jueves, 3 de julio de 2025

De la autoamnistía al autogolpe

 


“La amnistía es constitucional, porque así lo han decidido los esbirros de Pedro Sánchez, a la cabeza una ciudadana de Iznalloz que recibió la Medalla de Oro de Andalucía de manos de un tal José Antonio de apellido Griñán”


No por esperada, en la acepción 2.2 del Diccionario de la RAE (falta, deficiencia o error), el último fallo del Tribunal Constitucional sobre la ley de amnistía, tras el particularmente obsceno de los ERE, constituye el torpedo definitivo en la línea de flotación del estado de convivencia que nos dimos los nacionales españoles con la Constitución de 1978. Y supone, ahora sí -mientras que los partidos de la oposición continúan soñando con el éxito de unas inmediatas y jubilosas elecciones generales y amagos de mociones de censura- no el comienzo de un régimen dictatorial al modo caribeño sino la constatación de que ya podemos presumir y disfrutar de él en su plenitud.

Por mucho que sigan repitiéndolo los sincronizados altavoces mediáticos y afines a la ya pletórica autocracia sanchista, la ley de autoamnistía -que los responsables políticos del golpe de estado catalán de 2017 entregaron en Suiza, negro sobre blanco y en papel timbrado del BOE, al correo recientemente encarcelado, Santos Cerdán, para atornillar a su número uno en el falcon- revalida la impudicia y obscenidad que anida no solo en el palacio presidencial, sino también en esa casi mitad de la población española que ha acogido con deleite en sus decadentes seseras la desigualdad como bien a proteger.

Hoy, todavía continúa diciendo el artículo 159 de nuestra carta magna que el Tribunal Constitucional se compone de 12 miembros nombrados por el Rey; de ellos, cuatro a propuesta del Congreso por mayoría de tres quintos de sus miembros; cuatro a propuesta del Senado, con idéntica mayoría; dos a propuesta del Gobierno, y dos a propuesta del Consejo General del Poder Judicial. Y, a resultas de ello, ésta es la docena de integrantes de un tribunal de garantías erigido en sala de apelación del Supremo por la voluntad del tirano en ejercicio que ejerce sus potestades con el nombre de Pedro II, heredero del conocido como El Cruel:

·        Cándido Conde-Pumpido Tourón

·        Inmaculada Montalbán Huertas

·        Ricardo Enríquez Sancho

·        María Luisa Balaguer Callejón

·        Ramón Sáez Valcárcel

·        Enrique Arnaldo Alcubilla

·        Concepción Espejel Jorquera

·        María Luisa Segoviano Astaburuaga

·        César Tolosa Tribiño

·        Juan Carlos Campo Moreno

·        Laura Díez Bueso

·        José María Macías Castaño

 

Los once primeros ya intervinieron en la referida Sentencia 99/2024, de 16 de julio de 2024, relativa al recurso de amparo promovido por Chaves, Zarrías, Vallejo, Rodríguez Román, Lozano, Griñán y Aguayo, salvando su conciencia y la dignidad de la nación solo cuatro de ellos, los magistrados Enríquez, Arnaldo, Espejel y Tolosa.

A ellos se ha sumado el último, Macías, que, por mor del destino, tomó posesión dos semanas después del Erepronunciamiento de Pumpido de julio pasado y que tampoco ha formado parte en esta bendición de la autoamnistía al haber sido recusado, conforme a ley, por haber participado en la elaboración de dos informes que cuestionaron en su día la ley de amnistía.

Aunque esté de basura hasta arriba, tampoco ha querido mancharse en esta ocasión Juan Carlos Campo, exministro socialista de Justicia, que -voluntariamente dicen- se ha apartado por haberse adelantado en el tiempo, interviniendo gozosamente en la tramitación de indultos vinculados al procés; gesto de legalidad, nobleza y bonhomía sobre el que se mostró incapaz de presumir con ocasión de la resolución de julio pasado en la que contribuyó a amparar a los que habían sido sus compañeros y jefes, Chaves entre ellos.

Sobre las andanzas y prioridades de los siete jinetes del apocalipsis patrio, incluido Campo, ya hubo ocasión de referirnos en este sitio hace casi un año.

