jueves, 24 de abril de 2014

¡La madre que lo parió! (por Ernesto López de Rueda)


 
Oda al jueves 24 de abril de 2014, otro día grande del fútbol sevillano, publicado en utreraonline.com. Mi amigo Ernesto nos vuelve a dejar "pasmaos":
Anda alborotada Sevilla. Suenan clarines, ondean banderas. Qué pasa pregúntanse cándidas almas. Que regresa la marea, responden otras voces acuyá; que la armada se apresta, por allá se escucha. Timbales, flamas, bullicio. Se abren las puertas, se desperezan las ventanas mientras ilumina la mañana la montaña de monteras ¡Sevillanos a la gloria, coged la vuestra!
Nacidos para honrar a nuestra ciudad, para silabear su nombre por el mundo con el tiempo que haya de tomarse para desgranar sus letras como si de la leve pluma de Cernuda o el recio grafito de Machado se desprendieran; para siluetear nuestra Giralda y enlazar los puntos del horizonte que la Giraldilla señala más allá de mares y cielos; para que la humanidad nos tomara por locos por edificar tamaña catedral; para sellar nuestros labios con el “tierra a la vista” de Rodrigo de Triana; para pergeñar sus colores y formas, sus intimidades desde los trazos de Velázquez o Murillo o Valdés Leal; para cincelar sueños de la imaginación de Martínez Montañés que sacamos a pasear cada primavera; para regalar a la eternidad un magnificat de Francisco Guerrero; o para que se detengan los pálpitos con una gitana entre revuelos. Drogados, yonkis de ti, Sevilla.
Una Sevilla que entre las bellas artes que la eternizan, educó a su hijo predilecto con ya universales mentores, fueran Johnston, Alba, Spencer, Herminio o Alconero; Juan Arza, Busto, Marcelo, Achucarro, Valero o Gallego; Pepillo, Diéguez, Lora, Blanco, Montero, Moisés, Polster o Suker; o sus discípulos San Pedro, San Antonio, San Pablo, San Javi, San David, San Martí, San Andrés, San Drago, San Jesús, San Renato, San Luisfa y San Frederic.
Representando a una ciudad entera y con la cohorte terrenal de escoceses, asturianos o navarros, con andaluces de filigrana y esparto y con la también cohorte celestial –cuán pequeño se queda el santoral- que lo rodeó ¿Cómo podía salir el hijo predilecto de Sevilla, embajador de Andalucía y campeón de las Españas y Europas?
Somos hijos de la Madre que nos parió: leales hasta la inmolación con el NODO grabado en el adn; aguerridos sabiendo que abandonamos naves y tierras quemadas atrás porque siempre nos quedará el gol de Palop; intrépidos tales que don juanes; e insolentes hasta la extenuación. Nacimos para conquistar, para dominar y hacer llorar sangre, por más que nos tumbaran, a quienes se proclama como grandes colosos del mundo. La pena, el llanto y la excusa no encontraron nunca acomodo porque jamás sirvieron para acometer, como siempre hicimos, temerarios y altivos, saltando sin red y reapareciendo desde lo más profundo de los infiernos en que caímos para levantar de nuevo nuestro estandarte tras ominosas décadas en las que el orgullo, la tradición, la fuerza, la fe, la casta y el coraje acompañaron la travesía por el desierto que podrá, si es que puede, acompañarnos pero nunca atemorizarnos.
Mañana llevaremos en volandas otra vez a los nuestros para hacer conocer a los peladores de arroz y recogedores de insípidas naranjas que debieran de servir de abono para nuestras extensiones de cítricos regadas por el Guadalquivir y no por un riachuelo desecado, que esto es Sevilla y aquí hay que mamar.
¡Viva el Sevilla y la Madre que lo parió!

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