Tres goles en 180 minutos,
todos obra del Sevilla, uno en la portería correcta, dos en la
equivocada, han marcado el hito definitivo en una competición, la más
grande del planeta a nivel futbolístico, más que digna del lado
sevillista.
El partido transcurrió como se esperaba. Hoy por hoy y en competición
copera -basta un somero repaso a lo ocurrido en los dos últimos días en
Roma, Liverpool, o Madrid- el marcador es absolutamente determinante a
la hora de encarar las eliminatorias y casi determinante en el resultado
final: las ventajas de la ida, más grandes o más esmirriadas, marcan
claramente el signo de los encuentros de la vuelta.
Así el Bayern de Múnich, repito, el Bayern de Múnich, el de toda la
vida, encaró el definitivo partido con todas las precauciones que el
fútbol profesional pone en práctica cuando de defender un resultado se
trata: acumulación de hombres en la zona ancha, sistema férreo
defensivo… y a verlas venir. Por su parte el Sevilla, conocedor de su
necesidad goleadora, tampoco salió a lo loco, esperando que el fútbol le
devolviera alguno de las infortunios de la ida, encontrar y aprovechar
esa ocasión que, aunque con cuentagotas, siempre se presenta. Y ahí
estuvo ese misil de Correa a la escuadra que bien pudo cambiar el signo
de la eliminatoria con los minutos justos por delante para hacer
zozobrar al transatlántico bávaro.
Se compitió a gran nivel como ha venido siendo habitual y en disonancia
con La Liga, en la Champions y en la Copa. La actitud es otra incluso en
los “francos” y “correas” de turno, aunque a estas alturas sigan
sobrando en un Sevilla con altas aspiraciones, todo lo contrario de los
amos y señores de ADN nacional, léanse Navas, Soria, Escudero o Sarabia,
espejo en el que irremediablemente ha de mirarse el Sevilla 2018/2019,
temporada en la que deben estar puestos todos los ojos a partir de ahora
para, inalcanzable ya la ansiada cuarta plaza liguera, conquistar
competición europea abordando la quinta posición.
Tras lo de hoy, se hablará para siempre de lo que bien pudo ser y no
fue. De una gesta que, junto a otras en estos históricos Cuartos, a
punto ha estado de remover los cimientos del fútbol europeo, finalmente a
resguardo por dos autogoles en la ida de Nervión y un atraco -otro- en
la Cueva de Alí Babá de La Castellana. ¡Uy, uy, uy, si a ese balón de
Correa le da por entrar!
FICHA TÉCNICA DEL
ENCUENTRO
FC Bayern de Múnich 0 - Sevilla FC 0
FC Bayern de Múnich:
Ulreich, Kimmich, Boateng,
Hummels, Rafinha (Sule, min. 86), Javi Martínez, James, Müller, Ribery
(Thiago, min. 71), Robben y Lewandowski (Wagner, min. 77).
Sevilla FC:
David Soria, Jesús Navas, Mercado, Lenglet, Escudero, Nzonzi,
Banega, Vázquez (Nolito, min. 80), Sarabia (Sandro, min. 70), Correa y
Ben Yedder (Muriel, min. 65).
Árbitro: El escocés William Collum. “Valiente”, como tocaba. Mostró tarjetas amarillas a Wagner, por los teutones, y a Mercado, NZonzi y Banega, por el Sevilla. Expulsó con roja directa a Correa.
Incidencias:
Partido correspondiente a la vuelta de los cuartos de final de la UEFA Champions League,
disputado en el Allianz Arena de Múnich ante
72.000 espectadores, tres millares de ellos seguidores del Grande del Sur de
España, en noche
primaveral. Terreno de juego en perfectas condiciones.
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