(Versión
libre del llanto lorquiano, con la clemencia de don Federico)
A las
cinco de la tarde.
Eran las
cinco en punto de la tarde.
Una
pregunta pactada y cómoda
a las
cinco de la tarde.
Una
ocurrencia del tal ya prevenida
a las
cinco de la tarde.
“Son las
cinco y no he comido”
a las
cinco de la tarde.
El micro
se llevó las emociones
a las
cinco de la tarde.
El drama
afloró en Maruja y en Ferreras
a las
cinco de la tarde.
Ya
lidian Pastor y Pedrojota
a las
cinco de la tarde.
Y un
muslo de pollo no rebañado
a las
cinco de la tarde.
Comenzaron
los sones del buche
a las
cinco de la tarde.
La
freidora callada
a las
cinco de la tarde.
En el
comedor camareros de silencio
a las
cinco de la tarde.
¡El
caudillo solo y Lopaís ardiendo en titulares!
a las
cinco de la tarde.
Cuando
el sudor famélico fue llegando
a las
cinco de la tarde,
cuando
la sala se llenó de desconcierto
a las
cinco de la tarde,
el
hambre puso huevos en la llaga
a las
cinco de la tarde.
A las
cinco de la tarde.
A las
cinco en punto de la tarde.
Un
rostro de pedernal es su cara
a las
cinco de la tarde.
Preguntas
y reproches aporrean en su oído
a las
cinco de la tarde.
El
íntegro ya sudaba por su frente
a las
cinco de la tarde.
El
cuarto se irisaba de hambre
a las
cinco de la tarde.
A lo
lejos ya vienen las togas
a las
cinco de la tarde.
Azabache
de tricornios y verdes guerreras
a las
cinco de la tarde.
Los
delitos quemaban como soles
a las
cinco de la tarde,
y el
gentío avanzaba a Ferraz
a las
cinco de la tarde.
A las
cinco de la tarde.
¡Ay qué
terribles cinco de la tarde!
¡Eran
las cinco en todos los relojes!
¡Eran
las cinco en sombra de la tarde!
ADITAMENTO:
Ya no
importaban Begoña ni sus viajes
a las
cinco de la tarde.
Ni el
hermano que da clases desde casa
a las
cinco de la tarde.
Ni
Santos Cerdán, tan discreto
a las
cinco de la tarde.
Ni
Ábalos, que se fue, pero no del todo
a las
cinco de la tarde.
Ni Koldo,
tan lenguaraz
a las
cinco de la tarde.
Ni
Chivite, llorando su desconsuelo
a las
cinco de la tarde.
Mejillas
moteadas, rostro afligido, alma gozosa.
Todo
era secundario.
Porque
eran
las
cinco de la tarde
y er
probe… no había comido.
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