Romance
de Francisco Romero publicado en @Sevillainf el 4 de noviembre de 2025 y en este
sitio al día siguiente, con arreglos y música de mi Antonio (otro, no el de
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Romance
de Francisco Romero publicado en @Sevillainf el 4 de noviembre de 2025 y en este
sitio al día siguiente, con arreglos y música de mi Antonio (otro, no el de
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05/11/25. Mi colaboración de ayer en Sevillainfo
22/10/25. Mi colaboración de ayer en Sevillainfo
“La lógica y humana indignación por la muerte de Sandra no puede llevarnos, desde la canallada, a una espiral de violencia intimidando sin control a menores, publicando sus rostros y señalando responsabilidades a diestra, que no a siniestra…”
El triste final de Sandra en Sevilla, ha
vuelto a poner sobre la palestra la displicencia y el menosprecio de un
insignificante pero provocador pedazo de la nación, a las piadosas costumbres
sociales que, desde hace milenios y desde el dolor más amargo, conteniendo la
ira, vienen consistiendo en dar sepultura al cuerpo y acompañar y consolar a
sus familiares, dejando para su tiempo la averiguación de las
responsabilidades, si las hubo, en el plano más cercano del centro -concertado,
se insiste- y/o de la administración educativa, como ya se pretende de manera un
tanto forzada por movimientos que se asemejan a otros ya sufridos.
Salvando más que nunca las distancias -además
de por la cercanía física, por el desgarro de la inmediatez- resulta que no es
nueva la cuestión: la progresía en general y, particularmente, la española y
contemporánea, no ha descansado en su favorito e infame entretenimiento: el de
“echarle los muertos” de todas las desgracias a los gobiernos si son de la
derecha cuando sucede la desdicha.
En la madrugada del 31 de agosto de 1995,
mes y medio después de la llegada del popular Sergio Marqués al Principado de
Asturias, en la mina de carbón de Hunosa conocida como pozo de
San Nicolás, se produjo una explosión de grisú que reportó 14 mineros
muertos, Ya en 1996, en el pozo de carbón de Mieres, dos mineros fallecieron
por un desprendimiento de carbón. Ese mismo año, otros dos mineros murieron en
accidentes en Asturias y León. Sindicatos y partidos de la oposición
acusaron a los gobiernos regionales del PP (Aznar al aparato en Castilla y
León) de no fiscalizar adecuadamente las minas, lo que habría permitido que las
empresas relajaran las medidas de seguridad para maximizar la producción. Las
protestas de los mineros, históricamente, han contado con un fuerte apoyo
popular, no solo en Asturias, sino en otras regiones mineras. La Marcha
Negra de 2012, durante gobierno de Rajoy, es un ejemplo claro de este
respaldo, con miles de ciudadanos arropando a los mineros en su trayecto y en
la manifestación final en Madrid, pese a no haberse producido siniestros en
esas fechas.
Fue en noviembre de 2002 cuando el
petrolero Prestige se partió e incendió frente a la costa de Galicia, provocando
uno de los mayores vertidos de combustible en la costa española. La izquierda y asociaciones
ecologistas, valga la redundancia, denunciaron “inacción”, “ocultación de información”
y la falta de medidas eficaces de contingencia, calificando el incidente como “asesinato
medioambiental”.
El 26 de mayo de 2003 un avión de
transporte militar ruso Yakovlev Yak‑42 que trasladaba militares españoles
desde Afganistán a España se estrelló en Turquía con el resultado de 62 militares
españoles fallecidos. El caso se usó para criticar al gobierno del PP de José
María Aznar por falta de diligencia, supervisión y transparencia. La izquierda más
militarista argumentó que hubo “errores graves” que costaron vidas.
