Como ya se dijo, a los siete años en el dique
seco en lo que en RRSS a mí respecta, se unió un lustro de colaboraciones muy
esporádicas en otros medios y espacios tales como Letra
Cursiva, El Tercer Lado, esRadio o Columnas Blancas,
que iré recordando en este reaperturado espacio, poco a poco. Algunas parecerán
nostálgicas, otras se antojarán imposibles a la luz de los acontecimientos
vividos en España y, especialmente, en Andalucía en los últimos cinco años…
Continuamos con las colaboraciones en El Tercer Lado, asociación de
funcionarios de la Junta de Andalucía que presidí y un asunto “siempre de
actualidad” para los medios subvencionados: ¿Huelga? ¡Porque tú lo digas… ! publicado
el 8 de junio de 2010 (2 de 21)
Los
sindicatos nos llaman hoy a la huelga a los empleados del sector público. Y no
se les cae la cara de vergüenza.
Hasta
ahora habían permanecido en silencio, llenándose los bolsillos, en absoluta
complicidad con los empresarios y el gobierno, mientras, primero, negaban la
crisis; segundo, culpaban de ella “a los demás”; tercero, aplaudían con las
orejas -entre otras- iniciativas como un “Plan E” de ficticias o nulas
inversiones; cuarto, procedían, en connivencia con ellos, a un perverso rescate
bancario que nos ha costado a todos más del doble de lo que ahora se pretende
ahorrar (50.000 millones de euros sólo en ayudas directas) y, quinto,
contribuían con su estulticia a multiplicar las cifras del desempleo hasta duplicarlas
en el último bienio.
Para
rematar, han callado cobardemente ante la subida del IVA y ante los fundados
rumores de ampliación de la jornada laboral y de la edad de jubilación. Nunca
fue el momento de mostrar el descontento en la calle, de solidarizarse con el
exorbitante elenco de desempleados, de reprobar a los cuatro vientos la
política desaforada de un gasto inútil e ineficaz; era, como sigue siéndolo, el
instante de la mamandurria y de la dilapidación en beneficio propio, como
muestra el gráfico:
Naturalmente
que, ante el tijeretazo a nuestros derechos, los funcionarios tenemos mucho que
decir. La finalidad de las medidas adoptadas, dicen, no es otra que enviar
inequívocas señales a los mercados financieros de ahorro en las cuentas
públicas, de mostrarles, siquiera indirectamente, un empobrecimiento
generalizado para reactivar la economía. Alguien debe explicarnos –somos así de
zotes- cómo se llegará a la meta en ausencia de inversión y de consumo.
Desde
este sitio se ha hecho pública una lista alternativa de medidas eficaces que
paliarían sensiblemente el déficit del sector público y que han de considerarse
no sólo como una decisión coyuntural –todo lo contrario, perenne- en esa otra
forma de gestionar los recursos ajenos que venimos pregonando: la reducción de
subvenciones a organizaciones empresariales, sindicatos y partidos políticos
que culmine en la autofinanciación en el periodo de un lustro y la supresión
drástica del número de liberados sindicales, hasta alcanzar la cifra del
cincuenta por ciento actual en un periodo de dos años, destacan especialmente.
El día aquél en que a estos “sindicatos representativos” les quitemos las comillas, abandonen la moqueta, la vidorra plena, bajen a la calle, vivan de sus afiliados y defiendan los derechos de los trabajadores con preferencia a los de sus barrigas, habrá llegado el momento de valorar sus decisiones.
Francisco Romero, presidente de la Asociación El Tercer Lado.
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