(Foto: sevillafc.es)
2. La remuneración del consejo
Aludía anteriormente a la necesidad de profesionalizar el club. Con más o
menos aciertos y más o menos errores, hay consejeros que dedican muchas
horas de tarea al club, y eso en una sociedad que en este ejercicio fiscal
facturará más de 200 millones de euros no puede hacerse gratis, por amor al
arte.
Miren, perdonen, el argumento ese de que “se trabaja por amor al club”, de
que “conozco a quien lo haría gratis” o de que “tan solo personas con una
posición económica asentada pueden ser administradores del club” es, a mi
juicio, un dislate hoy en día. El profesor universitario José Parra, y
eminencia en estos asuntos, lo explicó en la Junta: trabajar sin cobrar
suena mal.
Y es nocivo porque invalida o atenúa el concepto de responsabilidad. Los
sevillistas nos preciamos de exigentes, lo somos y lo seremos y ahora con
más razón, todavía en grado superlativo. ¿Se le pueden exigir a un consejero
responsabilidades por su parcela cuando va al club a echar unas horas que
roba a su tiempo laboral y ocupaciones familiares y ocio? Dirá: oigan, que
yo vengo aquí por amor al arte luego no me pidan responsabilidad, pídanme
arte o que cuente chistes.
Hace 8 años en una Junta General (2009) interpelé al entonces presidente,
José María del Nido, acerca de avanzar en la necesidad de profesionalizar al
club y dado que dedicaba tantas horas a la entidad, que percibiera
remuneración por ello (aquellos famosos “yo no cobro del Sevilla pero por mi
dedicación el Sevilla gana “x”). Su respuesta fue contundente: “yo
afortunadamente gozo de una posición por la que puedo dedicarme al Sevilla
28 de 24 horas diarias sin necesidad de cobrarle”.
Hoy sabemos que el Sr. Del Nido tenía otras fuentes de financiación que lo
llevaron a prisión. Condenado a más de nueve años por los casos “minutas” y
“fergocón” y que aún cumple en tercer grado como prisión atenuada. El
primero de esos casos se desarrolló antes de su acceso a la presidencia del
Sevilla FC. El caso Fergocon del que asumió su responsabilidad criminal
coincidió, como mínimo, en el tiempo durante su presidencia en el Sevilla FC
en seis meses en los que, según reconoció, cogía dinero del Ayuntamiento de
Marbella mientras ejercía como presidente del Sevilla FC. Lo cogía “allí”
según se entiende. Pero necesitaba dinero para sostener a su familia, para
comprar acciones del Sevilla y consolidarse en el poder o para lo que fuera.
Si legalmente hubiera cobrado del Sevilla, quizás todo aquello no hubiera
pasado, o a saber.
Además ¿Queremos un club en el que sólo puedan presidirlo y dirigirlo
personas adineradas? ¿No puede haber sevillistas capaces y capataces para
gobernar la nave que pertenezcan al planeta tierra del común de los
mortales? Lo calificaría de discriminación económica repelente e inasumible
porque el Sevilla FC desde sus propios inicios es un club abierto a los
hombres de toda condición social, económica, religiosa y de otros tantos
aspectos como ya fuera definido hace más de un siglo por uno de sus primeros
presidentes.
Dicho esto, aclararé unas cuestiones sobre el asunto y explicaré mi posición
personal.
Veo lógico que el consejo perciba remuneraciones. Particularmente las veo
vinculadas al cumplimiento de objetivos deportivos y no sólo económicos.
Ocurre que en los actuales Estatutos Sociales del Sevilla FC ante los que
hay que plegarse, no se contempla de esa forma. La otra noche Accionistas
Unidos anunció que reclamará su modificación en la próxima junta general,
una aportación que preveo interesante.
A mí, a Ernesto López de Rueda Cossío, me pareció obscena la fórmula
propuesta por el consejo. En el artículo 30 de los estatutos sociales del
Sevilla FC se dice que dichos emolumentos no podrán superar el 10 % de los
beneficios líquidos (23,5 millones de euros), por lo que el máximo habrían
sido 2,35 millones de euros y se ha decidido por parte del consejo que sean
500.000 €.
Si digo que me parece obsceno es porque se han fijado 500.000 €, no un
porcentaje que, en este caso, es del 2,13 %.
