Un guardameta "palomitero",
Beto; un lateral derecho "de Segunda B", Coke; un central "blandito", Pareja;
otro central "de chiste", Fazio; un carrilero zurdo "con la mente en otro
sitio", Alberto Moreno; un pivote "pesado y lento", Iborra, otro centrocampista
"de turismo", M'bia; un interior "acabado", Reyes; un centrocampista "ausente",
Marin y un delantero "indolente", Bacca, con la ayuda inestimable de Ivan
Rakitic (éste sí es bueno, "de momento"), y sin entrenador en el banquillo (¡Emery,
vete ya!), venció en otra noche épica al Real de Madrid por dos tantos a uno,
sumando su sexta victoria consecutiva en la competición, lo que supone un nuevo
récord histórico del club nervionense y colocándose a seis puntos (demasiada
diferencia aún) de la, de momento, vedada cuarta plaza liguera.
Unai puso en liza a
sus "mejores hombres", mejor dicho: a los "menos malos", en consideración a los
calificativos del primer párrafo que se han oído esta temporada en boca de esa
minoría de "genios" inefables y chillones que habitan las gradas del Sánchez
Pizjuán, o en los transistores, o en las tertulias televisivas en la voz de esos
"opinadores" profesionales que cuentan esto del fútbol según su "leal" y
difamante saber y entender.
Y en esto apareció
Bacca, haciendo los dos goles del triunfo final que sirvieron para remontar el
gol inicial de Cristiano en colaboración, precisamente, con el colombiano.
También dijo aquí estoy yo Reyes para que, en un prodigio de clase no exento de
sacrificio, sirviera el esférico al "nuevo Luis Fabiano" para establecer el
empate. Pero resulta que también apareció el de siempre: Ivan Rakitic que, en
una excepcional jugada, que se convertirá sin duda en el símbolo de esta
temporada, se recorre en solitario todo el campo madridista, previo sombrerito a
Pepe, encara a defensores y portero, "bichea" a izquierda y derecha, sobre todo
a la derecha, donde aparece otra vez Carlitos para sentenciar el choque.
Pero el mérito no
fue solo de ellos; hoy "se equivocaron" casi todos: Beto, salvando las
finalizaciones del Real de Madrid entre los tres palos, sobretodo realizando dos
paradones a sendos disparos de Cristiano y Bale; Coke, derrochando casta y
coraje y tapando su flanco; Alberto, haciendo lo propio por el lado izquierdo y
sumándose al ataque en contadas pero peligrosísimas internadas; Pareja,
acompañando sin amilanarse al auténtico líder y capitán de este equipo, Federico
Fazio, mil veces lapidado por propios y extraños en el semicírculo de su área
-otro partidazo del argentino anticipándose por arriba y por abajo a los
atacantes madridistas-; multiplicándose en la parcela ancha M'bia e Iborra,
donde los forasteros acumulaban un hombre más al jugar más pegados a la cal
Reyes y Marin (el más endeble hoy) y... Rakitic y... Bacca, de los que poco más
puede decirse.
Y todo tras tres
días de lloros y plegarias con la desesperada intención de torcerle el brazo al
"undiano" de hoy, el inefable, lamentable y pésimo colegiado González "bis" con
el que, los guarismos, hasta esta noche, decían esto: 9 partidos dirigidos al
Sevilla, 2 victorias y 7 derrotas. Y bien que ha intentado que las cosas no
cambiaran, sibilinamente, donde él sabe que no se nota, no se mueve y no
traspasa: en el centro del campo... esto es falta, esto no, esto es tarjeta,
esto no...
Lo dicho (por
nuestros entrañables "genios"): ¡Emery, vete ya!
Sevilla F.C. 2 - Real
Madrid 1
Sevilla F.C.:
Beto; Coke, Pareja, Fazio, Alberto Moreno; Iborra, M'bia; Reyes (Navarro, m.
76), Rakitic, Marin (Vitolo, m. 71); y Bacca (Gameiro, m. 83).
Real Madrid:
Diego López; Carvajal, Pepe, Varane,
Marcelo; Xabi Alonso, Illarramendi (Isco, m. 67); Bale, Modric (Morata, m.
90), Cristiano; y Benzema.
Goles:
0-1, m. 14: Cristiano. 1-1, m. 18: Bacca.
2-1, m. 72: Bacca.
Árbitro:
El castellano-leonés
González González. Amonestó a Iborra, Marin
y Beto, por el Sevilla, y a Bale, Varane y Xabi Alonso, por el Real
Madrid.
Incidencias:
Partido correspondiente a la 30ª
jornada de Liga disputado
en el estadio Ramón Sánchez
Pizjuán ante 43.000 espectadores en noche fresquita. Terreno de
juego en perfectas condiciones.
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