Pero el nexo común de ambas sentencias se encuentra, sin duda alguna, en Inmaculada Montalbán, actual vicepresidente del Tribunal Constitucional, alma mater tanto de la ponencia del caso ERE como ésta de la autoamnistía que culmina en la práctica con un autogolpe al más puro estilo de papá Vladimir Ilʹich Lenin. Doña Inmaculada ya había mostrado su absoluto desprecio por la independencia de la ley, al no apartarse del primero de ellos cuando un tal Griñán -que había firmado el Decreto 47/2012 de 21 de febrero- le reconoció los méritos suficientes para hacerse acreedora a la Medalla de Andalucía, con todos los honores previstos en el Decreto 117/1985, de 5 de junio. No del todo satisfecha con ello, reincide ahora validando la autoamnistía para seguir retozando en el légamo de la infamia.


Inmaculada Montalbán, ya por entonces aplaudida por Griñán, tras recibir la Medalla de Andalucía en 2012. Febrero 2012. Foto: EFE

Con afán de completar su por entonces escaso currículum, ella misma acentuaba: “estuve unos años yendo a los pueblos a explicar a las mujeres que tenían derecho a denunciar y les explicábamos que la violencia dentro de la pareja no estaba permitida, que una mujer no estaba obligada a sufrir malos tratos o a recibir amenazas por el hecho de casarse. Pregunta: ¿Cuántos millones de andaluces tendrían derecho a tal distinción por un discurso tan rudimentario y al nivel de La Familia de la Tele que, además, queda incompleto al no extender tal derecho a las no casadas?

¿Cuáles son los fundamentos jurídicos que argumenta esta iznallocense para declarar que todos los delitos ocurridos en Cataluña entre el 1 de noviembre de 2011 y el 13 de noviembre de 2023 no existieron? Porque, justamente, ése es el resultado de la aplicación de la amnistía, a diferencia del indulto que supone un perdón de los actos delictivos. De manera que nada importan doce largos años de estragos, robos, malversaciones y estafas con escala en una declaración de independencia que acababa con la configuración política de la España moderna y culminaba con subsiguientes desafíos, hasta la última fecha contemplada en el marco temporal de la Ley Orgánica de amnistía.

En cuanto al propósito de la ley, la Inma de Iznalloz la considera una respuesta constitucionalmente válida a una situación excepcional ya que, a su entender, la amnistía busca disminuir la fractura social y política, promover la convivencia y contribuir a la normalización en Cataluña, fines que definen un “interés general” legítimo. Asimismo, con ella, la mayoría del tribunal dice abstenerse de valorar las motivaciones políticas del Gobierno para promulgar la ley. Tales argumentos han sido despedazados 20 días después por un tal Santos Cerdán en el Supremo, minutos antes de viajar a Soto del Real: “Negocié porque la amnistía era esencial para la investidura”, en román paladino: “compré con el dinero y la dignidad de todos el mandato del que ahora dice no reconocerme: su investidura a cambio de un golpe al Estado, su sillón  a cambio de impunidad”.

Ya en el plano jurídico, efectivamente, si bien la Constitución Española de 1978 no menciona la palabra amnistía, su presencia y efectos estuvieron muy presentes en los trabajos de la ponencia constitucional, sobre todo porque un año antes se aprobó la Ley 46/1977, de 15 de octubre, de Amnistía, considerada un acto de reconciliación nacional en el marco de la transición. Dicha ley supuso la exoneración penal y administrativa de los delitos políticos, de opinión y de rebelión cometidos antes del 15 de diciembre de 1976 y la liberación de presos políticos, así como la exoneración de funcionarios del régimen franquista en lo relativo a delitos cometidos por motivos políticos.

La ponencia constitucional, durante los debates, no se propuso introducir un artículo específico relativo a la amnistía. La decisión fue deliberada y consensuada, bajo la premisa de que la amnistía de 1977 cerraba una etapa excepcional del pasado. En cambio, sí se estableció en la Constitución un marco jurídico sobre el indulto (artículo 62.i): "Corresponde al Rey ejercer el derecho de gracia con arreglo a la ley, que no podrá autorizar indultos generales".

Para una mayoría de juristas, resultando claro que la Constitución Española de 1978 no prohíbe expresamente la amnistía, da pie a argumentar que, al no mencionarse y haberse agotado su función histórica con la ley de 1977, la amnistía carece de base jurídica en el ordenamiento postconstitucional, sobre todo teniendo en cuenta que sí regula el indulto como un derecho muy restringido, prohibiendo incluso los generales. Y expulsados del mundo del derecho estos, cuánto más ha de estarlo la amnistía que no implica la despenalización de los actos perdonados; al contrario, siguen siendo considerados como delitos, pero el Estado renuncia a perseguirlos y sancionarlos.