El 11 de marzo de 2004 ocurrió en Madrid
el mayor atentado terrorista en suelo europeo. La inmediatez de las elecciones
generales que se celebrarían tres días después, unido al desconcierto de las
primeras horas sobre la autoría del atentado, llevó a las masas “en plan abriltreintiuno”
a rodear las sedes del Partido Popular, culpando en masa de los asesinatos a sus
dirigentes e incluso a los interventores, apoderados y afiliados en los
colegios electorales. No conforme con ello, la izquierda española y en especial
el PSOE, en boca de Caradura Sánchez, homenajeó el pasado año a
las víctimas en el Senado refiriéndose en los siguientes términos a la
oposición popular: “la gran mentira del 11M es el acta fundacional
del proyecto político destructivo que ustedes representan desde hace 20 años”. Ésta
es, finalmente, la lectura que sacan los auténticos beneficiarios de aquella
masacre. Y todo ello pese a que 21 años y medio después siga sin conocerse el autor
intelectual de los ataques. El fallo de la Audiencia Nacional no condenó a
ninguna persona específica como diseñadora de los atentados. Aunque se
investigaron las conexiones del grupo terrorista, la sentencia solo pudo
centrarse en los responsables materiales y en la red que proporcionó los
explosivos, pero no pudo identificar a un cerebro único y directo detrás de la
operación.
El 3 de julio de 2006 en la Línea 1
del Metro de Valencia, un tren descarriló en una curva cuando circulaba a unos
80 km/h en un tramo cuyo límite era de la mitad, causando 43 muertos
y 47 heridos. El gobierno autonómico del PP en aquella época fue señalado por
la oposición (PSPV‑PSOE, Compromís, etc.) como culpable de una gestión
deficiente que provocó muertes: El accidente, como siempre en estos casos, “era
previsible y evitable”.
Hace justo un año, el 29 de octubre de
2024, una gota fría de toda la vida (DANA desde hace unos años) dejó, además de
grandes inundaciones y destrucción de infraestructuras, viviendas y servicios,
un fallecido en Málaga; en Castilla-La Mancha, siete y en la Comunidad
Valenciana más de 200. La única víctima andaluza debió parecer poca cosa a la
progresía para iniciar una de sus campañitas contra Moreno Bonilla,
sobre todo coincidiendo con la media docena que habría que achacar a García
Page que, aunque crítico a veces con la dirigencia socialista, ejdelohnuestroh.
“Lo dejamos ahí y nos centramos en lo importante”, debieron pensar: en las
lluvias torrenciales, inundaciones y riadas en la zona del barranco del Poyo
que produjeron los dos centenares largos de víctimas. Se ha señalado que las
alertas llegaron tarde, la coordinación fue deficiente, la comunicación de
emergencia se demoró. Víctimas y asociaciones denunciaron “negligencia total” y
“asesinatos” por parte del gobierno autonómico popular, por no emitir alertas a
tiempo, por una gestión fallida de emergencia. Encontraron en el presidente
autonómico popular, acertadamente, el blanco perfecto para atribuir
responsabilidades, cuidándose muy mucho de dejar al margen al Ministro del
Interior y a la Delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana que en manifiesta dejación de funciones tampoco hicieron, como
Mazón, uso del artículo 29 de la Ley 17/2015, de 9 de julio, del Sistema
Nacional de Protección Civil, que establece que la declaración de interés nacional de una
emergencia corresponde al ministro, por propia iniciativa, o a instancia de los
Delegados del Gobierno o de las Comunidades Autónomas.
Mientras tanto, los otros tienen
campo libre para, inmunizados ante la responsabilidad, santificar los gales,
enterrar balsas de lodos, rodear el Congreso, o hacer lo propio con el
Parlamento Andaluz, para descarrilar avias, accidentar aviacos o spanaires
o provocar un apagón, para incendiar montes sin desbrozar, cegar barrancos o falconear
sin descanso haciendo flaco favor a la contención del cambio climático… seguramente
por aquello de la superioridad moral.
Volvamos al principio: la peligrosa
deriva que una parte de la sociedad ha emprendido, tirando de redes sociales y
sin esperar a los hechos probados por las autoridades judiciales, nos
precipitan a unas maltrechas relaciones de convivencia. El mesurado comunicado del Colegio Irlandesas de Loreto publicado en este
medio, además de expresar su profunda consternación, ofreciendo sus
condolencias a la familia, hace un llamamiento a la prudencia y a la responsabilidad
mientras se llevan a cabo las investigaciones y se ahonda en la necesidad de
proteger a sus alumnos de comentarios indeseables.
