“Po ná, aquí cabreaos porque
hemos perdío ante el Bayern de Múnich sin que los teutones nos hagan un
gol”. El que quiera que nos empate a grandeza porque a estupidez no hay
quien nos supere y es que, no es nuevo, hace tiempo que hemos perdido la
perspectiva.
Así somos: tras media hora de superioridad, siempre disconformes, nos
autoempatamos para entonar aquello de “nuestra gozo en un pozo”, o “fue
bonito mientras duró”. “Espectáculo” al que se sumó el técnico cuando
-no hay quien lo entienda- se ahorra un cambio ante una apisonadora
física y realiza los otros dos en las postrimerías del encuentro
(minutos 77 y 84) cuando el equipo pedía a gritos un refresco.
El partido comenzó a disputarse desde por la mañana, cuando Montella, en
otro ataque crónico de “entrenadoritis”, desveló que, en el partido de
los partidos, bajo los palos estaría David Soria en detrimento de un
Sergio Rico al que, él y solo él, había encumbrado caprichosamente desde
su llegada a una titularidad incontestable, mientras ninguneaba,
subestimaba o directamente despreciaba al hoy titular. La decisión,
finalmente, no ha tenido incidencia en el resultado final por la
entereza y bien hacer del chaval pero no cabe duda de que su arriesgada
apuesta ha supuesto un punto más de incertidumbre a añadir a la ya de
por sí complicada eliminatoria.
Tras los dos minutos iniciales de posesión teutona, el Sevilla le cogía
el aire al partido y Sarabia, goleador después, fallaba increíblemente
un “penalti en movimiento” ante las narices de Ulreich. El madrileño, en
los mejores momentos sevillistas, aprovecharía otra ocasión a la media
hora para poner por delante a los nuestros. Aunque se desaprovecharon
dos ocasiones clarísimas más, Nervión fue una fiesta hasta el 37 en la
que una aproximación por la izquierda del conjunto alemán fue desviada
por Jesús Navas al interior de su propia portería. Con el autogol
(Escudero haría lo propio ya en el segundo tiempo) no solamente se
cayeron los palos del sombrajo de los profesionales sino, lo que es
peor, los de una grada que, sumado el efecto somnífero del bocadillo del
intermedio y la pesada digestión, acabó ganduleando y entregando la
cuchara para el resto del encuentro, y no de un partido cualquiera sino
el de mayor glamour de la historia sevillista en terreno nervionense.
Ahora sí, parece llegado el momento del disfrute para los que habían
buscado sin éxito a ese equipo capaz de hacerles soñar ante su
manifiesta pequeñez. Han tenido que recurrir nada más y nada menos que
al Bayern de Múnich... aunque todavía quedan 90 minutos... o quizá 120.
FICHA TÉCNICA DEL
ENCUENTRO
Sevilla FC 1 - FC Bayern de Múnich 2
Sevilla FC:
David Soria, Jesús Navas,
Kjaer, Lenglet, Escudero, Pizarro, NZonzi, ‘Mudo’ Vázquez, Sarabia,
Correa (Sandro, min. 77) y Ben Yedder (Muriel, min. 80).
FC Bayern de Múnich:
Ulreich, Kimmich, Boateng,
Hummels, Bernat (Rafinha, min. 46), Javi Martínez, Vidal (James, min.
36), Müller, Thiago, Ribery (Robben, min. 79) y Lewandowski.
Goles:
1-0, min. 31: Sarabia. 1-1, min. 37: Jesús Navas, en
propia meta. 1-2, min. 67: Escudero, en propia meta.
Árbitro: El italiano Daniele Orsato. Mostró tarjetas amarillas a, Correa y Pizarro, por el Sevilla, y a Ribery, Bernat y Müller, por los alemanes.
Incidencias:
Partido correspondiente a la ida de los cuartos de final de la UEFA
Champions League, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante
42.000 espectadores, tres millares de ellos seguidores teutones, en
noche
primaveral. Terreno de juego en perfectas condiciones.
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