jueves, 23 de marzo de 2017

DeMemory democrática


Susana Díaz, flanqueada por Diego Valderas y Rosa Aguilar tras la aprobación de la Ley. Foto de RAÚL DOBLADO. ABC

23/03/17. Mi colaboración de ayer en El Demócrata Liberal



“Con la abstención acomplejada de PP y Ciudadanos se pretende una memoria de la desmemoria, una venganza de la historia, una reedición de una guerra infame”

“Mantener que los asesinados en la retaguardia republicana ya fueron honrados y que ahora es el turno de los represaliados del franquismo, es un mensaje sectario que perpetúa la división

“Una tortilla de DeMemory nos vendría bien a todos, pues trocear la historia es pervertirla”


Hace justo una semana Las Cinco Llagas aprobaba la nueva Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía, un texto con el que el PSOE, de la mano de Podemos e Izquierda Unida, da un paso de tuerca más a la ley zapaterina superando con creces sus expectativas y previendo sanciones de hasta 150.000 euros para los que no transijan ni con la “verdad oficial” ni con alguna que otra verdad a medias.

“¿Dijiste media verdad?, dirán que mientes dos veces si dices la otra mitad”. El aserto machadiano nos conduce a asegurar que toda verdad debe ser como una moneda, con dos caras que se complementen y, para apreciar su autenticidad, hay que fijarse detalladamente en las dos. Los nazis, y especialmente Goebbels, emplearon conscientemente en su propaganda tanto la mentira directa como la media verdad o la verdad fuera de contexto... con los resultados por todos conocidos.

La nueva ley amplía el horizonte temporal a revisar desde la Segunda República hasta 1982, sugiriendo a las claras que la democracia no llegó hasta la primera victoria electoral de Felipe González. A más, contempla la creación de una comisión independiente para elaborar un informe sobre lo sucedido en la guerra, la dictadura y los años posteriores en Andalucía y que será enviado -¡eufemismos fuera!- a una “comisión de la verdad”.

Antes de su salto a Madrid, estapresidenta nos obsequia su particular legado con una norma que nos habla de buenos y malos, de democracia y dictadura, de víctimas y verdugos, poniendo en el lado de la excelencia a unos y en el del demérito a otros, desorientando, en definitiva, a todos sobre una contienda que tuvo múltiples responsables de colores bien distintos.

En 1977, con ocasión de la Ley de Amnistía y a las puertas de la Constitución de la Concordia, convertida en la más larga de nuestra historia, se comenzó a mirar hacia adelante, se suturaron heridas tan sangrantes como vergonzosas y se dio carpetazo al pasado porque -con ella- enterramos nuestros muertos y nuestros rencores.

Con la abstención acomplejada de PP y Ciudadanos se pretende, pues, una memoria de la desmemoria, una venganza de la historia, una reedición de una guerra infame que nunca debió comenzar, que lo hizo mucho antes de julio del 36, y que finalizó -o debió haber finalizado- hace casi 80 años. Para ello impone en los planes de estudio de ESO, Bachillerato y Educación Permanente de Adultos una asignatura sobre la represión franquista; eso sí, cuidándose de ocultar los desmanes del terror rojo que padecieron sus antagonistas. Los programas aún no habrán llegado a las imprentas, por lo que, en honor a la Historia (con mayúsculas y sin apellidos), sugiero algunos capítulos:

- Las Elecciones Municipales de 1931 y su deriva; las Generales del 33 y los Golpes del 34 y del 36.

- La persecución católica: quema de iglesias y ejecución de religiosos.

- Los desmanes del franquismo y de la revolución roja.

- Desafueros en las retaguardias: los juicios sumarísimos, las requisas, los paseos, las checas. Estudio en detalle de la Brigada del Amanecer.

- La plaza de toros de Badajoz y Paracuellos del Jarama.

- El saqueo del banco de España a manos del PSOE de Negrín y Prieto con destino a Stalin.

- Fascismo y comunismo: 80 y 100 millones de víctimas en nombre de ideologías perversas.

Todo el mundo tiene claro a estas alturas que todo ser humano, héroe, villano, decente o criminal, tiene derecho al duelo de los que le amaron y ese duelo exige la presencia del cadáver para enterrarlo dignamente. Es, pues, una necesidad antropológica que debe suponer el principal impulso de la mal llamada ley de memoria histórica.

Nadie duda hoy que represiones hubo en las dos retaguardias y que en los dos bandos se practicó una enfurecida limpieza étnica.

Mantener que los asesinados en la retaguardia republicana ya fueron honrados y que ahora es el turno de los represaliados del franquismo, es un mensaje sectario que perpetúa la división. Lo que procede es lo contrario: que todos los muertos sean de todos. Los que cayeron por ser cura, militar o de derechas deben ser reivindicados por la izquierda decente; los asesinados sin haber cometido delito alguno, por ser sindicalista, comunista o de izquierdas, han de serlo por la derecha decente.

Por último, a nadie debe escapar que no todos los represaliados del franquismo que permanecen en las cunetas son héroes de la democracia y de la libertad, igual que no todos los asesinados en terreno republicano fueron mártires cristianos.

Dicen que las vitaminas DeMemory contribuyen a aliviar la fatiga intelectual y a un correcto funcionamiento cognitivo, estimulando las funciones normales del cerebro y ayudando a mejorar la memoria. Una tortilla de tan sugerente fármaco nos vendría bien a todos, pues trocear la historia es pervertirla, reconocer los errores es conquistar cauces de encuentro, y divulgar los hechos -sin fanatismos- es aparcar definitivamente enfrentamientos para que no se repita. A todos nos incumbe semejante labor: por nuestros antepasados, que tanto sufrieron; por las generaciones actuales y venideras, que no merecen semejantes desatinos.


P.S.- Lamento defraudar: lo reseñado en negrita resultan ser proclamas de Marcelino Camacho, en octubre de 1977, hablando en nombre del Partido Comunista en las Cortes Generales y -más actuales- de Joaquín Leguina, ex presidente de la Comunidad de Madrid por el Partido Socialista Obrero Español.

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