La lógica y humana indignación por la
muerte de Sandra no puede llevarnos, desde la canallada, a una espiral de
violencia intimidando sin control a menores, publicando sus rostros y señalando
responsabilidades a diestra, que no a siniestra, del equipo directivo del
centro -concertado, continúa insistiéndose-.
El infortunio de Sandra no puede -no debe- llevar a la destrucción de otras vidas. Lo que no hemos querido para ella no podemos -no debemos- desearlo para otras personas físicas y jurídicas que, hasta que una sentencia firme no lo establezca, deben disfrutar de la presunción de inocencia que garantiza el artículo 24.2 de nuestra Constitución.
15/10/25. Mi colaboración de ayer en Sevillainfo
“María Corina es el símbolo de libertad
que alumbra el continente americano, al contrario del enamorado esposo de la Bego,
cuyo manejo centellea restringiendo la política, persiguiendo al disidente,
inhabilitando al antagonista y amenazando a todo quisque”
¡De los nervios! Hasta el último momento,
ya sin palomitas que llevarse a la boca, han estado soñando ilusionados con que
nuestro melifluo presidente obtuviera el Nobel de la Paz por el que tanto han implorado
las bases progretarias y alamismavé millonarias… ese meritorio
galardón que tanto ansiaban en La Moncloa. Y el adversario era Donald Trump.
Llegaron a creérselo, pero hete aquí que,
por deseo testamentario de Alfred Nobel, no es el gobierno español, tampoco el consejo
de administración de RTVE y sí el Comité
Nobel Noruego, conformado por personalidades con amplia experiencia en
política, derechos humanos, diplomacia y derecho internacional designadas por
el Storling (Parlamento de Noruega), el que acabó otorgando dicho
reconocimiento a María Corina Machado “por su trabajo incansable por los
derechos democráticos del pueblo de Venezuela y su lucha por lograr una
transición justa y pacífica de dictadura a democracia”, quien conforma ya con
Rigoberta Menchú el binomio de mujeres hispanoamericanas premiadas con el galardón
que lleva el apellido del inventor de la dinamita y despertando, al tiempo, a docenas
de indigentes eruditos de tan oníricas alucinaciones.
¿Y por qué María Corina y no Pedro?
Entre los méritos de la venezolana, despunta
que fue cofundadora de la ONG Súmate, dedicada al monitoreo electoral,
transparencia y promoción de los derechos políticos, además de otras
iniciativas sociales como la Fundación Atenea, vinculada a asistencia social,
reinserción de niños u hogares en pobreza extrema y fundadora y coordinadora
nacional de Vente Venezuela. Lo más cercano que Sánchez se ha mostrado a una entidad
-aparentemente- sin fines de lucro fue la bienvenida al Open Arms cargado de
emigrantes ilegales en el puerto de Valencia, después de saberse que la
Fundación IE que montó el África Center para Begoña
destina menos del 50% de sus ingresos (provenientes en su mayoría de los
Presupuestos Generales del Estado) a las ayudas que es su finalidad, muy
lejos del 80% y del 90% que es lo habitual en este tipo de entidades. El
restante 50% de lo que ingresa se emplea en gastos de personal y servicios
exteriores. ¿Chiringuito?
Elegida diputada de la Asamblea Nacional
en 2010, Machado fue la parlamentaria que recibió el mayor número de votos para
ese cargo en su momento. Mientras tanto, Pedro tiene el dudoso récord de
obtener los peores resultados de su partido a lo largo de la historia.
Como diputada, ella fue siempre la voz
crítica al gobierno, particularmente frente a las políticas de expropiaciones, la
corrupción y las intervenciones estatales. Respondió al “¡exprópiese!” del
dictador Chávez con un aserto tan simple como demoledor: “expropiar es robar”.
Mientras, su opositor al ansiado premio se ha limitado a subir 94 veces los impuestos y en materia de expropiación
del estado de derecho “solo” ha tocado al Tribunal de Cuentas, al
Tribunal Constitucional y a la Fiscalía General del Estado.