No obstante, otros sostienen que, al no estar explícitamente prohibida, el legislador ordinario podría establecer una nueva ley de amnistía -mucha atención- “siempre que respete los principios constitucionales, en especial los derechos fundamentales, la separación de poderes y la igualdad ante la ley” (artículos 1.1, 9.1 y 14 CE).

Pues bien, dice el 9.1: “Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”. Lógicamente, los condenados por el procés lo fueron por una Sentencia del Tribunal Supremo que acreditó el incumplimiento de numerosas leyes, entre ellas la propia Constitución. ¿Se respeta en este caso la separación de poderes?

Por su parte, establece el 14: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. ¿Se respeta asimismo la igualdad ante la ley? Resulta claro que los actores del desafío al Estado, con esta medida de gracia, han sido discriminados positivamente del resto de la nación, reconociéndole de facto que no son necesariamente españoles.

Pero la amnistía es constitucional, porque así lo han decidido los esbirros de Pedro Sánchez, a la cabeza una ciudadana de Iznalloz que recibió la Medalla de Oro de Andalucía de manos de un tal José Antonio de apellido Griñán. A ciencia cierta, algunos de sus paisanos tendrán la oportunidad de recordarle su indecencia este verano a orillas del río Cubillas.

domingo, 22 de junio de 2025

Llanto por Pedro Sánchez “Mejillas” (moteadas)

 


(Versión libre del llanto lorquiano, con la clemencia de don Federico)

 

A las cinco de la tarde.

Eran las cinco en punto de la tarde.

Una pregunta pactada y cómoda

a las cinco de la tarde.

Una ocurrencia del tal ya prevenida

a las cinco de la tarde.

“Son las cinco y no he comido”

a las cinco de la tarde.

 

El micro se llevó las emociones

a las cinco de la tarde.

El drama afloró en Maruja y en Ferreras

a las cinco de la tarde.

Ya lidian Pastor y Pedrojota

a las cinco de la tarde.

Y un muslo de pollo no rebañado

a las cinco de la tarde.

Comenzaron los sones del buche

a las cinco de la tarde.

La freidora callada

a las cinco de la tarde.

En el comedor camareros de silencio

a las cinco de la tarde.

¡El caudillo solo y Lopaís ardiendo en titulares!

a las cinco de la tarde.

Cuando el sudor famélico fue llegando

a las cinco de la tarde,

cuando la sala se llenó de desconcierto

a las cinco de la tarde,

el hambre puso huevos en la llaga

a las cinco de la tarde.

A las cinco de la tarde.

A las cinco en punto de la tarde.

 

Un rostro de pedernal es su cara

a las cinco de la tarde.

Preguntas y reproches aporrean en su oído

a las cinco de la tarde.

El íntegro ya sudaba por su frente

a las cinco de la tarde.

El cuarto se irisaba de hambre

a las cinco de la tarde.

A lo lejos ya vienen las togas

a las cinco de la tarde.

Azabache de tricornios y verdes guerreras

a las cinco de la tarde.

Los delitos quemaban como soles

a las cinco de la tarde,

y el gentío avanzaba a Ferraz

a las cinco de la tarde.

A las cinco de la tarde.

¡Ay qué terribles cinco de la tarde!

¡Eran las cinco en todos los relojes!

¡Eran las cinco en sombra de la tarde!

 

ADITAMENTO:

Ya no importaban Begoña ni sus viajes

a las cinco de la tarde.

Ni el hermano que da clases desde casa

a las cinco de la tarde.

Ni Santos Cerdán, tan discreto

a las cinco de la tarde.

Ni Ábalos, que se fue, pero no del todo

a las cinco de la tarde.

Ni Koldo, tan lenguaraz

a las cinco de la tarde.

Ni Chivite, llorando su desconsuelo

a las cinco de la tarde.

 

Mejillas moteadas, rostro afligido, alma gozosa.

Todo era secundario.

Porque eran

las cinco de la tarde

y er probe… no había comido.


martes, 17 de junio de 2025

El perdón y las dos caras de la mentira

 

16/06/25. Mi colaboración de ayer en Sevillainfo


 “Con semblante de resucitado, pómulos afilados, ojeras y orejas de contouring llevado al extremo, el temerario aprendiz de Maduro hizo su aparición 44 días después para decirnos en un ejercicio de cinismo sin límites ‘perdón, lo siento mucho, me he equivocado’”


En “Las dos caras de la verdad”, dirigida por Gregory Hoblit en 1996, Martin Vail (interpretado por Richard Gere), un ambicioso abogado de Chicago, se atreve con cualquier caso con tal de salir en la prensa.

