lunes, 23 de octubre de 2017

Nos toma por imbéciles: ¡Berizzo, vete ya!


Si, tras las definitivas y horripilantes puestas en escena de Bilbao, Moscú y Valencia, no lo teníamos claro, va hoy el técnico y se deja caer con una máxima que hace aguas por todos lados: "Tres partidos para recuperarnos de una semana mala". ¿Tres partidos? ¡Falso de toda falsedad! El Sevilla no ha hecho un solo partido digno en la vigente temporada. Nueve encuentros de Liga donde solo ha sido superior al Málaga y cinco de UEFA Champions League donde solo los eslovenos del Maribor parecieron (y digo bien, parecieron) inferiores.
"El de mañana es un partido muy importante. Son tres partidos para recuperarnos de una semana mala. Esperamos esta semana recuperar los puntos perdidos. Esta semana tiene que ser mucho mejor tras una semana mala. La semana ha sido mala, no un drama. Perder es algo no deseado y necesitamos victorias. En Mestalla hubo una buena primera parte, pero luego fuimos superados por los atacantes rivales. En los últimos minutos el resultado se abulta. El responsable soy yo, siempre que hay problemas soy yo el responsable. Hay que trabajar para que eso no vuelva a suceder". Cierto, aunque no el único culpable, el responsable sí eres tú: responsable de no lograr un equipo con una plantilla hecha para gestas ahora impensables, culpable de no poner sobre el césped a los baluartes de la casta y el coraje, responsable también de alinear una caterva de extranjeros desconocedores de la trascendencia del club en detrimento de los que lo dan todo en materia de actitud y de aptitud. ¿Verdad, Sarabia?
"Tres partidos para recuperarnos de una semana mala". Y se queda tan pancho. En Copa comenzaremos a verlo a partir de mañana donde a un Cartagena de 2ª B -lo anuncio- puede caberle el honor de descabalgarte del banquillo sevillista, ése al que nunca debiste llegar. Error si, pese a todo, te mantienen una semana más: la que permitirá que Leganés y Spartak no solo te saquen los colores sino que hagan sonrojar a una afición sin culpa alguna del desastre que se avecina.

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