Para Susana, la tutela efectiva de los
andaluces no corresponde a los jueces y tribunales sino a los padres, a las
madres y al universo de cuñados de la patria que Blas Infante soñó un día antes
de imaginar la pesadilla que se nos venía encima en forma de perenne
vagón de cola y que volvemos a celebrar otro 28 de febrero
Ayer, mientras la oligarquía del XXI
celebraba el Día de Andalucía en el Maestranza sevillano, la plebe se rebelaba
en las redes sociales al grito de "28F: Nada que
celebrar". Mientras García Montero, estrenando filiación verdiblanca chachipiruli, se pavoneaba en el
escenario del teatro de sus estrechísimas relaciones con el poder de San Telmo,
víctimas de sus feroces ataques continuaban dejadas de la mano de
"estapresidenta".
El desalentador y trasnochado Tout pour le peuple, rien par le peuple se
patentizaba más de dos siglos después en esta Andalucía de nuestras entretelas.
Continúa siendo evidente que el paternalismo del Despotismo Ilustrado
sigue estando presente en el ADN de nuestros dirigentes (y dirigentas) cuarenta
años después de tomar posesión de las instituciones andaluzas y sin un solo
relevo siquiera fuera para tomar aire y descansar un poco de tan
agotadora entrega.
Durante una intervención, interrumpida
reiteradamente por gozosos aplausos, García Montero, sin sonrojarse
mínimamente, apostó por la educación como vía para reforzar el "nosotros
integrador" que caracteriza la identidad andaluza (frente a los
insolidarios de otros lares, seguramente le faltó decir, aunque se entendió a
la perfección).
El colmo del despropósito llegó cuando él,
precisamente él, aseguró que "para que una sociedad sea libre no basta con
poder decir lo que pensamos, sino poder pensar lo que decimos". Que
se lo pregunten al médico granadino que ha recibido toda clase de improperios
del hijo predilecto y adeptos del régimen por haber osado descubrir las
vergüenzas de la sanidad andaluza, esa joya de la corona devenida en engarce de
canto rodado y hojalata a la luz de los pocos pero constantes andaluces
huidizos de una curatela impuesta.
Ya finalmente, como el que no quiere la cosa
y como si se dirigiera a parlamentarios noruegos, tras mencionar al recurrente
Trump, se ha lamentado de la corrupción en general, de la escasez de lectura y
del altísimo porcentaje de riesgo de exclusión social en España. Ni una
crítica, ni una petición, ni un ruego a los mandamases del sur, de esta Jauja que, como aquel maestro Ciruela,
sin saber leer ponen escuela.
Para Kant la Ilustración es la salida del hombre de su autoculpable minoría de
edad. Para Susana y gran parte de sus antecesores y
correligionarios, la tutela efectiva de los andaluces no corresponde a los
jueces y tribunales sino a los padres, a las madres y al universo de cuñados de
la patria que Blas Infante soñó un día antes de imaginar la pesadilla que se
nos venía encima en forma de perenne vagón de cola y que volvemos a
celebrar otro 28 de febrero.
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