En otro de sus brillantes papeles, el pasado jueves 12, festividad de San Onofre y con un día de adelanto, Antonio, el perpetuo presidente del Gobierno, quiso celebrar su onomástica de la mejor manera que sabe: chasqueándose de toda la nación, interpretando en esta ocasión “Las dos caras de la mentira” a propósito de las hazañas de tres de sus apoderados, Koldo, Ábalos y Cerdán, los últimos sucesivos secretarios de organización del PSOE.

Aprovechando el penúltimo caso de corrupción socialista dado a conocer por la UCO en su informe al Supremo 96/2025, el Richard Gere patrio se plantó en la casa de los chanchullos, la que viene okupando en el madrileño barrio de Argüelles, en Ferraz 70, para dirigirse a todos los españoles en el pleno convencimiento de que lo hacía en su calidad de presidente del Gobierno, cuando en realidad su actuación solo pudo concebirse como la de un ególatra acaudillando a los que -y no son pocos- se autoproclaman sanchistas, haciendo honor a la criminal tradición del partido.

Con semblante de resucitado, pómulos afilados, ojeras y orejas de contouring llevado al extremo, el temerario aprendiz de Maduro hizo su aparición 44 días después para decirnos en un ejercicio de cinismo sin límites “perdón, lo siento mucho, me he equivocado”; solo le faltó concluir, en sentido homenaje a los otrora hostigados elefantes, con un “no volverá ocurrir”. Mientras actuaba, su verdadero rostro se ocultaba al rebaño de pardillos que le sostiene “por miedo a la derecha”.

Acto seguido, la tropa de plañideras/os/es se mostró más que dispuesta, al excelso estilo del elenco de actores del María Guerrero, a gemir compungidamente entre pucheritos, a descubrirnos sus contritas caras, ésas que deberían reflejar el disgusto, la decepción y el desencanto por el corrupto proceder de su postrimero número dos del partido… porque de las correrías de su predecesor ya habían superado el luto.

De nada valió la desmedida puesta en escena del ya claramente número uno de la trama ni de sus adláteres. El responsable de sus nombramientos pretendió, enlosando su semblante de pedernal, que nos tragásemos eso de que él no sabía nada, que se había enterado esa misma mañana de que también era un corrupto su bienmandado Cerdán; sí, el mismo al que obligó a ir a casa de Ábalos para pedirle su dimisión, el mismo que se trajo de Suiza el beneplácito de Puigdemont para sostenerle en el poder, el mismo que negoció con el prófugo los términos de una ley de amnistía para ser amnistiado y que será declarada en estos días absolutamente constitucional por un tribunal de garantías plagado de agradaores y agradecidos al líder.

Desconoce la responsabilidad política: “esto no va de mí, ni del partido socialista…”. Como medidas destacadas propone -¡ojo, rebaño!-, no una cuestión de confianza que sus socios de investidura le han negado para no señalarse, no; sus dos grandes propuestas se reducen a una auditoría externa del partido y a un cambio en la ejecutiva. Dos ideas, ya que cualquiera le vale como consejero: la primera podría encargársela a la “UTE Santos y José Luis, Auditores y Consultores Progresistas”. Para la segunda, ¡quién mejor que Koldo para ocupar la plaza vacante y así seguir desatascando las cañerías de la inmundicia que inunda la sede socialista!

Ni una palabra sobre su culpa, ni siquiera la del que se ha mostrado incapaz de nombrar sus manos derechas, con perdón, a dos salteadores de caminos en “el” partido y a uno de ellos, además, ministro en el departamento con mayor presupuesto para licitaciones de obra pública. Cuestión ésta fundamental, pues la instrucción, que no ha hecho sino comenzar, se extenderá con total seguridad a los responsables políticos y a los funcionarios de las mesas de contratación del antiguo Ministerio de Fomento, ahora renombrado pomposamente Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y más conocido por Me lo Llevo y pa la Saca. Aún hoy, las casi 500 páginas del antepenúltimo informe de la UCO siguen siendo destripadas y descifradas por un ejército de ávidos leedores de los ámbitos judicial y periodístico y que no logran superar el estupor que le producen algunas de las golfadas socialistas transcritas cuando ya están inmersos en la siguiente.

