Todo un síntoma de adonde nos conduce la geopolítica: la Supercopa
de España en Marruecos, en El Magreb, que -para los no iniciados- no es más que la adaptación al
español de una voz árabe (al-Maġrib) que significa
"sitio por donde se pone el sol", o lo que es lo mismo, el poniente, el
occidente de los árabes. Y allí, cosas del destino, a menos de una semana vista
del 17A, el "gran barça" se ha dado un festín ecuménico con el incondicional
apoyo de los compatriotas que sembraron de muertos La Rambla y Cambrils.
Valga la introducción para valorar la arbitraria decisión federativa de incumplir su propio reglamento,
y la consecuente e inexplicable réplica, redes blanquirrojas mediante, en pos de un boicot
sevillista al ferry y a la operación paso del estrecho bis, haciendo casi
imposible una gesta ya de por sí difícil.
Y digo casi porque no ha faltado tanto para que aumentaran los dineros
argénticos de las vitrinas sevillistas: un penalti en el último minuto, tan
aciagamente errado por Ben Yedder como antirreglamentariamente blocado por Ter
Stegen (aquí el VAR no quiso pronunciarse), no dio opción a una prórroga en la
que las fuerzas parecían decantadas del lado nervionense.
Pero eso solo son futuribles; lo que ocurrió durante 90 minutos fue la imagen de
un Sevilla a verlas venir, dejando toda la iniciativa a un Barcelona en rodaje
al que bien se le pudo meter el diente, o al menos intentarlo en estos primares
compases de la temporada. Lo que ocurrió, sin embargo, fue: Dominio sin
profundidad barcelonista; Sarabia estrena el casillero tras excelente conducción
de Muriel; control defensivo; falta para hacérsela revisar a borde del área de
Banega, Messi que la pone en el palo izquierdo de un Vaclik -por fin tenemos
portero- absolutamente tapado, rebotes y gol; descanso, reanudación, remate al
larguero de Vázquez, golazo de Dembelé y ese penalti en los estertores del
encuentro... Mientras tanto, cambios y variables que, desde fuera, no llegan a
entenderse: sacar del terreno de juego al único jugador que está viendo portería
no tiene explicación; dejar en el mismo, arrastrándose, a Banega y Roque Mesa,
menos aún.
Nada, pues, más castizo y español que
Tánger para celebrar una de las grandes fiestas del fútbol patrio. Concesiones
no del todo graciosas y de difícil interpretación cuando no son pocos los
-vecinos- interlocutores que
sueñan una Re-reconquista de Al-Andalus, lo que puede alentarles a
celebrar (escoltin: ¡Alá és gran!) la Fiesta del Trono de un no lejano 30 de julio -aniversario del
ascenso al trono del Mohamed VI- en la Plaza de Cataluña, cruzando El Estrecho y
así extender al norte ese Magreb culé de toda la vida.
FICHA TÉCNICA DEL
ENCUENTRO
Sevilla FC 1 -
FC Barcelona 2
Sevilla FC:
Vaclik; Mercado (Ben
Yedder, min. 84), Kjaer, Sergi Gómez; Jesús Navas, Roque, Banega, Escudero;
Sarabia (Aleix Vidal, min. 70), Franco Vázquez y Muriel (André Silva, min. 59).
Barcelona FC:
Ter Stegen, Semedo, Piqué, Lenglet, Jordi Alba, Rafinha (Rakitic, min. 46), Arthur (Coutinho,
min. 52), Busquets, Luis Suárez, Dembélé (Arturo Vidal, min.
85) y Leo Messi.
Goles:
1-0, min. 9: Sarabia. 1-1, min.
41: Piqué. 1-2, min. 78: Dembelé.
Árbitro:
El extremeño
Gil Manzano. Mostró tarjetas
amarillas a Busquets, Ter Stegen y Lenglet, por los magrebíes del ahora noreste
español, y
a Franco Vázquez, Roque Mesa y Aleix Vidal, por el Sevilla.
Incidencias:
Partido
correspondiente a la final de la Supercopa de España disputado -por
vez primera a partido único- en el
Stade Ibn Battouta de
Tánger ante
40.000 espectadores entregados a la causa blaugrana. Terreno de
juego en regulares condiciones.
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