Ninguno de los lectores (o pocos) percibirán su digna nómina expresada en
“X.00,00” €. Probablemente quienes superen los mil euros recibirán 1.425,87
o los que desgraciadamente no, tendrán 718,41, a título de ejemplos. Pues
no, el consejo del Sevilla quiere 500.000 como único criterio sin enumerar
siquiera las funciones propias de la tarea que origina la prebenda.
En ese sentido y también a modo de ejemplo, estudio una propuesta que
trasladaré a Accionistas Unidos para que la valore junto a las que trasladen
otros sevillistas para que se contemple una aplicación fija de reparto de
dividendos del 1 % en caso de que haya beneficios y con incentivos por
consecución de objetivos tipo, a sabiendas de que puede haber una mayor
casuística de la que expresaré a continuación. Puede valer ahora tan solo
como exposición al caso:
-
El 0,25 % más si el primer equipo se clasifica para UEL.
-
El 0,5 % si el equipo gana la Copa.
-
El 0,25 % si el equipo gana la Supercopa de España.
-
El 0,25 % si el equipo gana la Supercopa de Europa.
-
El 0,75 % si el equipo gana la UEL.
-
El 1 % si el equipo se clasifica para la UCL.
-
El 2,25 % si el equipo gana la Liga.
-
El 3,75 % si el equipo gana la UCL.
Y todos esos conceptos acumulables. Si eso hubiera estado en vigor ya, este
año se estaría hablando de una remuneración al consejo del 2 % (el 1 % fijo
y otro 1 % por la clasificación para UCL) y una asignación total parecida a
los dichosos y caprichosos 500.000 € que suponen el 2,13 %.
¿A alguien le habría molestado? ¿La gente tiene tiempo para criticar que
otros cobren por trabajar? Supongo que las críticas las harán en su tiempo
libre y que preferirán que los consejeros en lugar de dirigir al Sevilla y
percibir justificados emolumentos por ello, se dediquen a escribir en
twitter y entre tuit y tuit echen algún ratito para el club.
¿A algún sevillista le importaría que en el próximo ejercicio hubiera 50
millones de euros de beneficios y que se retribuya con 5 millones de euros
al consejo por ganar Liga, Copa, Champions, Supercopa de España y Supercopa
de Europa? ¿Alguien piensa que el Sevilla crece en su presupuesto año tras
año (aunque no se ganen títulos) pudiendo construir equipos más potentes por
arte de magia o por trabajo?
¿Realmente alguien piensa que organizar un club y una empresa como el
Sevilla se puede hacer gratis? ¿Que la dedicación de muchas horas no se paga
ni hay que pagarla?
Otra cosa es la capacitación para los cargos y esto sí es algo que en aras a
la profesionalización el club deberá estudiar con seriedad y para lo que
también deberemos apretar los accionistas minoritarios. Los accionistas
mayoritarios con poder para estar en el consejo debieran ir pensando que sus
intereses deben estar representados por consejeros profesionales
especializados en distintas áreas y a los que se les exigirán
responsabilidades.
Esto lo extrapolo a la presidencia del club que guardando algunas funciones
ejecutivas definidas y listadas, debiera ir tomando el color de la
presidencia representativa delegando sus facultades en profesionales. E
incluso esas funciones representativas y ejecutivas habrán de estar tasadas
y remuneradas.
No soy partidario de la teoría de que tan solo puede ser presidente del
Sevilla quien tenga una posición económica desahogada y que los futuros
presidentes puedan trabajar “gratis” para el club desempeñando esa función,
me cuesta creer en ella. Y no aprecio muchos ejemplos en el fútbol español.
En el Sevilla de la SAD, para qué contar.
No entiendo al Sevilla del futuro más cercano de otra forma.
El fútbol, nos guste o no y quien lo desee puede bajarse del barco de este
deporte tal y como rige ahora en la alta competición, está
ultraprofesionalizado y se abundará en ello. Es un negocio del que no
participan tan solo los clubes, sino las organizaciones supranacionales como
FIFA y UEFA, entes en los que se abren ideas enfocadas a la creación de
superligas europeas y mundiales en las que, oh, casualidad, hoy por hoy
estaría el Sevilla.
No habrá marcha atrás de esas organizaciones, el negocio es el negocio. Y
quienes compitan ahí (lo escribo a 12 de diciembre de 2017 y apostaría a que
no se demora más de 3-4 años) serán megaclubes con plantillas de 40
jugadores para abordar la Copa y Liga nacionales así como las ligas europeas
y mundiales. Habrá megaclubes gigantes como el Madrid y los de su tamaño, y
megaclubes más humildes entre los que puede estar el Sevilla salvo que lo
deseemos en su dimensión de club de andar por casa para competir en el
ámbito más restringido y reservado a quienes hoy en día no pueden soñar con
equipararse a nosotros. Cuestión de elección.