Se ha limitado a pedir perdón quien decía que “por la corrupción no se pide perdón, se dimite”. Y ahora sí, banda de desahogados: ¿quién le va a pedir perdón a la UCO? ¿Leire?

lunes, 2 de junio de 2025

Aforando que es gerundio

 



02/06/25. Mi colaboración de hoy en Sevillainfo

 “Pareciera que el legislador acababa de presenciar la actuación de Gallardo, perdón de Sánchez, cuando se puso a redactar el tipo penal de la prevaricación”


El gerundio, junto a los verbos en infinitivo y en participio pasado, es la forma impersonal de un verbo e indica que la acción está pasando, realizando o llevando a cabo en esos instantes.

Viene a cuento esta introducción académica a propósito de la golfada que se está llevando a cabo en Extremadura para, dificultando la acción de la justicia, tratar de blindar al ejecutor de las órdenes -“¡que coloques a mi hermano, c…!”- dimanantes de La Moncloa, un tal Miguel Ángel Gallardo, hasta ahora presidente de la Diputación de Badajoz y ahora por la Asamblea de Extremadura como diputado autonómico por designación real, perdón autonómica, perdón sanchista.

El pasado jueves, mediante Auto de 22 de mayo, la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Badajoz rechazó un recurso de David, el “hermanísimo”, sobre otro anterior, que venía a confirmar la apertura de juicio en su contra. Con ser trascendente lo antepuesto, no lo es menos la reflexión con el que la jueza comenzaba el mismo: “sorprende a esta instructora, acostumbrada a resolver recursos contra Autos de Procedimiento Abreviado desde hace muchos años, el tono y contenido de los interpuestos en la presente causa, más propios de los recursos contra las sentencias condenatorias, pues parece olvidarse por los intervinientes, que nos encontramos en la fase de instrucción del procedimiento, donde se practican diligencias de investigación con la finalidad de determinar la existencia de indicios de criminalidad”. Así, de inicio, esta magistrada “de provincias” muestra su asombro ante un recurso que, más que defender al investigado de irregularidades en la creación y adjudicación del puesto de Coordinador de Actividades de los Conservatorios y de tratar de demostrar la legalidad de su nombramiento y de que, efectivamente, el elegido cumplió con sus responsabilidades laborales, se dedicaba a cuestionar la validez de las actuaciones judiciales, alegando, incluso, supuestas vulneraciones procesales y falta de competencia de algunos de los investigadores. Resumiendo, lawfare y jueces fachas a tutiplén.

Trato de razonar jurídicamente el flagrante caso de corrupción que pretende, no Gallardo, sino el mismo sujeto que, sin miramientos e importándole una higa, le empotró a su hermano. Ayer mismo el pobre hombre -¡no lo duden, con éxito asegurado!- trataba de convencer en rueda de prensa a su nutrida concurrencia, afirmando que no depende de él su aforamiento y que se trata de una condición a la que no puede renunciar, al tiempo que dice haber propuesto al PP modificar el Estatuto de Autonomía de Extremadura para eliminar dicha figura y poder así demostrar que su condición de aforado no es una estrategia tras su procesamiento en la causa contra David Sánchez. O sea, “que to ha sío una casolidá”.

De primeras, cabría discernir si el tal Gallardo al ejercer su derecho a aforarse no está limitando, incluso defraudando, el derecho al voto de los pacenses que en las últimas elecciones autonómicas eligieron la papeleta del PSOE-E en la que aparecía este sujeto en el puesto 23 de una lista que obtuvo el respaldo solo para sus 16 primeros integrantes; además de embestir contra otro derecho cuasi personalísimo como es el derecho al honor (si lo tuvieran) del repóquer de directamente damnificados por la decisión sanchista, remacho, que no gallardista.

Y es que el ejercicio de su derecho al aforamiento -tras un corrimiento anterior de los puestos 17 y 18 en la lista, uno de ellos a propósito de Guillermo Fernández Vara que acabó reaforado en el Senado- ha conllevado el siguiente efecto dominó nunca visto:

1)    Cese de una diputada, Maricruz Rodríguez Vegazo, para hacerle hueco en la Asamblea de Extremadura al imputado y/o procesado (más adelante veremos esto *). Este hecho ya se produjo el pasado día 20.

2)    Renuncia del candidato número 19 de la lista, Pedro Blas Vadillo, a tomar el acta de diputado, previo llamamiento.

