23 años ya... más de cuatro lustros. Parece que fue ayer. Pretendían acabar con el Sevilla, pero
no contaban con el patrimonio más importante del club hispalense: su
afición. Entre cuarenta y cincuenta mil personas se echaron a la calle aquel
2 de agosto para exigir justicia. La cacicada de Jesús Gil, Antonio Baró,
Jesús Samper, Ramón Mendoza, Rafael Cortés Elvira y
José María García fue abortada por todos y cada uno de los sevillistas, en
especial los que se echaron a la
calle, con cuarenta grados a la sombra, como un solo hombre (o una sola
mujer, para ser correctos ahora).
¿Qué sevillista no recuerda aquella siesta agosteña?:
¿Cómo? ¿qué dices? ¡tú estás loco... ! ¡Y tanto que estaban locos! El
sevillismo así se lo demostró... ¡Qué grande eres, Sevilla!
Ernesto
López
de Rueda,
Javier Tenorio y Enrique fueron los promotores de aquella
demostración de fuerza del sevillismo. Aquel mismo día a las 3 de la
tarde (cinco horas antes del
comienzo y cuando Internet y las redes sociales eran una entelequia)
presentaron en la Delegación del Gobierno la comunicación de la
gran manifestación que se pretendía convocar.
Todo un documento para la historia sevillista:
Meses después,
Ernesto López de Rueda, vicepresidente de Foro Sevillista, plasmó en los
capítulos 3 y 4 de su
libro "Sevilla hasta la Muerte, El coraje de una afición" el acontecer de
aquellos tremendos días en que se forjaron los sólidos cimientos del Sevilla
actual: El libro de cabecera del sevillismo en el que se narra la
intrahistoria del abortado abordaje del Sevilla F.C. por los invasores
madrileños y marbellíes.
Pero de nuevo
vuelven a sonar tambores de guerra: los grandes capitales que aglutinan la
mitad de las acciones del Sevilla FC han emprendido en los últimos meses una
lucha desaforada en pos de hacerse con el mayor número posible de títulos
con el pretendido afán de controlar la institución, y lo hacen ofreciendo
precios desorbitados... o no tanto. Los 3.200 - 3.400 euros que se vienen
pagando por un par de acciones en los últimos días, han puesto -otra vez- en
alerta máxima a un sevillismo de base que, no es nuevo, siempre había
vendido -de forma consciente- a señalados sevillistas. Ahora saben, sin
embargo, que, con la mediación de esos mismos sevillistas, el objetivo no es
otro que dar entrada, más pronto que tarde y mediante su agosto particular,
a capital extranjero en la gran casa del fútbol andaluz.
"¡El fútbol
está así, mira en Inglaterra, en Francia, en Italia... donde los magnates
del Próximo o del Lejano Oriente se han hecho los dueños de los grandes
emblemas europeos!". Eso dicen, para conformarnos y quizá no les falte
razón, pero ese fútbol, ese Sevilla inminente que se teje ahora entre
bastidores no es el club por el que nosotros luchamos o se dejaron la piel y
parte importe de su peculio nuestros antepasados... ese Sevilla dandy
que nos están pergeñando seguramente atestará aún más las vitrinas y
convertirá al Grande de Andalucía en primer referente a nivel mundial, pero
ese Sevilla "sushi", "de arroz tres delicias" o de "chop suey de pollo", no
será el Sevilla de hoy ni aquel de 1995. Si eso ocurre, posiblemente asista
a algún encuentro, lo mismo que me presento en un musical de la Gran Vía,
pero no, no puede ser lo mismo.
Una afición en permanente lucha por la
independencia de "su" club está hoy llamada -23 años después- a
defender su identidad, esta vez no frente a invasores extraños, sino ante
este reto de "los nuestros", y éste sí que se antoja imposible de superar.
Tanto que cabe preguntarse: ¿mereció la pena luchar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario