar el
impacto en la economía sevillista de accionistas que desean irse y que
legalmente pudieran exigir 120 millones de euros como podrían ser 80 o 180?
Habiendo
existido ya la venta-recompra de un paquete significativo que salió de la
órbita sevillista y sevillana por parte del accionista mayoritario, el reparto
de dividendos hace desaparecer un riesgo, disminuye la incertidumbre
empresarial, cura en salud.
NO SE PUEDE NO REPARTIR DIVIDENDOS
Es
una razón de orden legal y con importante repercusión económica caso de darse.
Y se distribuyen dividendos por valor de 1,5 millones de euros. Teniendo en
cuenta que está “desaparecido” aproximadamente entre el 10 y el 12 % del
accionariado, la cantidad final rondará los 1,25 millones de euros (el resto se
quedaría congelado). En los 14 años de clasificaciones europeas y éxitos que
llevamos, los presupuestos del Sevilla FC han sumado aproximadamente la cifra
de 1.320 millones de euros y los beneficios han superado los 150 millones de
euros. Son magnitudes para comparar pues en orden a los presupuestos los 1,25
millones de euros representan un 0,09 % de ellos y atendiendo a los beneficios,
un 0,83 %.
Y
hago un inciso. Como todo el mundo observó, Accionistas Unidos a través de su
presidente, Eduardo Arenas, planteó la adecuación o reforma de los Estatutos
Sociales del Sevilla FC a la LSC también
en lo referente a las causas para la exclusión de un accionista habida cuenta
de los ejemplos de deslealtad al Sevilla FC protagonizados por algunos de sus
antiguos administradores en los últimos años y por lo que pudiera pasar en el
futuro con socios (administradores o no) que no mantengan la lealtad debida al
Sevilla FC. Algo que ha pasado desapercibido y que a mí, particularmente, me
gustaría que encontrara desarrollo.
Aparte
de la razón legal explicada hay otras: con esa medida se “revitalizará” al
accionariado minoritario, las familias procurarán poner en orden sus acciones,
muchas de ellas en el cajón del olvido. En la noche del lunes el 12,5 % del
capital total del Sevilla representado por el accionariado minoritario fue
decisivo, su valor ha crecido y es el momento de exigir contrapartidas en orden
al buen gobierno del club como espero que se aprecie muy pronto.
Y
otra más: es una puesta en valor económico de la acción, una declaración de que
su valor no es el de 200 o 400 € que los accionistas mayoritarios ofrecen para
comprar acciones. Su valor mínimo es de 739 €, su valor real supera esa cifra
duplicándola al menos. Creo que por primera vez en 25 años desaparecerá o
menguará el voraz apetito de los accionistas mayoritarios por reforzar su
posición como dueños del club depredando entre el cuerpo social de los
accionistas minoritarios. El accionariado minoritario se ha percatado de su
poder y eso es bueno para el Sevilla.
Todo
esto no es humo: son realidades.
Explicado
lo anterior, otro punto de controversia ha sido el de la asignación de
emolumentos para el consejo.
Próxima entrega: 2. La remuneración del consejo
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