Se volvió a cumplir la máxima del fútbol: "cuando no puedes marcar un gol
más que tu oponente, al menos consigue los mismos", es decir en defecto de
victoria, el empate es el siguiente y único objetivo.
Y esa igualdad en el marcador,
inmerecida en el cómputo total del partido, sabe a gloria porque se ha
cosechado frente a un señor equipo (queda lejos aquello de "¡qué asco, qué
asco, el juego de los vascos... !) que se ha plantado en el Sánchez Pizjuán
exhibiendo su rotundidad y raza clásicas aliñada, también, con apoyos,
triangulaciones y, lo que es más importante, sed de victoria.
Si a todo ello le añadimos que
tras el golazo de Alberto Moreno, en el minuto cuatro -en precisa y preciosa
jugada de estrategia que sirvió para refrendar el desbocado inicio
sevillista- regalamos el empate dos minutos después, sólo queda concluir que
el resultado final ha sido tremendamente amable con el fútbol puesto en
práctica por los nuestros.
De nuevo un error defensivo cuesta
el gol. En una jugada sin aparente peligro, Fazio -la eterna diana de la
"sabia" grada- cede de cabeza hacia atrás a la zona intermedia entre Cala y
Beto y la indecisión de ambos la aprovecha Toquero para que Susaeta
batiera a placer la meta nervionense.
Prácticamente, con dos
excepciones, ahí acabó el buen balance sevillista: un extraordinario remate
de cabeza del propio Fazio en las postrimerías del primer tiempo que obligó
a Iraizoz -¡qué buenos recuerdos nos trae el guardameta vasco!- a hacer el
paradón de la tarde y un gol anulado a M'bia por fuera de juego tras
espectacular testarazo. El centro del campo tuvo un único dueño, el
forastero, y su evidente sed de victoria se cegó en los aledaños de Beto
únicamente por mérito del portugués en las dos claras ocasiones de que
dispusieron y por su propia ineficacia en los metros finales.
La más clara ocasión para dirimir
el partido a su favor la tuvo el Athletic al filo del descanso cuando el
navarro Undiano Mallenco, a instancias del asistente de Preferencia, señaló
penalti por manos de Bacca en un balón que, bajado del cielo, tocó en su
brazo cuando, de espaldas, se disponía a proteger la salida del esférico por
la línea de fuera de gol. El máximo castigo ejecutado por Susaeta fue
desviado por Beto dando un tremendo balón de oxígeno de cara a una segunda
parte que, todavía, evidenció más el dominio bilbaino, eso sí, sin ocasiones
claras ante la meta sevillista.
Bien que se notó la ausencia de
Rakitic. Reyes fue el llamado a cubrir su posición pero la tendencia del
utrerano a buscar la banda, emparejándose demasiadas veces con Alberto
Moreno, dejó huérfana la parcela central donde M'bia y Carriço no daban a
bastos para cubrir agujeros. Para colmo, Vitolo jugó los 90 minutos en los
que evidenció el camino que le falta en su recuperación después de tres
semanas de baja por lesión.
En definitiva, un tremendamente
exigente Athletic se ha llevado del Sánchez Pizjuán un resultado tan
merecido como escaso ante un Sevilla con las piernas muy pesadas pero que ha
sabido conjugar perfectamente el verbo empatar ante la imposibilidad de
aspirar a mayores hazañas.
Ocho encuentros oficiales
consecutivas sin conocer la derrota. Ese es el camino.
FICHA TÉCNICA DEL
ENCUENTRO
Sevilla F.C. 1 - Athletic Club de Bilbao
1
Sevilla F.C.:
Beto; Diogo, Cala (Iborra, m. 60), Fazio, Fernando Navarro; M'bia, Carriço;
Vitolo, Reyes (Perotti, m. 66), Alberto Moreno; y Bacca (Gameiro, m. 78).
Athletic Club de
Bilbao:
Iraizoz; De Marcos, Gurpegi,
Laporte, Balenziaga; Iturraspe, Mikel Rico (San José, m. 90); Herrera,
Muniain, Susaeta (Ibai, m. 82); y Toquero (Aduriz, m. 61).
Goles:
1-0, m. 4, Alberto Moreno;
1-1, m. 6, Susaeta.
Árbitro:
El navarro
Undiano Mallenco. Amonestó a Diogo, Bacca, Vitolo y M'bia, por el Sevilla, y
a Gurpegi e Iturraspe, por el Athletic.
Incidencias:
Partido correspondiente a la 16ª
jornada de Liga disputado
en el estadio Ramón Sánchez
Pizjuán
ante unos 39.000 espectadores en tarde-noche cuasi primaveral. Terreno de juego en
perfectas
condiciones.
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