Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando todo el sevillismo
responde como un señor,
y escudriña las entradas
como signo de su amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo esta desilusión;
que ni sé cuántas me toca
ni cuándo posibles son,
sino por una fidelidad
velada desde el albor.
Rompiómela un infeliz;
déle dios [a Platini] ticket de Gol [cuarto anfiteatro, lateral].
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando todo el sevillismo
responde como un señor,
y escudriña las entradas
como signo de su amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo esta desilusión;
que ni sé cuántas me toca
ni cuándo posibles son,
sino por una fidelidad
velada desde el albor.
Rompiómela un infeliz;
déle dios [a Platini] ticket de Gol [cuarto anfiteatro, lateral].
La UEFA entregará a cada uno de los clubes
madrileños 17000 entradas, que suponen el 27,86 % del aforo del estadio
lisboeta donde se celebrará la final de la Champions League. Por contra, a
cada uno de los finalistas de la UEFA Europa League, Sevilla FC y Benfica,
ha hecho entrega de 8700 billetes de acceso, lo que supone el 21,22 % del
aforo del Juventus Stadium.
Mal empezamos en cuanto al principio de igualdad
de oportunidades. Si la UEFA, con su presidente Platini al frente, obrara
con la justicia que se le demanda, el Sevilla (y también el Benfica)
deberían haber recibido 11423 entradas cada uno, concretamente 2723 más de
las otorgadas.
El atropello se hace más evidente cuando se
observa que, juntos, los seguidores de los dos finalistas de Turín no
cubrirán ni la mitad de los asientos del estadio (42 %) restando el 58 %
sobrante (23600 entradas) para los paniguados de la Unión Especuladora de
Fútbol Asociación, en palabras del inolvidado (que no inolvidable)
periodista José María García. Por su parte, los clubes madrileños ocuparán
el 56 % del estadio lisboeta, mangoneando la UEFA el resto (27000 boletos).
Es en este punto donde le corresponde a los dos
finalistas de Turín, y en su defecto a sus accionistas y abonados, exigir a
la UEFA la necesaria equidad reclamándole esa diferencia sustancial vilmente
usurpada.
A nivel doméstico, la política del club sevillista
ha venido siendo siempre la de premiar la fidelidad a la hora del reparto de
entradas y esta vez no ha sido menos, incluso con más transparencia, lo que,
asimismo, ha evidenciado la injusticia (que siempre existirá cuando la
demanda supere con creces a la oferta) del reparto llevado a cabo:
El presidente, José Castro, ha explicado en rueda
de prensa que el club, de las 8700 entradas recibidas, se ha reservado "para
sus compromisos y obligaciones" un 75 % de los billetes remitidos por la
UEFA, lo que no es del todo correcto. Los 6521 pases anunciados para los
socios suponen un 74,95 %, cuestión no baladí si se tiene en cuenta que esas
cinco centésimas de diferencia suponen, justamente, 400 entradas más.
Y ésta sí es responsabilidad directa nuestra: los
compromisos y obligaciones del Sevilla FC han de estar, antes que con nadie,
con sus socios y accionistas y esas 8700 entradas han de convertirse, sí o
sí, en el necesario salvoconducto para el socio o socia 8700, tras quince
años de fe inquebrantable con el Grande de Andalucía. Los "otros"
compromisos y obligaciones del club que se atiendan a costa de los boletos
que Michel Platini y sus adláteres se han reservado, más aún cuando en la
final no estará el equipo anfitrión como se preveía.
El eterno y bendito debate de las entradas otra
vez presente, debate que con mucha seguridad se lo llevará por delante la
situación actual de nuestra economía, esta crisis económica y financiera,
también de valores, que en nada se compadece con la realidad de 2006 o 2007.
Pero si no debatimos, ¡qué sería de nosotros!
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