16/06/25. Mi colaboración de ayer
en Sevillainfo
“Con semblante de resucitado, pómulos
afilados, ojeras y orejas de contouring llevado al extremo, el temerario
aprendiz de Maduro hizo su aparición 44 días después para decirnos en un
ejercicio de cinismo sin límites ‘perdón, lo siento mucho, me he equivocado’”
En “Las dos caras de la verdad”, dirigida por
Gregory Hoblit en 1996, Martin Vail (interpretado por Richard Gere), un
ambicioso abogado de Chicago, se atreve con cualquier caso con tal de salir en
la prensa.
En otro de sus brillantes papeles, el
pasado jueves 12, festividad de San Onofre y con un día de adelanto, Antonio,
el perpetuo presidente del Gobierno, quiso celebrar su onomástica de la
mejor manera que sabe: chasqueándose de toda la nación, interpretando en esta
ocasión “Las dos caras de la mentira” a propósito de las hazañas de tres de sus
apoderados, Koldo, Ábalos y Cerdán, los últimos sucesivos secretarios de
organización del PSOE.
Aprovechando el penúltimo caso de corrupción
socialista dado a conocer por la UCO en su informe al Supremo 96/2025, el
Richard Gere patrio se plantó en la casa de los chanchullos, la que viene
okupando en el madrileño barrio de Argüelles, en Ferraz 70, para dirigirse a
todos los españoles en el pleno convencimiento de que lo hacía en su calidad de
presidente del Gobierno, cuando en realidad su actuación solo pudo concebirse
como la de un ególatra acaudillando a los que -y no son pocos- se autoproclaman
sanchistas, haciendo honor a la criminal tradición del partido.
Con semblante de resucitado, pómulos
afilados, ojeras y orejas de contouring llevado al extremo, el temerario
aprendiz de Maduro hizo su aparición 44 días después para decirnos en un
ejercicio de cinismo sin límites “perdón, lo siento mucho, me he equivocado”; solo
le faltó concluir, en sentido homenaje a los otrora hostigados elefantes, con
un “no volverá ocurrir”. Mientras actuaba, su verdadero rostro se ocultaba al
rebaño de pardillos que le sostiene “por miedo a la derecha”.
Acto seguido, la tropa de plañideras/os/es se
mostró más que dispuesta, al excelso estilo del elenco de actores del María
Guerrero, a gemir compungidamente entre pucheritos, a descubrirnos sus
contritas caras, ésas que deberían reflejar el disgusto, la decepción y el
desencanto por el corrupto proceder de su postrimero número dos del partido…
porque de las correrías de su predecesor ya habían superado el luto.
De nada valió la desmedida puesta en escena
del ya claramente número uno de la trama ni de sus adláteres. El responsable de
sus nombramientos pretendió, enlosando su semblante de pedernal, que nos
tragásemos eso de que él no sabía nada, que se había enterado esa
misma mañana de que también era un corrupto su bienmandado Cerdán; sí, el mismo
al que obligó a ir a casa de Ábalos para pedirle su dimisión, el mismo que se
trajo de Suiza el beneplácito de Puigdemont para sostenerle en el poder, el mismo
que negoció con el prófugo los términos de una ley de amnistía para ser
amnistiado y que será declarada en estos días absolutamente
constitucional por un tribunal de garantías plagado de agradaores y
agradecidos al líder.
Desconoce
la responsabilidad política: “esto no va de mí, ni del partido socialista…”. Como
medidas destacadas propone -¡ojo, rebaño!-, no una cuestión de confianza que
sus socios de investidura le han negado para no señalarse, no; sus dos grandes propuestas
se reducen a una auditoría externa del partido y a un cambio en la ejecutiva. Dos
ideas, ya que cualquiera le vale como consejero: la primera podría encargársela
a la “UTE Santos y José Luis, Auditores y Consultores Progresistas”. Para la
segunda, ¡quién mejor que Koldo para ocupar la plaza vacante y así seguir desatascando
las cañerías de la inmundicia que inunda la sede socialista!
Ni una palabra sobre su culpa, ni siquiera la
del que se ha mostrado incapaz de nombrar sus manos derechas, con perdón, a dos
salteadores de caminos en “el” partido y a uno de ellos, además, ministro en el
departamento con mayor presupuesto para licitaciones de obra pública. Cuestión
ésta fundamental, pues la instrucción, que no ha hecho sino comenzar, se
extenderá con total seguridad a los responsables políticos y a los funcionarios
de las mesas de contratación del antiguo Ministerio de Fomento, ahora renombrado
pomposamente Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y más
conocido por Me lo Llevo y pa la Saca. Aún hoy, las casi 500 páginas del
antepenúltimo informe de la UCO siguen siendo destripadas y descifradas por un
ejército de ávidos leedores de los ámbitos judicial y periodístico y que no
logran superar el estupor que le producen algunas de las golfadas
socialistas transcritas cuando ya están inmersos en la siguiente.
Se ha limitado a pedir perdón quien decía que “por la corrupción no se pide perdón, se dimite”. Y ahora sí, banda de desahogados: ¿quién le va a pedir perdón a la UCO? ¿Leire?