3)    Renuncia de la candidata número 20 de la lista, Virginia Borrallo, a tomar el acta de diputada previo llamamiento.

4)    Renuncia del candidato número 21 de la lista, Juan Francisco Ceballos, a tomar el acta de diputado previo llamamiento.

5)    Renuncia de la candidata número 22 de la lista, María Dolores Fernández, a tomar el acta de diputada previo llamamiento.

En los cuatro últimos casos -para hacerlas efectivas, deberían haber sido llamados, a partir del cese de la pobre Maricruz, en el orden descrito, por la Junta Electoral- se ha optado por una solución tan estrafalaria como chapucera, además de liberticida, materializando todos juntitos su renuncia en un acta notarial presentado ante dicha Junta Electoral el mismo día. Aseguran sin rubor, que “para hacer el trámite lo más ágil posible y como no hay problemas por parte de los compañeros, se ha dado ese paso”. Lo que evidencia -si no el pucherazo- el perolazo a sus votantes en forma de abuso de derecho y de desviación de poder.

Al respecto del primero, el artículo 7.1 del Código Civil exige que “los derechos deberán ejercitarse conforme a las exigencias de la buena fe. Y el 7.2 dispone que la ley no ampara el abuso del derecho o el ejercicio antisocial del mismo. Todo acto u omisión que por la intención de su autor, por su objeto o por las circunstancias en que se realice sobrepase manifiestamente los límites normales del ejercicio de un derecho, con daño para tercero, dará lugar a la correspondiente indemnización y a la adopción de las medidas judiciales o administrativas que impidan la persistencia en el abuso”. Solo falta conocer el importe de la indemnización a los despachados y las medidas adoptadas…

En relación al segundo, en el Código Penal no existe una referencia explícita sobre la desviación de poder, pero el delito de prevaricación del 404 sí se relaciona con aquélla cuando la autoridad o el funcionario público utilizan su poder para fines no legítimos. Pareciera que el legislador acababa de presenciar la actuación en directo de Gallardo, perdón de Sánchez, cuando se puso a redactar el referido tipo penal.

Por último, tal y como se adelantaba en el punto 1*), aún hoy cabe preguntarse si Gallardo ya es, además de imputado, procesado, al persistir dudas legales sobre si ya era legalmente diputado el miércoles 20, y por tanto aforado, cuando la juez Biedma, dictó el 21 el definitivo auto de procesamiento.

Como prueba no legal pero significativa basta visitar todavía hoy la web de la Asamblea de Extremadura para confirmar que la que tuvo que dimitir, ¡ay mi Maricruz!, efectivamente lo hizo y causó baja, lo que, por otra parte, ha originado otro escándalo en las entrañas socialistas que da para varias telenovelas: la promesa del cargo de Subdelegada del Gobierno en Badajoz a la despojada y bienmandá, finalmente burlada por el propio Delegado del Gobierno que, al día de hoy, no ha dado su brazo a torcer y mantiene en el cargo a su favorita.


Contrariamente, quien dice ser diputado desde el día 20, aún no aparece de alta como componente de la asamblea legislativa.


La Mesa de la cámara tendrá algo que decir, al tratarse de la primera vez que se produce un aforamiento preventivo, pues si bien el artículo 15.2 de su reglamento establece que los derechos y prerrogativas serán efectivos desde el momento mismo en que el diputado sea proclamado electo, el artículo 15.1 establece que el diputado proclamado electo adquirirá la condición plena de diputado por el cumplimiento conjunto de los siguientes requisitos: 1.º Presentar la credencial expedida por el correspondiente órgano de la Administración electoral; 2.º Cumplimentar su declaración a efectos de incompatibilidades; 3.º Efectuar declaración de bienes, intereses y actividades y presentar copia de su declaración del impuesto sobre la renta de las personas físicas y del impuesto del patrimonio; 4.º Por prestar en la primera sesión del Pleno a la que asista la promesa o el juramento de acatar la Constitución y el Estatuto de Autonomía de Extremadura.

