sábado, 21 de abril de 2018

0-5. ¡Sevilla somos nosotros!

No aciertan los que recurren a la socorrida incomparecencia en esta final, otra final, la decimoctava en apenas una docena de años. Quienes tenían que estar, casi todos, han estado donde tenían que estar, en la grada del Metropolitano aleccionando a la nación española de dignidad, de orgullo, de decencia, de decoro, en definitiva, de sevillanía y saber estar, defendiendo el escudo y la bandera más longevos del fútbol patrio.

Los que debían defender la camiseta, para propio deshonor y con la excepción en el primer tiempo de Jesús Navas y en el segundo de Sandro, también han estado, los mismos que han dejado una mancha indeleble en la sagrada elástica blanca que siempre perdurará: unos por su candidez, impericia y/o falta de aptitud esta noche, casos de Soria, Escudero y Sarabia; otros por haberse convertido en viles protagonistas de una histórica afrenta y aquí no pueden olvidarse los Mercado, Lenglet, Nzonzi, Banega, Correa, Vázquez y Muriel. Todos ellos, sin excepción y junto al técnico italiano (los cambios de Layún y de Nolito le desacreditan como entrenador y sobretodo como persona), sobran en el futuro más inminente del -pese a quien pese y pese a todo- Grande de Andalucía.

El diseño de ese futuro se ha convertido en rabioso presente: urge una refundación y mañana ya es tarde. La temporada 2018/2019 debe ser algo muy parecido a la primera de Joaquín Caparrós con ADN español sudando por cada poro. La legión extranjera, a la cabeza la tropa argentina y previa liquidación, ha de ser contratada por otros ejércitos de mercenarios que, en la búsqueda de logros, antepongan insensibilidad a sentimiento, entumecimiento a pasión. Las cuentas así también han de salir: haber jugado en el Sevilla da un caché que, pese a la necesaria rebaja, reportará al club si no beneficios económicos apenas quebrantos.

Mención aparte merece la organización de la seguridad llevada a cabo por la Subdelegación del Gobierno en Madrid: el trato recibido esta tarde por los aficionados sevillistas en los accesos al estadio solo podría disculparse con la dimisión del Ministro del Interior: las asociaciones animalistas hubieran puesto el grito en los cielos si el tratamiento dispensado hoy a miles de personas se hubiese proporcionado a una manada de corderos camino del matadero. Si el presidente del Gobierno no lo cesa, que no lo hará, el ministro del Interior, como máximo responsable y, sobretodo, como sevillista, tiene la obligación de presentar hoy su dimisión. Tras finales y más finales en apenas unos años, nunca, nunca, nunca, las fuerzas y cuerpos de seguridad españolas, holandesas, francesas, escocesas, italianas, suizas o polacas, habían puesto en tan inminente peligro las vidas de las personas, ancianos y niños entre ellos. Zoido ha aplicado el 155 en el sector equivocado y eso le descalifica como político y como aficionado blanquirrojo.

Pero que nadie se frote las manos: pese a la ignominia, pese a la afrenta, pese a la infamia, quedamos nosotros para defenderte y reverdecer laureles, porque ¡Sevilla somos nosotros!

FICHA TÉCNICA DEL ENCUENTRO

Sevilla FC 0 - FC Barcelona 5
 
Sevilla FC: David Soria, Jesús Navas, Mercado, Lenglet, Escudero, NZonzi, Banega, Vázquez (Nolito, min. 86), Sarabia (Layún, min. 82), Correa (Sandro, min. 46) y Muriel.
 
FC Barcelona: Cillessen, Sergi Roberto, Umtiti, Piqué, Jordi Alba, Busquets (Paulinho, min. 75), Rakitic, Iniesta (Denis Suárez, min. 87), Coutinho (Dembelé, min. 82), Leo Messi y Luis Suárez.
 
Goles: 0-1, min. 13: Luis Suárez. 0-2, min. 30: Leo Messi. 0-3, min. 39: Luis Suárez. 0-4, min. 51: Iniesta. 0-5, min. 69: Coutinho (p).
 
Árbitro: El extremeño Gil Manzano. Mostró tarjetas amarillas a Mercado, Escudero y Vázquez, por el Sevilla, y a Iniesta y Busquets, por el Barcelona.
 
Incidencias: Partido correspondiente a la final de la Copa de S.M. El Rey disputado en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid ante 60.000 espectadores, un tercio de sevillistas de Nervión en noche primaveral. Terreno de juego en perfectas condiciones.

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