La venezolana alcanzó mayor fama cuando participó
en 2023 en las primarias de la oposición que elegiría candidato para las
elecciones presidenciales de 2024. Obtuvo el 93 %
de los votos de la oposición,
con una alta participación
(casi 2,4 millones de electores). Frente a su incontrovertible victoria en las
primarias, fue inhabilitada por la Contraloría General de Maduro, aunque lideró
la campaña política del candidato de la oposición, Edmundo González Urrutia, quien,
según todos los observadores internacionales -con la excepción de Zapatero que,
aunque no lo niega, tampoco lo afirma- obtuvo la mayoría. Escaso parecido con estos
resultados obtuvo nuestro iletrado presidente que, entre múltiples motivos,
pasará a la historia por el fraude en las primarias del PSOE en 2014 con
la inestimable ayuda de sus dos últimos secretarios generales de organización, Cerdán
y Koldo, en perjuicio de Susana Díaz.
El rol de María Corina ha sido clave para
unificar distintos sectores de la oposición, incluso aquellos con trayectorias
ideológicas diferentes. Fue percibida como la alternativa que aglutinaba mejor
los distintos partidos y organizaciones opositoras en un afán de desbancar al
poder comunista que se ha asentado en el país venezolano. En esto Pedro le ha
imitado diligentemente, consiguiendo unir en torno a su poder a sectores tan
alejados de la socialdemocracia como los comunistas bolivarianos, los independentistas
gallegos, catalanes o valencianos y, por si fuera poco, los herederos de los etarras.
No solo como líder electoral sino como
símbolo de resistencia democrática frente a las restricciones políticas,
persecuciones, inhabilitaciones, amenazas, María Corina es el símbolo de libertad
que alumbra el continente americano, al contrario del enamorado esposo de la Bego,
cuyo manejo centellea restringiendo la política, persiguiendo al disidente,
inhabilitando al antagonista y amenazando a todo quisque.
La premiada ha mantenido una actividad
política activa incluso bajo presión, amenazas, y dificultades institucionales.
Ha denunciado irregularidades, fraude electoral, ha promovido la vigilancia
ciudadana del voto, impulsando el “Plan 600K” para movilizar a la base
electoral en la vigilancia del proceso tras los comicios de 2024. El aspirante,
inversamente, comenzó su andadura instalando e inundando con sus votos una urna no verificada,
tras una mampara.
La valiente luchadora, símbolo de la
resistencia democrática, con sus actuaciones, ha logrado situar el asunto de la
crisis venezolana en la agenda internacional, recibiendo otros reconocimientos internacionales
tales como el premio Václav Havel o el Sájarov del Parlamento Europeo por su
defensa de la democracia y los derechos humanos. Desde 2024 está en la clandestinidad,
escondida ante amenazas de arresto y represión. El subcampeón, mientras tanto,
quema millones de litros de queroseno, delegando la preocupación por el cambio
climático en sus bases, para hacerse visible hasta en las cumbres donde da
brochazos sin pintura. La última ayer desde el banderín de córner, en Egipto,
donde se firmaba la paz que él ha estado bombardeando hasta el último
día. De haberse precisado su firma, lo habría hecho en el libro de
condolencias.
Coincidiendo con la celebración de la gesta de la primera mujer empoderada que dio la Edad Moderna -Isabel I de Castilla y el descubrimiento del Nuevo Mundo- 533 años después, el Comité Nobel Noruego ha encontrado en María Corina Machado el ejemplo de otra mujer valiente y audaz que ha hecho de su vida un modelo de sacrificio y de entrega por su nación. Al respecto del aspirante que, tirando de estilo, no ha felicitado a la galardonada, mejor silenciamos su CV.
04/10/25. Mi colaboración de ayer en Sevillainfo
“La bronca, a expensas de lo que de los
juzgados sigue saliendo de David y de Bego, sigue centrada en este término
(genocidio) que venimos usando con una ligereza tal que hasta sobrecoge la
rutina con la que lo hacemos”
Pedro I de Castilla, apodado
“el Cruel”, además de por los nobles castellanos, por los Trastámara -sus
rivales- y “el Justo” o “el Justiciero” por sus partidarios, fue rey de
Castilla durante 20 años, los que van de 1350
hasta su asesinato en 1369, siendo recordado hoy por el primero de los motes.