Y siempre he mantenido que prefiero un Sevilla “cola de león” antes que
“cabeza de ratón”. Prefiero competir contra Atlético de Madrid y Valencia y
superarlos como en ocasiones sucede, a hacerlo contra -con todos los
respetos- Español, Real Sociedad, Depor, Betis o Rayo que en ocasiones
también nos superan. La altura del desafío responde a la propia naturaleza
del Sevilla: se es grande cuando se compite contra las grandes y el objetivo
no se centra en capitanear el pelotón de los más débiles.
Dirigir a clubes grandes cada vez exigirá mayores plantillas de economistas,
abogados, expertos en comunicación y marketing, equipos técnicos deportivos
y, por supuesto, capacitación en la dirigencia. Los accionistas minoritarios
tenemos el reto de evaluar esos desafíos y ayudar al club a afrontarlos. El
reto no es solo para la organización, compete a todos. Necesitamos
sevillistas cualificados en muchas disciplinas: economistas, abogados
expertos en mercantil, en legislación deportiva, arquitectos, expertos en
marketing, en comunicación, y lo dice quien no es nadie en el Sevilla ni en
el Sevillismo ni tiene ambición por serlo.
Aclaro, porque algunos tienen las uñas largas y afiladas y la lengua
viperina. Como periodista y como sevillista, qué no daría yo por ser, por
ejemplo, el director de comunicación del Sevilla como soñaría cualquier
periodistas sevillista, o como cualquier abogado que se precie gustaría de
dirigir su departamento jurídico o un economista el económico o un
fiscalista el financiero y así con todas las profesiones que se pudieran
enumerar. Un sueño, que nunca ha sido otra cosa, como cualquier otro, máxime
cuando hablando de ese puesto, en el Sevilla está cubierto por mi amigo y
mejor profesional Jesús Gómez, ejemplo de eficiencia y, además, de ultra
sevillismo.
Mi obsesión es la mejora permanente del Sevilla y eso me ha llevado en
ocasiones a comulgar con ruedas de molino ¿Qué es más importante, mejorar
al club o imponer el criterio propio y si no, no juego?
Sinceramente, me gustaría que el consejo de Administración del Sevilla FC
procediera a un reparto más equitativo de los 500.000 € autorizados para su
remuneración y no las cifras oídas. Quiero un Sevilla en el que el consejero
de asuntos médicos del Sevilla cobre un buen dinero para exigirle absoluta
responsabilidad en la elección de doctores, médicos y procedimientos para
tratar a los lesionados del club mejorando a otros clubes y quiero que el
consejero de instalaciones perciba una buena retribución para poder exigirle
responsabilidad por el perfecto estado de los bienes muebles del Sevilla.
La otra noche, el consejero José María Villanueva Ruiz Mateos ofreció una
muestra de sus capacidades. Como sevillista y como accionista me siento
tranquilo con él al frente de esa parcela ¿No percibirá remuneración por
ello? Resulta incomprensible a todas luces.
Y me gustaría que esto lo hubiese explicado, razonado y fundamentado el
consejo y que no tenga que hacerlo nadie más, podían haberse esmerado.
Y esto, que el consejo sea mejor, más transparente, eficiente y que sepa
explicarse mejor es algo en lo que a partir de ahora influirá decisivamente
el accionariado minoritario, el que la otra noche preservó la estabilidad
del club.
Hasta ahora había consejeros que habían obtenido importantes retribuciones,
casos de José María del Nido Carrasco (más de 150.000 €) y Manuel Vizcaíno
Fernández, quien además percibió tras su salida 631.000 €, fruto de un
contrato firmado por el ex presidente José María del Nido del que nadie
tenía conocimiento y que apareció por arte de birlibirloque años después de
la salida de ambos del club y suscrito, se supone, por ambos con
anterioridad sin conocimiento del resto del consejo.
Pero ahora, ¿el Sr. Del Nido viene a pedir que los consejeros no cobren?
¿Dónde está la transparencia? ¿Antes cuando existan contratos sorpresa
guardados en determinados cajones o ahora que se exponen ante todos los
socios y la opinión pública sevillista?
¿Queremos transparencia o no la queremos?
Última entrega: 3. Sorpresas en la Junta
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