martes, 15 de enero de 2013

Un "madrilista" que canta las cuarenta (por Francisco Romero)

 
 
Y no le falta razón. Un quasi recién llegado, que a esta hora hace las maletas, un madrilista de postín, como se dice por aquí, realiza un diagnóstico casi perfecto de la situación actual del Sevilla. Su carta de despedida y sus intervenciones radiofónicas a la hora del adiós muestran a un Míchel tal como es, sin componendas ni dobles lecturas. De fuera ha de venir quien nos ha facilitado el análisis de una realidad, bien conocida por todos, pero que a la que nadie -él incluido- ha sido capaz de poner fin.
 
Se entiende clarito, habla en primera persona:
 
"Hace poco más de un año vine a Sevilla con la ilusión de un niño. Ahora que me voy, veo toda esa ilusión multiplicada y convertida en sentimiento, ese que nos llevamos todos los que tenemos la oportunidad de trabajar en este Club y vivir en esta maravillosa ciudad.
 
Tras mi periodo como entrenador del SEVILLA FC no tengo más que palabras de agradecimiento para todos aquéllos que han colaborado conmigo durante este tiempo y algo más importante: a los que me han contagiado este sentimiento de compromiso por este escudo.
 
Presidente, Consejeros, Dirección deportiva, mis jugadores y colaboradores directos, empleados y aficionados de este Club… mi gratitud para todos.
 
Disfrutar de la pasión con la que vive esta afición, escuchar y sentir el himno del Centenario y ser uno más de vosotros; no tiene precio. Somos un Club grande y los que venimos de paso lo apreciamos, será imposible olvidarlo. Por eso estaremos aquí para siempre.
 
Recibido el cariño y con el poso de amargura que dejan los resultados –los únicos jueces válidos- mi pena se mezcla con la alegría por la experiencia de haber compartido este tiempo con vosotros.
 
Por todo esto y por todo lo que me llevo conmigo para siempre.
 
Muchas gracias. ¡Vamos mi Sevilla, vamos campeón!".
 
En la Ser y en la Cope, en la medianoche de ayer, daba su versión sobre lo que le ha tocado vivir en el último año en el Grande de Andalucía, mostrando su frustración por abandonar un club como el nuestro, desbordando señorío en sus manifestaciones y poniendo a algunos personajetes en su sitio, sin escurrir el bulto, incluso sin faltarle razón cuando se permite tachar de cínico el comportamiento de un sector de la afición que en nada está contribuyendo a superar con éxito la actual travesía del desierto.
 
Se va Míchel (no es el único culpable) dejando un poso de grandeza y cercanía que se agradece más viniendo de un "madrilista".
 
Llega Emery. ¡El Rey ha muerto, viva el Rey!

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