lunes, 4 de febrero de 2013

2-1. De villano a héroe... En un taconazo



Sin duda alguna el gran protagonista del partido ha sido Álvaro Negredo. Ya en la víspera, Vicente del Bosque se volvió a acordar del madrileño para formar parte de la selección absoluta y pareciera que el delantero a tal honor debiera responder con  acciones coloristas en forma de espectaculares vaselinas, chilenas o taconazos imposibles.
Y eso precisamente es lo que ha sucedido. Negredo ha vuelto a empeñarse en hacer bonito lo eficaz y difícil lo fácil, fallando en el primer tiempo dos clarísimas ocasiones ante la meta de Rubén. En ambas eligió la vaselina para superar el obstáculo y en ambas se equivocó, no sólo por la opción escogida, sino por la falta de acierto en la ejecución. El regate al cancerbero o el chut potente a puerta, en última instancia, hubieran resultado mejores remedios a las dos oportunidades disfrutadas que hubieran significado la necesaria tranquilidad para poner tierra de por medio ante un buen Rayo Vallecano que no ocupa la situación actual en la clasificación por mor de la suerte, precisamente.
Tuvo que ser Rakitic quien adelantara al Sevilla al borde del descanso tras una salida en falso de Rubén. El disparo a puerta del croata desde lejos, salvando testas ajenas, fue todo un prodigio para poner fin a la primera mitad.
Pero de nuevo parecía que volvía tocar a sufrir. Tras la reanudación, Fernando Navarro comete un penalti tan innecesario como infantil que permitió a los vallecanos igualar el marcador: Chori Domínguez bate a Beto (valga la aliteración) para que el portugués encajara su tercer tanto (dos en el Calderón en Copa) desde los once metros. Menos mal que Negredo abusó de su "manía" e, instantes después, finaliza de espuela una buena jugada por la derecha del ataque sevillista. Esta vez el recurso era obligado. Difícilmente otra opción hubiera sido mejor  que la elegida pero ello no obsta a resaltar la personalidad suficiente que atesora para atreverse, después de lo que "había llovido", a semejante finalización. ¿Imaginamos lo que hubiera supuesto un tercer fallo adornándose en demasía?
No estuvo arrollador el equipo como ante el Granada -que resucitó ante el Real de Madrid ganando un partido sin disparar una sola vez a puerta-, pero el Rayo Vallecano es otra cosa y bien que lo demuestra.
Los nuestros: Beto desparramando confianza y, sobretodo, compromiso (¿igual que Diego López?); Cicinho, volviendo a por sus fueros hasta su lesión; Navarro, más bajo del nivel mostrado durante los dos últimos años; Spahic, a su altura y abusando de personalidad; Fazio, titular indiscutible para todos los entrenadores cuando las lesiones lo han permitido ("muchos" querían ponerle un lacito a final de enero); Medel, inconmensurable ("alguno" lo ha llegado a tachar de futbolista de "aplauso fácil"); Kondogbia, apoderándose de otra ficha titular para largo tiempo; Rakitic, agotado pero aprovechando distracciones que suponen puntos; Navas, aunque ha mejorado, a cuestas con su asignatura pendiente, el centro preciso; Reyes, echándose el equipo a la espalda, tratando de demostrar -y consiguiéndolo por momentos- que no ha vuelto para pasearse... y Negredo... de villano a héroe en un taconazo.
FICHA TÉCNICA DEL ENCUENTRO

Sevilla F.C. 2 - Rayo Vallecano C.F. 1
 
Sevilla F.C.: Beto; Cicinho (Coke, m. 43), Fazio, Spahic, Fernando Navarro; Medel, Kondogbia (Maduro, m. 73); Navas, Rakitic, Reyes (Manu del Moral, m. 69); y Negredo.
 
Rayo Vallecano C.F.: Rubén; Tito, Gálvez, Amat, Casado; Lass, Javi Fuego, Trashorras (Adrián, m. 87), José Carlos (Franco Vázquez, m. 76); Chori Domínguez y Delibasic (Leo Baptistao, m. 60).
 
Goles: 1-0, m. 45, Rakitic; 1-1, m. 50, Chori Domínguez (p); 2-1, m. 54, Negredo.
 
Árbitro: El asturiano Muñiz Fernández. Amonestó a Fernando Navarro, Fazio y Spahic, por el Sevilla; y a Gálvez, Tito y Lass, por el Rayo. Expulsó por doble amarilla a Rakitic (m. 91).
 
Incidencias: Partido correspondiente a la 22ª jornada de Liga disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante 42.000 espectadores en tarde fría y despejada. Terreno de juego en perfectas condiciones.

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