martes, 7 de enero de 2025

Jaén, epifanía de la corrupción socialista

 


06/01/25. Mi colaboración de ayer en Sevillainfo

Magníficos discípulos tuvo Cánovas en los socialistas de los pasados años treinta, las mismas ubres de las que han venido amamantándose los dirigentes del régimen andaluz ora en el ostracismo pero absolutamente dispuestos a volver por sus fueros

Se celebra hoy en el orbe católico la festividad de la Epifanía, en conmemoración de la Adoración de los Reyes Magos. Sin embargo, es la primera acepción del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) la que, siquiera de soslayo, hoy nos interesa y que define a la epifanía como manifestación o aparición. El vocablo -dicen los lingüistas- procede del griego epipháneia, compuesto por el prefijo epi (“por encima”) y por el verbo phaínein, que puede traducirse como “mostrarse” o “aparecer”.

Dicha palabra ha sido relacionada siempre con apariciones místicas o sobrenaturales y ello ha sido consecuencia de que se le haya vinculado con la manifestación de algo externo y ajeno a las personas, es decir de seres superiores.

Acierto pleno: en este caso y aparcando transitoriamente las comparecencias en el Tribunal Supremo del anterior número dos del PSOE y de sus compinches, en la semana previa a la Epifanía se ha manifestado, o ha vuelto a aparecer, en todo su esplendor la epifanía de la corrupción socialista en su versión marichu, con la Reconquista de Jaén como ha dado en llamar -otra vez sin sonrojo aparente- al millonario mangazo a la alcaldía de la capital del Santo Reino. “¿Ejto cuánto éh?, que yo lo pago”.

Jaén es, entre todos los municipios mayores de 20.000 habitantes, el que soporta un mayor débito per cápita, que asciende a 4.892 euros por empadronado, según datos del propio Ministerio de Hacienda y Función Pública. Las arcas municipales superan al día de hoy los 600 millones de euros de deuda, en gran parte generada por el gobierno socialista de Julio Millán, falso denunciante de un caso de compra de votos del PP y, por tanto, con méritos más que acreditados para ser recolocado de nuevo como alcalde.

Dice el aforismo que quien puede lo mucho puede lo poco: si este gobierno de pésimos gestores y reconocidos traidores, por un colchón en La Moncloa, no ha dudado, además de causar otros estragos, en condonar a Cataluña una deuda de alrededor de 80.000 millones de euros, qué representa esa calderilla de 600 que, comparativamente, apenas supone el 0,75% de lo sustraído a todos los españoles con destino a la Ciudad Condal y alrededores.

Y es que el pacto no ha sido cosa de provincias: La vicesecretaria general del PSOE, vicepresidenta primera del Gobierno y Ministra de Hacienda, ha estado en primer plano de las negociaciones que, moción de censura mediante, han desalojado al alcalde popular al que, por otra parte, nunca aceptó recibir. Y lo ha hecho no solo como digna heredera de Ávalos en el PSOE como número dos, sino también en su calidad de ama del calabozo presupuestario del Estado, dispuesta a apoquinar, con el dinero de todos, la deuda que ha venido amontonando la entidad local. Al menos, eso es lo que dicen haberse tragado los dirigentes de Jaén Merece Más, los mismos que afirmaron en diciembre, aunque ahora no recuerden el chantaje: “Hemos firmado un pacto con el PSOE a nivel nacional, con María Jesús Montero, y que incluye la situación financiera y la deuda del Ayuntamiento. El PSOE tiene que arrimar el hombro”.

Se evidencia una vez más que estas soluciones cortoplacistas (dinero a cambio de votos) no son lo mejor para España, aunque sí lo excelente para el gobierno y para el PSOE. Si, como dicen, condonar la deuda al mayor deudor es un asunto de justicia, estaría bien explicar porqué no lo hicieron antes ahorrándose una moción de censura que apesta a chanchulla. Si tan justa es la decisión, ¿por qué no se hace lo propio con otras entidades locales en muy parecidas circunstancias?

Por el contrario -¡asco de liberalismo!- sigue habiendo gente que piensa que perdonar la deuda al moroso, aún siendo un mandamiento cristiano (“Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores…”. San Mateo 6:12-15), resulta más indigno que justo cuando la orden proviene de la decadente clase política. Así, premiar al deudor a cambio de poder -sin antes poner en claro cómo se ha usado el dinero público y quiénes han consentido el derroche- no es solo una nítida invitación a seguir despilfarrándolo, más bien se parece a un acto de villanía pensado y ejecutado en las inmediaciones de Palermo. (“Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros entregamos la vara de mando a nuestros perdonadores… ”. Jaén Merece Más 2-1-25).

Tales comportamientos vuelven a redescubrir que el caciquismo, como armazón de relaciones clientelares que definieron la Restauración y en las que se basó el fraude de las elecciones, nunca desapareció: magníficos discípulos tuvo Cánovas en los socialistas de los pasados años treinta, las mismas ubres de las que han venido amamantándose los dirigentes del régimen andaluz ora en el ostracismo pero absolutamente dispuestos a volver por sus fueros.

A base de granujerías como éstas, Gavilán Montero ya sobrevuela el nido de la calle San Vicente en el que reposa, aún confiado y haciéndole el trabajo sucio a Ferraz de forma pusilánime y vergonzosa, un Paloma Espadas que cuenta los días con los dedos de las manos para su desahucio express.

Mientras tanto… ¡toc, toc!, ¿hay alguien en San Fernando?