Comparando, que también es gerundio: ninguna persona tiene el privilegio del aforamiento en Alemania, Reino Unido o EEUU, o solo el presidente de la República en el caso de Italia, o, a lo sumo, los miembros del Gobierno, caso de Francia, Dinamarca o Bélgica. En España, unos diez mil gozan de él, pero alguien hizo una promesa: “Este viernes llevaremos al Consejo de Ministros la reforma de la Constitución sobre los aforamientos. Debemos atender la demandas [sic] de la sociedad española, que lleva años exigiendo ejemplaridad e igualdad entre la ciudadanía y sus representantes políticos”. ¿Quién dijo esto y, naturalmente, lo incumplió?: Exacto: Pedro Sánchez, en septiembre de 2018. Sus fanáticos incondicionales entonces le aplaudieron y, después, decepcionados, le ovacionaron.

"Cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras".

martes, 29 de abril de 2025

Una cifra oculta: 150.354



28/04/25. Mi colaboración de ayer en Sevillainfo

“Imaginemos por un instante a un gobierno del PP, apoyado por VOX, haciendo pública o, mejor, encubriendo una cifra como ésta. ¿Cuántos al día de hoy habrían sido linchados en las calles?”

 
Entre las decenas de definiciones para el término numerología, quedémonos, por aquello de estar a la última, con la que ofrece la inteligencia artificial (IA): “Es una práctica que busca relacionar los números con las vibraciones de los seres vivos y el universo. Se basa en la idea de que cada número tiene una energía única y un significado que puede influir en las personas y objetos”. Quedan así superadas las dos acepciones de la RAE: 1. Práctica supuestamente adivinatoria a través de los números. 2. Estudio del significado oculto de los números.

Es costumbre imperecedera de la izquierda española poner números a las tragedias en la búsqueda desesperada y cuasi criminal de encontrar -necesaria y forzadamente- responsables de las mismas, con el sublime afán -¡nada de desvelar la verdad!- de deslegitimar al gobierno antagonista de turno.

Sin cifras por entonces que llevarse a la boca, la opereta se ensayó en noviembre 2002, a raíz de la decisión del gobierno de Aznar de alejar de la costa al Prestige, un petrolero cargado con 77.000 toneladas de fuel que se había dañado durante una tormenta días antes frente a las costas de Portugal. En la retirada mar adentro el casco acabó por romperse, resultando contaminadas las costas españolas, especialmente las gallegas. La decisión contraria consistía en remolcar al petrolero a puerto y “rezar rosarios en bucle” para que el buque resistiera. De todas formas, ¿tenemos claro que, hicieran lo que hicieran, la idea era que el tigre devorara al ejecutivo?

El guarismo 62 estrenó el teatrillo (2003), convirtiendo en ópera bufa lo que fue un drama para España y para su ejército con el accidente en suelo turco del Yak 42 que traía de vuelta a casa a sesenta y dos militares, tras cuatro meses y medio de misión internacional en Afganistán y Kirguistán. Los doce tripulantes ucranianos y el ciudadano bielorruso que igualmente fallecieron en el accidente, haciendo un total de 75, no suman en esta ocasión; seguramente algo tendrá que ver que no provinieran de nuestra añorada Moscú. Sí, Aznar seguía siendo presidente del gobierno.

Con el 193 agasajaron el mayor atentado terrorista en suelo europeo (2004), que dio comienzo a la era “todo vale para perpetuarnos” que inauguró el inefable Zapatero y que va a rematar exitosamente Sánchez. Rajoy era candidato en unas elecciones que se celebrarían tres días después con todas las encuestas a su favor y Aznar presidente del gobierno en retirada.

El 43 fue enarbolado para sacar provecho político de otro accidente, el del metro de Valencia (2006) cuando gobernaba la Generalidad -no titubeen- el Partido Popular. Exactamente, ése fue el número de fallecidos.

Siete años después (2013), otro accidente ferroviario sirvió para ondear nuevas cifras: 80 personas murieron en el accidente de un tren Alvia en las cercanías de Santiago de Compostela. Rajoy presidía por entonces un consejo de ministros que no fue, precisamente, el que licitó las obras del AVE-Light a Galicia, ¿verdad, ZP, verdad, Pepiño Blanco?

Más recientemente (2020), incluso haciendo uso de merchandising en camisetas y objetos de recuerdo, el 7.291 sirvió y continúa valiendo a esta trupe canallesca para acusar de asesinato múltiple a la presidenta popular de la Comunidad de Madrid por lo que, pomposamente, han apodado “protocolo de la muerte” en las residencias de mayores, con ocasión de la pandemia producida por el COVID-19.

