26/08/15. Mi colaboración de
ayer en El
Demócrata Liberal
Se estrenaba agosto
en la vertiente rosácea de la política andaluza con el alumbramiento del primer
hijo de la presidenta de la comunidad autónoma. ¡Enhorabuena!
Las cartas de
agradecimiento de felices padres y madres -¡qué coñazo de lenguaje inclusivo!-
inundan los tablones de anuncios y los puestos de control de las maternidades
y, naturalmente, estapresidenta no iba a ser menos. Eso sí, no conforme
con que se diera por enterado el personal que la ha mimado en el sevillano
Hospital de Valme, la misiva ha llegado a todos los andaluces, vía nota de
prensa, mediante la propaganda, valga la redundancia.
Así ahora se nos
pone al corriente (ya lo sabíamos, aunque bien está recordarlo) “de la
profesionalidad y el cariño con el que [los empleados sanitarios]
desarrolláis vuestro trabajo”, para, a continuación, “agradeceros el
apoyo de mis primeros pasos como madre y por acompañarnos en esta aventura
maravillosa con sabiduría y paciencia”, calificando la labor diaria de los
profesionales “de un valor humano incalculable” y mostrando su
admiración por médicos, enfermeros, auxiliares, anestesistas, celadores, limpiadores...
”todos, absolutamente todos, contribuís con vuestro buen hacer a que Andalucía
cuente hoy con una sanidad pública de bandera, a la vanguardia en prestación de
servicios y en avances tecnológicos”.
Si, en menoscabo del proselitismo, hubiesen primado la
nobleza, la dignidad y el decoro, a esas merecidas alabanzas deberían haberse
antepuesto las pertinentes disculpas, las necesarias peticiones de perdón, sí
de perdón, tanto a los profesionales sanitarios como al resto de los andaluces,
usuarios últimos del sistema público de salud:
Perdón por seguir siendo la penúltima comunidad de España en
gasto sanitario por habitante (980 euros), por debajo de los 1.205 de la media,
o lo que es lo mismo: un 63 % de la inversión del gobierno vasco (1.541,72 euros)
o un 83 % del gasto extremeño (1.178,78), según datos de la Federación de
Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública.
Perdón por estar a la cola en la ratio de médicos del país
(430 por cada 100.000 habitantes), 83 por debajo de la media (513).
Perdón por seguir siendo subcampeona en el déficit de
enfermeros (457 por cada 100.000 habitantes), 135 por debajo del promedio
nacional (592).
Perdón por la deshonrosa “medalla de bronce” en los sótanos
de la ratio de hospitales públicos de España (0,56 por cada 100.000
habitantes), por debajo de la media.
Perdón por perpetuarnos como farolillo rojo en el número de
camas por habitante.
Perdón en nombre del presidente Chaves que nos prometió
habitaciones individuales hace 15 años mientras seguimos (mejor, seguís)
compartiéndolas, en muchos casos, entre tres.
Perdón por el despiadado cierre de decenas de quirófanos y
de centenares de camas durante el verano mientras las urgencias se atiborran y
mi consejero -graciosillo él- larga que no, que las camas no se cierran, que lo
que ocurre es que “no hay clientela”.
Perdón por los cerrojazos de centros de salud y de servicios
de urgencias que, puntual y periódicamente, se producen.
Perdón por las listas de espera quirúrgicas sine die.
Perdón por las fusiones hospitalarias en detrimento del
servicio y contra el dictamen de los profesionales. Aunque ya sabéis que aquí no
se recortan servicios, se reestructuran.
Perdón por el desmantelamiento de la sanidad pública a base
de privatizaciones y conciertos, aunque nosotros disfrutamos llamándola
externalización.
Perdón por los recortes, mejor dicho, por el saqueo al que
os hemos sometido con contratos basura, sueldos y jornadas laborales al 75 %.
Perdón por los despidos que no son tales; preferimos decir
que no renovamos los contratos.
Perdón porque, a cambio, y denunciado por los sindicatos
médicos, hayamos regado con centenares de miles de euros a directivos, cargos y
carguetes “digitalizados” y claramente prescindibles, mientras la hora de
guardia de los facultativos andaluces (15,47) sigue siendo la peor pagada de
España con un promedio de 21,84 euros.
Perdón por disponer de solo dos enfermeros por ala
hospitalaria.
Perdón porque, con estos calores, al cargo de las urgencias
estén meritorios y entusiastas médicos internos residentes de primer y segundo
año en pleno proceso de aprendizaje.
Perdón por no haberos devuelto vuestra paga de Navidad de
2012 que os tomamos “prestada”, igual que al resto de funcionarios andaluces,
curiosamente los únicos que, estoicamente, lo permitís.
Perdón a los contratistas y suministradores, a los que se
les paga mal y tarde, si finalmente lo hacemos... y gracias al “Mecanismo de
Pago a Proveedores” puesto en marcha por el infausto Rajoy.
Perdón por no daros la oportunidad de acceder al amplio
catálogo de medicamentos a los que tienen derecho el resto de españoles.
Perdón por las subastas de fármacos y por el
desabastecimiento al que nos someten los laboratorios indios agraciados, sin
que, para colmo, hayamos ahorrado lo previsto.
Perdón, en fin, porque no sean las farmacéuticas españolas
las que reciban esos fondos tan importantes para invertir en ese I+D+i que tan
bien suena y que tanto me gusta pregonar.
Y gracias también, naturalmente que he de felicitaros y por
múltiples motivos:
Gracias a vosotros, profesionales y usuarios del sistema
sanitario andaluz, por aguantar
resignada y pacientemente todo esto.
Gracias por la
posibilidad de elegir hospital.
Gracias a los
albañiles, electricistas y pintores por la decoración y confortabilidad de una
habitación a la vanguardia en avances tecnológicos.
Gracias a “mis
compañeras” de habitación por su “cercanía”.
Gracias por
permanecer impasibles mientras hacemos y deshacemos a nuestro antojo.
Gracias por no
formarme aquí el lío de la marea blanca con la que merecidamente se inunda
Madrid.
Gracias, en
definitiva, por vuestra sangre de horchata... ¡menos mal que no he necesitado
una transfusión!
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