viernes, 25 de abril de 2014

2-0. Presentadas las credenciales. El pasaporte, en Mestalla




Creyendo en sí mismo y en sus infinitas posibilidades, este equipo -"¡Emery, vete ya!"- nacido de la plantilla más joven de Primera División tras 14 incorporaciones veraniegas -"¡Monchi, vete ya!"-, en comunión perfecta con una afición nacida para dominar, ha llegado al tramo final de la temporada en disposición de reverdecer, colorear mejor dicho, las gloriosas gestas que los dos últimos lustros nos han redescubierto.



Los recelos de los contendientes a principios del choque eran mutuos, ambos porfiaban, ninguno se fiaba y, aunque el dominio era sevillista, las ocasiones ante el marco rival no llegaban. Solo Fazio, el Gigante de La Pampa, incomodó con su estatura la portería rival, convirtiéndose de paso en el jugador que mejor entendió la desafortunada actuación del trencilla esloveno Damir Skomina, haciendo la línea y poniendo en el asador todo el ímpetu que el arbitraje permitió.

Otra vez a balón parado -"¡Que te vayas, ya, Emery!"- el Sevilla volvió a sacar petróleo: minuto 33 y Rakitic ejecuta una falta, el balón queda a los pies de M'bia y el centrocampista, tras errar el primer disparo, abre el marcador de tacón y en claro fuera de juego. Fue la concesión más importante al Sevilla por parte del colegiado pero no su único error, ni mucho menos: dos claros penaltis que fueron obviados por Skomina se produjeron en el área valencianista, amén de un desafortunado y desigual reparto de la apreciación de faltas en el centro del campo y la permisividad del juego duro con el que se emplearon Keita, Javi Fuego o Mathieu.

Tres minutos después, Bacca culminó un excelente contraataque de Vitolo y los de Emery -¿todavía tú por aquí?- se ponían con clara ventaja en la eliminatoria, lo que aprovecharon para seguir generando ocasiones, eso sí, sin alcanzar la plenitud en forma de goles.

La segunda parte tenía que ser necesariamente distinta: el Valencia necesitaba marcar y lo intentó, sobretodo en las postrimerías del encuentro, pero todo eso ocurrió después de que Rakitic asistiera a Bacca en una jugada que se hará perenne en las retinas sevillistas en la que, extrañamente, el colombiano solo vio balón y portería y que no culminó adecuadamente como la acción merecía.

Al final un Valencia necesariamente suicida se volcó sobre el área sevillista, Marin entró al terreno de juego por un Reyes que estuvo a la altura de las grandes ocasiones y poco después Gameiro, que dispuso de otro ocasión de oro, reemplazó a Bacca. Con todo, Beto y el larguero salvaron al Sevilla en los instantes finales de un marcador incómodo.
Mestalla dictará la sentencia. Otra final europea -sería la quinta- está ahí, cerca, aunque a estas alturas continúa siendo solo una aspiración, una ilusionante aspiración. Un inconveniente: es la primera vez en la competición que estamos en ventaja y eso conlleva grandes dosis de responsabilidad, por tanto: respeto y cerebro.


VÍDEOS DEL PARTIDO:


FICHA TÉCNICA DEL ENCUENTRO

Sevilla F.C. 2 - Valencia C.F. 0
Sevilla F.C.: Beto; Diogo, Pareja, Fazio, Navarro; Carriço, Mbia; Reyes (Marin, m. 58), Rakitic, Vitolo (Iborra, m. 89) y Bacca (Gameiro, m. 71).


Valencia C.F.: Guaita; Joao, Javi Fuego, Mathieu, Bernat (Gayá, m. 46); Keita, Parejo; Feghouli (Jonas, m. 73), Vargas, Fede (Piatti, m. 56); Alcácer.


Goles: 1-0, m. 33: Mbia. 2-0, m. 36: Bacca.
 

Árbitro: El esloveno Damir Skomina. Amonestó a Marin, por el Sevilla, y a Alcácer y Mathieu, por el Valencia.


Incidencias: Partido correspondiente a la ida de las semifinales de la Europa League, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante 40.000 espectadores en noche primaveral. Terreno de juego en perfectas condiciones.

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