06/01/25. Mi colaboración de ayer en Sevillainfo
Magníficos discípulos tuvo Cánovas en los socialistas de los pasados años treinta, las mismas ubres de las que han venido amamantándose los dirigentes del régimen andaluz ora en el ostracismo pero absolutamente dispuestos a volver por sus fueros
Se celebra hoy en el orbe católico la festividad
de la Epifanía, en conmemoración de
la Adoración de los Reyes Magos. Sin embargo, es la primera acepción del
Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) la que, siquiera de soslayo, hoy
nos interesa y que define a la epifanía
como manifestación o aparición. El vocablo -dicen los
lingüistas- procede del griego epipháneia,
compuesto por el prefijo epi (“por encima”) y por el
verbo phaínein, que puede traducirse como “mostrarse” o “aparecer”.
Dicha palabra ha sido relacionada siempre con apariciones místicas
o sobrenaturales y ello ha sido consecuencia de que se le haya vinculado con la
manifestación de algo externo y
ajeno a las personas, es decir de seres superiores.
Acierto pleno: en este caso y aparcando transitoriamente
las comparecencias en el Tribunal Supremo del anterior número dos del PSOE y de sus compinches, en la semana
previa a la Epifanía se ha manifestado, o ha vuelto a aparecer, en todo su esplendor la epifanía de la corrupción socialista en su
versión marichu, con la Reconquista de Jaén como ha dado en
llamar -otra vez sin sonrojo aparente- al millonario mangazo a la alcaldía de la
capital del Santo Reino. “¿Ejto cuánto éh?,
que yo lo pago”.
Jaén es, entre todos los municipios mayores de
20.000 habitantes, el que soporta un mayor débito per cápita, que asciende a
4.892 euros por empadronado, según datos del propio Ministerio de Hacienda y
Función Pública. Las arcas municipales superan al día de hoy los 600 millones
de euros de deuda, en gran parte generada por el gobierno socialista de Julio
Millán, falso denunciante de un caso de compra de votos del PP y, por tanto,
con méritos más que acreditados para
ser recolocado de nuevo como alcalde.
Dice el aforismo que quien puede lo mucho puede lo
poco: si este gobierno de pésimos gestores y reconocidos traidores, por
un colchón en La Moncloa, no ha dudado, además de causar otros estragos, en
condonar a Cataluña una deuda de alrededor de 80.000 millones de euros, qué representa
esa calderilla de 600 que,
comparativamente, apenas supone el 0,75% de lo sustraído a todos los españoles
con destino a la Ciudad Condal y alrededores.
Y es que el pacto no ha sido cosa de provincias:
La vicesecretaria general del PSOE, vicepresidenta primera del Gobierno y Ministra
de Hacienda, ha estado en primer plano de las negociaciones que, moción de
censura mediante, han desalojado al alcalde popular al que, por otra parte,
nunca aceptó recibir. Y lo ha hecho no solo como digna heredera de Ávalos en el PSOE como número dos, sino también
en su calidad de ama del calabozo presupuestario del Estado, dispuesta a apoquinar,
con el dinero de todos, la deuda que ha venido amontonando la entidad local. Al
menos, eso es lo que dicen haberse
tragado los dirigentes de Jaén Merece
Más, los mismos que afirmaron en diciembre, aunque ahora no recuerden el
chantaje: “Hemos firmado un pacto con
el PSOE a nivel nacional, con María Jesús Montero, y que incluye
la situación financiera y la deuda del Ayuntamiento.
El PSOE tiene que arrimar el hombro”.
Se evidencia una vez más que estas soluciones cortoplacistas
(dinero a cambio de votos) no son lo
mejor para España, aunque sí lo excelente para el gobierno y para el PSOE.
Si, como dicen, condonar la deuda al mayor deudor es un asunto de justicia, estaría
bien explicar porqué no lo hicieron antes ahorrándose una moción de censura que
apesta a chanchulla. Si tan justa es la decisión, ¿por qué no se hace lo propio
con otras entidades locales en muy parecidas circunstancias?
Por el contrario -¡asco de liberalismo!- sigue
habiendo gente que piensa que perdonar la deuda al moroso, aún siendo un mandamiento
cristiano (“Y perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores…”. San Mateo 6:12-15),
resulta más indigno que justo cuando la orden proviene de la decadente clase
política. Así, premiar al deudor a cambio de poder -sin antes poner en claro cómo
se ha usado el dinero público y quiénes han consentido el derroche- no es solo una
nítida invitación a seguir despilfarrándolo, más bien se parece a un acto de
villanía pensado y ejecutado en las inmediaciones de Palermo. (“Y perdónanos nuestras deudas, como
también nosotros entregamos la vara de mando a nuestros perdonadores… ”. Jaén
Merece Más 2-1-25).
Tales comportamientos vuelven a redescubrir que el
caciquismo, como armazón de relaciones
clientelares que definieron la Restauración y en las que se basó el fraude de
las elecciones, nunca desapareció: magníficos discípulos tuvo Cánovas en los
socialistas de los pasados años treinta, las mismas ubres de las que han venido
amamantándose los dirigentes del régimen
andaluz ora en el ostracismo pero absolutamente dispuestos a volver por sus fueros.
A base de granujerías como éstas, Gavilán Montero ya sobrevuela el nido
de la calle San Vicente en el que reposa, aún confiado y haciéndole el trabajo
sucio a Ferraz de forma pusilánime y vergonzosa, un Paloma Espadas que cuenta los días con los dedos de las manos para
su desahucio express.
Mientras tanto… ¡toc, toc!, ¿hay alguien en San
Fernando?