En diciembre de 2023, frente a las costas portuguesas de Viana do Castelo, un carguero liberiano perdió varios contenedores, entre ellos, uno que contenía 26 toneladas de pellets que, al albur de las corrientes marinas, trasladaron una ínfima parte a las costas de Galicia y del Mar Cantábrico. En esta ocasión no se hizo uso de la numerología, si bien pudieran haber considerado el “1” a raíz de la imagen de la vicepresidenta -podemita, por entonces- depositando en un colador lo que se supone una partícula de microplástico y que no sirvió para sonrojar un ápice ni a ella ni a sus partidarios.

El 224 -nunca digas el último- es el antepenúltimo guarismo usado por la misma banda de sotas (y sotos) para responsabilizar criminalmente al presidente de la Generalidad Valenciana tras las inundaciones del pasado 29 de octubre provocada principalmente por la riada del Barranco del Poyo, sobre la que, hasta la fecha, se persigue penalmente a ex miembros del gobierno autonómico mientras se corre un tupido velo sobre las responsabilidades del ministro del interior y de la delegada del gobierno, obligados por la ley a una actuación urgente que prefirieron obviar.

Este rosario de antecedentes da pié a preguntarse cuántas, finalmente, habrían sido las víctimas que el Covid-19 sembró sobre la nación y que, naturalmente, incluirían los siete millares largos de mártires de Ayuso. Comencemos por el final: ¡Nadie lo sabe!, tampoco la gente que se aprende de memoria los números anteriores pero son incapaces de dar una cifra para los muertos por la terrible pandemia.

El Covid-19, sí, esa calamidad pública que será recordada por “España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado” [sic], en palabras del lúgubre Coordinador de Emergencias de Sanidad, seguida de la celebración en masa de un 8M infame a la que el gobierno en pleno invitó, incluidos los llamamientos de la vicepresidenta Carmen Calvo: “hay que ir porque nos va la vida”. Todo ello justo seis días antes de declarar el estado de alarma en consejo de ministros con la contagiada presencia de esta última, horas antes de debatirse, efectivamente, entre la vida y la muerte… en la Clínica Ruber. Lo de la sanidad pública… para la plebe.

En la búsqueda de tan ingrata información, televisiones, medios escritos, publicaciones más o menos serias, coincidían en algo: ninguno ofrecía un resultado análogo, siquiera parecido.

Qué mejor entonces que ir a la fuente de datos, al INE, organismo cuya sitio web la única información que sigue ofreciendo al día de hoy es el de fallecimientos entre los meses de enero y mayo de 2020: sobre un total de 231.014 difuntos en España durante esos cinco meses, murieron por la infección 32.652 y otros 13.032 como sospechosos de ella, es decir casi el 20%.

Ya a finales de 2021, el INE publicó un informe en el que detallaba las defunciones según la causa de muerte correspondiente a 2020: con el Covid-19 diagnosticado 60.358 personas más otras 14.481 con sospecha de ello por tener síntomas compatibles con la enfermedad. En total, 74.839 muertos por coronavirus, lo que suponen 24.002 más de los notificados por el Ministerio de Sanidad durante el mismo periodo.

En 2021, según un nuevo informe publicado un año después, fallecieron 39.444 personas por esta causa. Además, los médicos certificaron 3.818 defunciones por síntomas compatibles con la enfermedad.

Para 2022 los datos publicados, mucho más exiguos, indican que fallecieron 31.559 diagnosticados, sin referencia alguna a los exitus habidos por sospecha la enfermedad.

Y ahí finaliza la serie porque desde entonces parece que ya no muere nadie por este motivo. Sumemos pues los datos anteriores: 149.660 españoles, registrados por el INE, han fallecido en España por causa del Covid-19, guarismos a los que el programa “La pandemia que paró el mundo” de La 2 y que sirvió para poner en la diana a Isabel Díaz Ayuso, sumó otros 694 que habrá obtenido seguramente de la libreta secreta de Fernando Simón. En total: 150.354 personas.

Imaginemos por un instante a un gobierno del PP, apoyado por VOX, haciendo pública o, mejor, encubriendo una cifra como ésta. ¿Cuántos al día de hoy habrían sido linchados en las calles?

No, no todos somos iguales, al menos para usar series de dígitos como puñales. No se concibe a una persona razonable enfundada en un producto de promoción comercial como el de la foto de cabecera, quizá, simplemente sea, porque, contrariamente a la opinión de la IA, los números carecen de energía y no se idearon hace aproximadamente 90 siglos para influir en las personas, ni tan siquiera para contar el número de majaderos por metro cuadrado que habita el planeta.