“Yo no mandé a mis naves a luchar contra los elementos”.
Todo lo contrario de un Felipe II de la vida, Unai Emery, el mejor
entrenador de la historia del Sevilla, en ningún momento ha achacado al
diluvio vigués los apuros, si así pueden llamarse, para superar el
trámite de hoy en Balaídos.
Y esa, sin duda, ha sido la gran rémora que ha pesado sobre
el espectáculo de esta noche y en la que los locales, contrariamente a
los nuestros, se han sentido como pez en el agua en ese diluvio
universal que dio comienzo con el pitido inicial de Martínez Munuera.
La noche de perros ha hecho especial mella en un Sergio Rico
claramente desacostumbrado a esas incesantes rachas de viento y agua
sobre su rostro. El dominio del esférico que el Sevilla cedió gustoso a
los gallegos tuvo reflejo en el marcador merced a Iago Aspas que
aprovechó sendas desaplicaciones, en el 35 de la primera parte y en el
10 de la segunda, para adelantar a un Celta que soñó con una remontada
imposible, sobretodo cuando, a renglón seguido, un minuto después, Ever
Banega hacía el primer tanto sevillista y ponía distancias siderales en
las que, ya de por sí, eran descomunales.
Nadie dijo, salvo los cuatro “vendeburras” de siempre, que
iba a ser fácil. Para que Kolo, Rami y Nzonzi estuvieran en la final (la
gran preocupación) había que superar previamente la segunda parte de
las semifinales; en caso contrario, ni ellos tres, ni el resto de la
plantilla, estarían frente al FC Barcelona en escenario todavía por
designar.
Con un doble error del colegiado en la misma jugada (penalti
inexistente del cancerbero sevillista y tarjeta amarilla en lugar de la
roja) dio comienzo el recital de desaciertos que culminó con una
tarjeta amarilla a Nzonzi, absolutamente inmerecida, y a resultas su
expulsión con el partido terminado, lo que le impedirá estar en la
final. Sin duda, el aguacero caído sobre Balaídos ha exigido un esfuerzo
añadido a los 28 protagonistas del encuentro, convirtiéndose en el
mejor aliado de un Celta que lo ha intentado pero que, cierto es, lo más
cerca que ha estado de la final ha sido a tres goles y, para colmo, esa
“proximidad” le duró justo un minuto como ha quedado apuntado.
Otra final, sí, y no de waterpolo, la decimotercera en diez
años (y eso de momento, a la espera de lo que ocurra con “nuestra”
competición favorita)
y otra final de la Supercopa de España en ciernes, salvo que
cuatro
de sus perseguidores sean capaces de superar a los catalanes
en la clasificación liguera
o salvo que Cataluña logre la independencia de aquí a tres
meses. ¿Hay quien dé más?
FICHA TÉCNICA DEL
ENCUENTRO
RC Celta de Vigo 2 -
Sevilla FC 2
RC Celta de Vigo:
Rubén, Hugo Mallo, Sergi Gómez, Carles Planas; Wass (Jonny, m. 65),
Bongonda, Marcelo Díaz (Radoja, m. 68), Orellana, Pablo Hernández, Iago
Aspas y Guidetti.
Sevilla FC:
Sergio Rico; Coke, Rami, Kolo, Escudero; Iborra (Nzonzi, m. 56),
Carriço (Cristóforo, m. 63); Vitolo, Banega (Konoplyanka, m. 72),
Krohn-Dehli y Gameiro.
Goles:
1-0, m. 35, Iago Aspas; 2-0, m. 55, Aspas; 2-1, m. 56, Banega; 2-2, m. 87, Konoplyanka.
Árbitro:
El valenciano
Martínez Munuera. Amonestó a Planas y Pablo Hernández, por los gallegos,
y a Banega, Sergio Rico, Gameiro y Nzonzi, por el Sevilla, al que
expulsó, por doble amarilla una vez acabado el encuentro.
Incidencias:
Partido
correspondiente a la vuelta de las semifinales de la Copa de S.M.
El Rey disputado en el
estadio de Balaídos con 16.000 espectadores en
noche de diluvio universal. Terreno de
juego en malas condiciones por la lluvia.
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