24/02/16. Mi colaboración de
ayer en El
Demócrata Liberal
“No son pocos los que
propugnan que lo mejor para España, y para enterrar definitivamente las incertidumbres
políticas y económicas, es un pacto a todas luces imposible de usurpadores,
PSOE-Ciudadanos”
“Quiénes proclaman el chantaje
lo explican como el mal menor necesario que evite un pacto de los socialistas
con Podemos que nos expida el billete definitivo al furgón de cola de la
economía mundial”
“Pedro pretende obligar a
Mariano a que copie su propio estilo ante Pablo, el de felpudo pisoteado,
mancillado e indecente”
No, no voy a
referirme al sufrido por el concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid,
Javier Barbero, a manos de sindicalistas del Colectivo Profesional de Policía
Municipal que, además de golpear su coche oficial -sí, han leído bien, su coche
oficial que la bicicleta duró una semana- y como perfectos conocedores de la
semántica léxica, lo que no es habitual, lo injuriaron al grito de “rojo”,
“perroflauta”, o “dictador”… valga la redundancia. Tampoco me referiré al
inmediato respaldo de sus compis-escracheadores
profesionales que apreciaron ipso facto actitudes fascistoides en el hostigamiento,
todo lo contrario que ven cuando son ellos los sujetos activos y peperos los pasivos; está claro que en
tales casos, sus acosos siempre son heroicos y fundamentados en la libertad de
expresión.
No son pocos los
que, todavía a estas alturas, propugnan que lo mejor para España, y para
enterrar definitivamente las incertidumbres políticas y económicas, es un pacto
a todas luces imposible de usurpadores -léase PSOE, segundo, con los peores
resultados de su historia electoral, y Ciudadanos, en su eterno afán por el
título de tonto útil del año- propiciado por el fraude que supondría la
abstención del partido ganador de las elecciones.
Quiénes proclaman
el chantaje lo explican como el mal menor necesario que evite un pacto de los
socialistas con Podemos que nos expida el billete definitivo al furgón de cola de
la economía mundial donde pastan, por ejemplo, la Grecia de Tsipras en Europa o
la Venezuela de Maduro en América. A estos vaticinadores de “lo menos malo” sí me
referiré:
Los primeros, los propios
socialistas que, sin vergüenza aparente, reconociendo tácitamente la obscenidad
de su planteamiento, escrachan desahogadamente al presidente en funciones
tirando de demagógico manual: “Tú decides, Mariano, o un gobierno
socialdemócrata con Riverita de la Barceloneta (Cornelia dixit), u otro
bolivariano-leninista, por el que bebemos los vientos, con el otro Pablo
Iglesias; lo mismo nos da que nos da lo mismo”.
Los segundos, los escaldados
y las escocidas del partido de la madrileña calle de Génova que, hostigados por
la fiscalía y la UDEF -ambas en manos del gobierno, no se olvide- abandonan el
barco sabedores de que es para siempre, y de que, con egoísta derrumbamiento y cortedad
de miras, arrastrarán al resto al precipicio: “dejemos gobernar a estos antes de
que llegue Podemos”. ¡Y se quedan tan panchos!
Los terceros, las nunca
insaciables empresas de comunicación que, cegadas de resentimiento por aquella
frecuencia televisiva no concedida, ofrecen solo opiniones favorables mientras
esperan la canonjía y demuelen proyectos si aquella no llega, y cuyos
consejeros delegados, eso sí, serán los primeros en atravesar el charco para
continuar “creando opinión” desde el exilio, mientras los moradores a la fuerza
de lo que quede al sur de Europa sufrimos las consecuencias de la extorsión.
Los cuartos, los
del IBEX subvencionado, a los que, siguiendo el ejemplo anterior, les importa
un comino el mañana de aquí si esta tarde reciben tentadoras ofertas de
localización por el ancho mundo de la mano de obra barata y de los derechos
laborales decimonónicos.
En fin, los quintos
y no necesariamente los últimos, los propios ciudadanitas que, inventados con los votos de la derecha renegada, pretenden
desde su inopia, desoyendo el pacto tripartito que las urnas entonaron hace ya
más de dos meses, encumbrar a un partenaire que continúa escribiendo cartas
públicas de amor sincero, que no puro, a los podemitas y con los que les viene poniendo continuamente los
cuernos, antes, incluso, de sellar el enlace. Vínculo que, con toda seguridad, está
más que gestado con los seguidores del de la coleta en el más absoluto de los
silencios (en contra de la pregonada retransmisión en directo de las
negociaciones) y que acabará germinando si los nacionalistas, ciscándose otra
vez en sus principios, arriman como es habitual el ascua a su achicharrada
sardina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario