20/07/16. Mi colaboración de
ayer en El
Demócrata Liberal
“Dos consejeros, dos, el de
Salud y el de Economía y Conocimiento, presentaron en sociedad el último hito de los profesionales e
investigadores de terapias avanzadas”
“Al tiempo, retumba el eterno,
resignado y silencioso grito de
los andaluces hacia el Servicio Andaluz de Salud”
“Pese a los ritos de la propaganda oficial,
Andalucía en materia sanitaria sigue estando a la cola del gasto nacional;
igual que en camas y en enfermeros por habitante”
Ha llovido (u olas de calor hemos padecido, si lo prefieren) desde que el expresidente Chaves anunciara a bombo y platillo aquello tan celebrado de la implementación de las “habitaciones individuales” en los hospitales andaluces, respaldado por la ínclita Celia Villalobos, la misma que, al acceder al cargo de Ministra de Sanidad, ponderó en sus “justos términos” las virtudes del ceutí, al desear para el resto de España la misma Sanidad que Manolo había implementado en Andalucía.
De entonces hasta
ahora, en el escenario de la Sanidad andaluza tiempo ha habido para todo: desde
el majestuoso espectáculo propio de Brodway, en forma de históricos
jalones de sus profesionales, a los sainetes y operetas de sus dirigentes.
La foto que
encabeza este artículo refleja el narcisismo, cuando no la egolatría, de los
gregarios del gobierno andaluz. En definitiva, la cotidiana y perseverante
liturgia del “gracias a mí”: Dos consejeros, dos, el de Salud y el de Economía
y Conocimiento, presentando en sociedad el último hito de los
profesionales e investigadores de terapias avanzadas. Y es que en Andalucía se
ha realizado, por primera vez en España, un trasplante de piel humana autóloga
fabricada por ingeniería de tejidos en un gran quemado. La intervención,
realizada a mediados de junio a una joven, en estado crítico, que tenía el 70 %
de superficie corporal quemada, se pudo realizar gracias a sus propias células:
A partir de dos láminas de piel de 4 centímetros cuadrados cada una, se
fabricaron en cuatro semanas 5.900 centímetros cuadrados que han servido para
cubrir la práctica totalidad de su cuerpo. Entre bambalinas quedan los
auténticos artífices del histórico acontecimiento.
Al tiempo, el
eterno, resignado y silencioso grito de los andaluces hacia el Servicio
Andaluz de Salud retumba desde la Sierra Morena a la Cordillera Penibética,
desde Ayamonte hasta Vera, cuando está a punto de cumplirse un año sin que el
SAS informe del número de pacientes en lista de espera para ser intervenido y
del tiempo de espera para quirófano. Las últimas cifras, correspondientes al
mes de junio del pasado año, se dieron a conocer en agosto de 2015. Ya por
entonces, después de tres años de recortes en las contrataciones, el
número de andaluces pendientes de intervención superaba los 62.000.
Mientras estapresidenta
cumplía en Málaga con el rito de ensalzamiento de la política sanitaria
andaluza, el Sindicato de Enfermería (SATSE) denunciaba, además del candado a
los quirófanos, demoras y largas horas de espera, el cierre durante este verano
por la tarde de centros de salud y de, al menos, 2.562 de las 13.623 camas
disponibles en los centros hospitalarios andaluces públicos y privados concertados
(que aquí también los hay aunque las mareas blancas lo desconozcan), con lo que
más del 20 por ciento de las camas permanecerán inutilizadas si, como el
sindicato prevé, los cierres parciales hospitalarios se prolongan hasta octubre
como viene siendo costumbre, situación que "se agrava aún más" ante
el déficit de plantilla, ya que este verano las sustituciones van a ser
mínimas.
Y si no que se lo
digan a la enfermera del hospital Clínico de Málaga, con 13 años de
experiencia, que presentó su renuncia al contrato de sustitución recién firmado
-del 1 de julio al 15 de agosto- después de que el penúltimo domingo se
encontrase sola en la planta para atender las necesidades de 36 pacientes
ingresados, una decisión que adoptó, a su decir, tras una eterna madrugada de
ansiedad, angustia e impotencia: «La compañera que tenía que estar conmigo,
llamó diciendo que no se encontraba bien y que no podía acudir a su puesto, por
lo que llamé al supervisor de guardia, que me respondió que no habían
encontrado sustituta y que hiciese lo que pudiera».
De las musas al
teatro de la vida en un plis plas: de los hitos diarios de miles de
sanitarios anónimos que -pese a sus gestores, tirando de profesionalidad y
voluntad- hacen posible el funcionamiento del sistema, a los gritos de
aquellos mismos y de los usuarios que lo padecen. No en balde, pese a los ritos
de la propaganda oficial, Andalucía en materia sanitaria sigue estando a la
cola del gasto nacional; igual que en camas y en enfermeros por habitante.
¡Ah, el Defensor
del Pueblo Andaluz ni está ni se le espera!
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