viernes, 12 de febrero de 2016

2-2. ¿Otra final? Sí, y no de waterpolo


“Yo no mandé a mis naves a luchar contra los elementos”. Todo lo contrario de un Felipe II de la vida, Unai Emery, el mejor entrenador de la historia del Sevilla, en ningún momento ha achacado al diluvio vigués los apuros, si así pueden llamarse, para superar el trámite de hoy en Balaídos.

Y esa, sin duda, ha sido la gran rémora que ha pesado sobre el espectáculo de esta noche y en la que los locales, contrariamente a los nuestros, se han sentido como pez en el agua en ese diluvio universal que dio comienzo con el pitido inicial de Martínez Munuera.

La noche de perros ha hecho especial mella en un Sergio Rico claramente desacostumbrado a esas incesantes rachas de viento y agua sobre su rostro. El dominio del esférico que el Sevilla cedió gustoso a los gallegos tuvo reflejo en el marcador merced a Iago Aspas que aprovechó sendas desaplicaciones, en el 35 de la primera parte y en el 10 de la segunda, para adelantar a un Celta que soñó con una remontada imposible, sobretodo cuando, a renglón seguido, un minuto después, Ever Banega hacía el primer tanto sevillista y ponía distancias siderales en las que, ya de por sí, eran descomunales.

Nadie dijo, salvo los cuatro “vendeburras” de siempre, que iba a ser fácil. Para que Kolo, Rami y Nzonzi estuvieran en la final (la gran preocupación) había que superar previamente la segunda parte de las semifinales; en caso contrario, ni ellos tres, ni el resto de la plantilla, estarían frente al FC Barcelona en escenario todavía por designar.

Con un doble error del colegiado en la misma jugada (penalti inexistente del cancerbero sevillista y tarjeta amarilla en lugar de la roja) dio comienzo el recital de desaciertos que culminó con una tarjeta amarilla a Nzonzi, absolutamente inmerecida, y a resultas su expulsión con el partido terminado, lo que le impedirá estar en la final. Sin duda, el aguacero caído sobre Balaídos ha exigido un esfuerzo añadido a los 28 protagonistas del encuentro, convirtiéndose en el mejor aliado de un Celta que lo ha intentado pero que, cierto es, lo más cerca que ha estado de la final ha sido a tres goles y, para colmo, esa “proximidad” le duró justo un minuto como ha quedado apuntado.

Otra final, sí, y no de waterpolo, la decimotercera en diez años (y eso de momento, a la espera de lo que ocurra con “nuestra” competición favorita) y otra final de la Supercopa de España en ciernes, salvo que cuatro de sus perseguidores sean capaces de superar a los catalanes en la clasificación liguera o salvo que Cataluña logre la independencia de aquí a tres meses. ¿Hay quien dé más?

FICHA TÉCNICA DEL ENCUENTRO

RC Celta de Vigo 2 - Sevilla FC 2
 
RC Celta de Vigo: Rubén, Hugo Mallo, Sergi Gómez, Carles Planas; Wass (Jonny, m. 65), Bongonda, Marcelo Díaz (Radoja, m. 68), Orellana, Pablo Hernández, Iago Aspas y Guidetti.
 
Sevilla FC: Sergio Rico; Coke, Rami, Kolo, Escudero; Iborra (Nzonzi, m. 56), Carriço (Cristóforo, m. 63); Vitolo, Banega (Konoplyanka, m. 72), Krohn-Dehli y Gameiro.
 
Goles: 1-0, m. 35, Iago Aspas; 2-0, m. 55, Aspas; 2-1, m. 56, Banega; 2-2, m. 87, Konoplyanka.
 
Árbitro: El valenciano Martínez Munuera. Amonestó a Planas y Pablo Hernández, por los gallegos, y a Banega, Sergio Rico, Gameiro y Nzonzi, por el Sevilla, al que expulsó, por doble amarilla una vez acabado el encuentro.
 
Incidencias: Partido correspondiente a la vuelta de las semifinales de la Copa de S.M. El Rey disputado en el estadio de Balaídos con 16.000 espectadores en noche de diluvio universal. Terreno de juego en malas condiciones por la lluvia.

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