“Es un genocidio, no valen las medias
tintas, lo de Gaza es un genocidio”.
Así lo ha proclamado el Pedro I de La
Moncloa, actual monarca de los destinos de España. El sobrenombre lo
dejo a su elección, aunque auguro un empate técnico entre el preferido por las
víctimas de su infamia y el elegido por los gozadores de esta dictadura del
progretariado mil veces buscada y ya dichosamente resplandeciente
entre nosotros.
La bronca, a expensas de lo que de los
juzgados sigue saliendo de David y de Bego, sigue centrada en este término
(genocidio) que venimos usando con una ligereza tal que hasta sobrecoge la
rutina con la que lo hacemos.
Genocidio es según el diccionario de la
RAE: el “exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de
raza, etnia, religión, política o nacionalidad”. Siendo ya determinante la
definición, reconozcamos que un diccionario de la lengua no es más que un repertorio
en el que se recogen palabras, acompañadas de su definición, equivalencia o
explicación más o menos ajustadas para el entendimiento general.
Pero la referencia a las conductas de las
últimas semanas en Gaza por parte del ejército israelí, al que la progresía
mundial y en especial la española viene refiriéndose en las últimas semanas
como genocidio, ha de hacerse necesariamente desde la perspectiva de los
tribunales de justicia y en especial de la Corte Penal Internacional (CPI),
tribunal permanente que juzga comportamientos tales como el propio genocidio, los
crímenes de lesa humanidad o los crímenes de guerra. Y no, no todo es
genocidio, precisamente.
La palabra “genocidio” es relativamente
nueva pues apareció por vez primera vez en 1944 en el libro Axis Rule in
Occupied Europe (El dominio del eje en la Europa ocupada) del abogado
polaco Raphael Lemkin. Surgió la palabra combinando el término
griego geno-, que significa raza o tribu, con el latín -cide,
que significa matar. Con ella pretendió describir la masacre de los judíos
europeos, si bien esos hechos se conocieron posterior y actualmente como el
Holocausto.
Ya en Nuremberg, en 1945, durante el
juicio, una treintena de funcionarios nazis de alto rango fueron acusados de
haber cometido, además de otros delitos, “crímenes contra la humanidad” y
“crímenes de guerra”, según la definición de la Carta de Nuremberg. Las
acusaciones en dichos procesos ya comenzaron a usar esa palabra que por
entonces contaba con menos de un año de vida, pero no era aún un término legal.
No fue hasta finales de 1948 cuando la ONU
aprobó la “Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio”,
ratificada al día de hoy por 160 países aproximadamente. La misma estableció el
genocidio como un delito internacional y, según su definición legal -que
incluye la intención de destruir a un grupo perseguido- se
comete raramente en comparación con otros delitos graves, como los crímenes
contra la humanidad y los crímenes de guerra.
Distingamos, pues, los elementos clave
para definir el genocidio:
Es el factor más importante,
diferenciándolo de otros crímenes internacionales. Debe existir un
propósito de destruir el grupo en su totalidad o en parte.
Algunos de los actos que pueden
constituir genocidio son:
Los actos deben estar dirigidos contra un
grupo específico: nacional, étnico, racial o religioso.
Seguro que nuestra progresía patria
distinguirá claramente todos los elementos del delito de genocidio, pero será
la CPI la que, llegado el momento, dictamine, con todas las pruebas y
testimonios que se pongan sobre la mesa, si los actos que han propiciado tanto
daño a la población civil en los dos últimos años, tanto en territorio israelí como
en Gaza, por los terroristas y/o por el ejército de Netanyahu, son
determinantes del delito de genocidio, de crímenes contra la humanidad, de
crímenes de guerra, o de ninguno de ellos.
Mientras tanto, sigue sin conocerse en
estos momentos si la romería de la virgen de Ada, en forma flotilla, que
con mucho Furor y poco seso (cinco panes y siete peces se han seguido
contando tras el “milagro”) ha llegado a las costas de Israel, retomará la
travesía hacia la costa occidental de África en apoyo de los cristianos
nigerianos y congoleños que a fecha de hoy aún no han sido martirizados.
¡No a la guerra, si no es contra los judíos!