viernes, 5 de noviembre de 2010

La información en los tiempos del cólera (Colaboración de Ernesto López de Rueda en Columnas Blancas)

Columnas Blancas, 4 de noviembre de 2010:

Hace un par de días, algunos representantes del periodismo deportivo sevillano volvieron a ofrecer una patética muestra del nivel exhibido por este sector de teóricos suministradores de información cuando intentaron boicotear un acto organizado por el Sevilla FC y uno de sus principales patrocinadores o empresa con la que mantiene importantes acuerdos de colaboración que se traducen en beneficios tanto evidentes como intangibles para nuestra institución, con Sanitas.


El modo en que se desarrollaron los hechos hizo patente, una vez más y van..., la absoluta precariedad cognoscitiva con la que se desenvuelven algunos ejemplares del mal llamado periodismo deportivo, y lo del "mal" no lo refiero tanto al aspecto deportivo como al que lo identifica con la profesión periodística, pues los patanes que abandonaron la presentación del acuerdo entre el Sevilla y Sanitas antes de que diera comienzo así como otros varios que lo reflejaron "a su manera" hicieron un flaco favor a la profesión a la que dicen pertenecer.

Desde luego, quien suscribe daría algo por obtener respuesta a cuestiones como:

¿En qué facultad de periodismo o de comunicación -o siquiera en qué instituto de bachillerato- les enseñaron el que una empresa privada con proyección pública como el Sevilla está obligada a facilitar información en el modo, lugar y momento en que sus señorías deseen?

Es más ¿en qué facultad de periodismo o de comunicación -o siquiera en que aula de la calle- les enseñaron a que deba hacerlo bajo la coacción del "o me das esto o me voy" como principio de diálogo?

Ítem más, atendiendo a un concepto tan científico e indubitable como el derecho a la información ¿qué base encuentran en la que apoyarse para sustentar sus amenazas y posterior boicó?

Esta descerebrada muchachada integrada por opinadores radiofónicos en busca de un "corte" llamativo por no decir escandaloso, así como por meritorios de otros medios y por pontificadores de diarios digitales a quien acertadamente se ha definido como "papafritas" (copyright by Jesús Alvarado) lanzó un órdago al Sevilla FC, una empresa que si por algo se ha caracterizado es por una política informativa de puertas abiertas a través de una página oficial que es de las más importantes del país y por un periódico, una radio y una televisión que sirven de fuente incansable de información para el resto de medios.

Ocurre que existen algunos apoltronados señoritingos sevillanos y llegados de otros lares que la doblan menos que el hijo del Marqués, y que tras sus interminables sesiones de copeteo nocturno y de conciliábulos diurnos que les impiden desarrollar con dignidad una profesión que exige un perfeccionamiento continuo para mejorar el trato con sus fuentes, así como los canales para consolidar a éstas o para encontrar unas nuevas, o para adecuarse a los tiempos que corren en los que tanto inciden los aspectos económicos y jurídicos en las sociedades deportivas que les dan de comer, se ven en la necesidad de "pontificar" en lugar de informar, aunque tristemente nos venden la idea de que informan.

Nunca una mentira tuvo las patas tan cortas. No hay que escuchar más que un par de minutos de los que acostumbran a brindar las redacciones radiofónicas deportivas de Sevilla para ver como el sustento de la información es feble y como a un núcleo tan pequeño e inconsistente se le adoba con la emisión de juicios de opinión tan subjetivos como volubles y en los que tanto, como veremos, influyen cuitas y cuestiones personales. Es un fenómeno que se hace extensivo a las redacciones de algunas páginas digitales de información deportiva convirtiéndose así en un nueva modalidad de periodismo y que en lugar de periodismo de investigación o contrastado bien pudiéramos denominar como "no sé, no entiendo, pero opino y digo que informo".

¿Ustedes se imaginan -y miren que también es bajo su nivel- a los periodistas deportivas de Madrid boicoteando un acto del Real Madrid de presentación de un patrocinador porque ese día el presidente de dicho club declina hablar con los medios?

¿Ustedes nunca han visto u oído (visualizando o no) a un presidente del Gobierno decir en un acto al que ha acudido que "hoy no responderé a esas cuestiones" y emplazando a los medios para otro día? ¿Nunca lo han observado en los presidentes de los consejos de administración de bancos y otras empresas?

Parece que la única empresa del mundo "obligada" a satisfacer las imposiciones de unos pseudoperiodistas es el Sevilla FC. Aunque en el fondo lo entiendo, porque hay cosas que son muy humanas. Humanos son los éxitos y los grandes momentos y humanas son las miserias.

De hecho, a mí me parece perfectamente comprensible que en una ciudad dual como Sevilla donde para bien o para mal mucha gente vive alegre con sus triunfos y con las derrotas ajenas (ciñéndonos al aspecto deportivo), haya un grupo de opinadores que estén hartos de cantar los éxitos del Sevilla FC mientras intentan callar, esconder o tapar las miserias de su entidad preferida, de la que ahora nos venden la idea de que se halla inmersa en una lucha de liberación que se prolonga durante casi 19 años mientras que hasta anteayer quienes ahora dicen eso loaban y besaban los pies de quien ahora ven débil.

Eso puedo entenderlo como puedo comprender que fruto de la debilidad humana un policía de tráfico multe a un vecino pero que haga como que no ha visto la infracción de su cónyuge. No digo que esté bien, que no lo está, pero si alcanzo a comprender determinadas debilidades humanas. Tanto es así, que me resulta difícil imaginar la comezón interior que desgarra a determinados opinadores sevillanos que fraudulentamente intentan hacerse pasar por informadores y que aprovechan la mínima para la siembra de su cizaña y la regurgitación de sus bilis internas que los empozoñan desde hace años.

También puedo entender humanamente a quienes hacen de sus miserias y derrotas personales el leif motiv contra el que arremeter contra una institución por las desavenencias particulares que los enfrentan a determinados miembros de ésta. De todos es conocida la batalla jurídica que disputan en dos frentes el presidente del Sevilla FC y los opinadores dueños de una página electrónica y el responsable de una de las redacciones radiofónicas de opinión deportiva.

Pero que lo entienda no quiera decir que lo admita, pues como periodista me parece reprobable que quienes acomplejados por su ignorancia profesional y envenenados por su miseria personal traicionen a una profesión a la que dicen pertenecer, mal servicio le prestan y el boicó del otro día es buena muestra de ello. La pandilla de opinadores radiofónicos representada por sus becarios o meritorios en aquel acto así como los opinadores digitales que aguardaban tras el aparato de radio la llegada de dichos cortes mientras relajaban los ardores de otra noche excesiva en locales de moda como agua de mayo que les permitiera pontificar de nuevo no tenían nada mejor que hacer. Resulta obvia la respuesta a la pregunta de qué habrían hecho en la misma circunstancia profesionales del calado de un Juan Manuel Ávila, un Roberto Arrocha, un Juan Jiménez, un Francisco José Ortega, un Jesús Alba o un Juan Antonio Solís (entre otros muchos). El boicó de los papafritas se habría ido a tomar por ketchup.

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