Tras un
primer tiempo en el que se entregó la cuchara, el tenedor, el cuchillo de la
carne, el del pescado e, incluso, el de untar, poco o muy poco restaba por hacer
en el agónico intento de convertir el segundo en un milagro en forma de una
recuperación que se vislumbraba tan lejana como imposible.
Con un
solo cambio en la política de comparecencias (Mariano por Tremoulinas) y
obligada por lesión del francés, el Sevilla se personaba, al mediodía, cinco
días después de su debut en competición europea teniendo como testigo un sol de
justicia que ha parecido destinar toda su radiación en forma de plomo a las
pantorrillas de los jugadores sevillistas, al tiempo que los célticos
aparentaban ser bereberes que hubieran encontrando en Nervión un oasis plácido y
reconfortante donde todo eran atenciones, agua fresca, bienvenidas, frescura,
dátiles y sombrerazos por doquier.
Y a la
vista de lo acontecido resulta claro que, amén de las inexistentes rotaciones,
el técnico vasco -el reciente héroe del banquillo de Nervión- ha tenido gran
parte de culpa en el discurrir del partido, sobretodo en el primer tiempo: sacar
de su sitio a Coke para desplazarlo a la izquierda y ocupar la banda derecha con
Mariano, pero, sobretodo, colocarlos en posiciones tremendamente avanzadas sin
que ninguno de los mediocentros se fijara entre los centrales, ha generado unos
huecos a sus espaldas que han sido gloriosamente aprovechados por Orellana y
Nolito para hacer de las bandas celtiñas la más acertada recreación del Brasil
de Rivelino y Tostao de México 70. El pretendido 4-2-3-1 se ha teñido finalmente
en 2-7-1 patético, inútil y desastroso que ha dado al traste con el partido, con
el resultado y, lo que es peor, con la recreación de una imagen de impotencia
felizmente superada tiempo ha.
La
pretendida reacción del segundo tiempo, con el Sol en todo lo alto de La
Bombonera quedará en las retinas como baldío intento por remontar, o siquiera
igualar, un encuentro que se había perdido a la hora del desayuno en una pizarra
del Hotel Los Lebreros. La mejoría de la reanudación "va de sua", imposible
hacerlo peor y eso que Fernando Llorente se estrenó como goleador sevillista a
los nueve minutos de entrar en el terreno de juego, tras perfecta asistencia de
Mariano. El larguero y el exceso de pases en los metros finales impidieron un
empate que, tras el espectáculo del primer tiempo en forma de baño de época, no
hubiera sido merecido. Los segundos 45 minutos solo han servido para el
socorrido masaje en busca de aflojar esos tensos músculos que hoy han brillado
por su ausencia demasiado tiempo. Dicho esto, ¡qué grande eres, Sevilla!
FICHA TÉCNICA DEL
ENCUENTRO
Sevilla FC 1 - Real C.
Celta de Vigo 2
Sevilla FC:
Sergio Rico; Mariano, Andreolli,
Kolodziejczak, Coke; Krychowiak, Nzonzi; Vitolo (Krohn-Dehli, m. 29), Banega
(Fernando Llorente, m. 46), Reyes (Konoplyanka, m. 73); y Gameiro.
Real Club Celta de Vigo:
Sergio Álvarez; Hugo Mallo, Cabral (Fontás, m. 58), Sergi Gómez, Jonny;
Augusto Fernández, Wass; Orellana, Pablo Hernández (Radoja, m. 63), Nolito;
e Iago Aspas (Guidetti, m. 79).
Goles:
0-1: m. 15, Nolito. 0-2: m. 26, Wass. 1-2: m. 54, Llorente.
Árbitro:
El aragonés
Jaime Latre. Mostró cartulina amarilla a Banega, Krychowiak y Reyes, por el
Sevilla, y a Sergi Gómez, Iago Aspas, Hugo Mallo, Augusto Fernández y
Orellana, por los gallegos. Expulsó al cético Jonny por doble amarilla en el
m. 91.
Incidencias:
Partido correspondiente a la 4ª jornada de Liga disputado
en el estadio Ramón Sánchez
Pizjuán con 39.000 espectadores en mediodía caluroso. Terreno de
juego en perfectas condiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario