Al mismo nivel de mentira, el marcador final ratifica la importancia no sólo
de los tres puntos sino también de una goleada cuya importancia, de cara a
la clasificación final, habrá de valorarse en su justa medida en la última
jornada.
No, no fue tan fácil como cantan los números. Durante el primer tiempo el
Celta fue un rival tremendamente peligroso que supo desperezarse tras
encajar los dos primeros goles de Negredo (hat trick finalmente) que
parecieron y debieron ser definitivos. Todo lo contrario: por debajo en el
marcador, los vigueses arrinconaron al Sevilla en el área de Beto,
consiguieron estrechar distancias a seis minutos del descanso y estrellaron
un balón en el larguero local.
Por tanto no fue oro todo lo que relució, ni mucho menos. Sólo la pegada del
vallecano, que hoy lució especialmente, amén del sempiterno Navas y el
compromiso y la aptitud mostrados por Alberto Moreno fueron suficientes para
desbaratar, a ráfagas, los acompasados intentos celtiñas de cosechar un buen
resultado.
El experimento de Fernando Navarro como central zurdo no prosperó y más bien
pareció un desesperado cántico de impotencia de Emery al desgarro que la
salida de Spahic le ha producido no sólo al sistema defensivo del equipo
sino también a las entrañas de una afición a la que se le está mostrando
cada operación salida -por unos cuantos cientos de miles de euros- como el
necesario bálsamo para la supervivencia.
Al menos la victoria casera sirve para confirmar el potencial sevillista en
Nervión, lugar en donde ha de centrar sus esfuerzos, convirtiendo el Sánchez
Pizjuán -a pesar de la paupérrima entrada que las nubes, el horario y la
televisión provocaron esta noche- en un fortín para alcanzar los logros de
clasificación europea perseguidos y que tan distantes se vislumbraban hasta
hace bien poco.
No será fácil superar los cinco puntos de distancia con el séptimo lugar de
la clasificación, o los tres con el octavo, que puede premiarse también con
plaza europea si la sanción al Málaga persiste. Y no lo será porque la lucha
por esos puestos será endiabladamente tumultuosa y porque el Sevilla, lejos
de la Bombonera, está firmando una discretísima campaña, motivo por el que
se hace necesario, además de mantener la misma prestación en los seis
partidos que restan en casa, arrancar al menos dos triunfos -también en
media docena de encuentros- en terreno forastero donde, a estas alturas,
sólo ha cosechado uno, amén de cuatro pírricos empates y ocho derrotas.
FICHA TÉCNICA DEL
ENCUENTRO
Sevilla F.C. 4 - R.C.
Celta de Vigo 1
Sevilla F.C.: Beto; Coke,
Fazio, Navarro, Alberto Moreno; Medel, Kondogbia (Maduro, m. 76); Navas, Manu
(Reyes, m. 46), Rakitic; y Negredo (Babá, m. 82).
R.C.
Celta de Vigo:
Varas; Jonny, Cabral, Demidov,
Bellvís (Lago, m. 80); Oubiña, Álex López; Augusto (De Lucas, m. 70),
Bermejo, Orellana (Pranjic, m. 60); y Iago Aspas.
Goles:
1-0, m. 11: Negredo; 2-0,
m. 28: Negredo; 2-1, m. 39: Augusto; 3-1, m. 65: Medel; 4-1, m. 68: Negredo.
Árbitro:
El colegiado madrileño
Del Cerro Grande. Amonestó a Rakitic, por el Sevilla; y a Jonny, por el
Celta.
Incidencias:
Partido correspondiente a la 26ª
jornada de Liga disputado
en el estadio Ramón Sánchez
Pizjuán
ante escasos 8.000 espectadores en noche desapacible y lluviosa. Terreno de juego en
perfectas condiciones.
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