¿Quién
dijo que sería fácil? Mejor, ¿quién apostaba por este Sevilla criticado hasta la
náusea -otra vez- desde hace menos de 72 horas tras el partido europeo de
Turín?, ¿quién daba hoy un duro por esta diezmada plantilla (sin Beto, Rami, Carriço, Banega, Escudero
y Kakuta, sin olvidar a Pareja) y con un día menos de descanso que su
oponente, también con "dos" significativas bajas?
La
ocasión, más pintada de calva que nunca, no se mostraba propicia en absoluto. Ni
siquiera un pelito, un cabello de ilusión en la rutilante alopecia que venía
evidenciando este Sevilla 2015-2016 de espeluznante comienzo y de agoreros
múltiples que, desde su asiento en la grada, desde su alcachofa radiofónica o
desde el teclado de su toshiba, habían hecho doblar las campanas tocando
a muerto por un cadáver que no, que no lo estaba, que, en todo caso había estado
de parranda más tiempo del aconsejable.
La
suerte, que en momentos puntuales había sido esquiva, ha vuelto hoy a estar del
lado de El Grande del Sur de España (y por ende de Europa). Hasta en tres
ocasiones balones tocados en última instancia por delanteros azulgranas han
besado la madera de la portería de Sergio Rico, la primera de ellas tras el
segundo regalo (no fueron los únicos) del extremeño Gil Manzano que señaló una
falta al borde del área precedida por un claro fuera de juego señalado por el
ayudante de la banda de Preferencia. Lastró al Sevilla, principalmente, merced a
su irrebatible desigualdad en la toma de decisiones disciplinarias, sin olvidar
el penalti que sirvió para meter a los de la in-de-pen-den-cia otra vez en el
partido.
El visado
a la independencia que, con ellos el FC Barcelona, persigue el 47 % de los
catalanes que votaron hace seis días, ha sido sellado esta tarde en la aduana de
Nervión. Tirando de sus principales atributos, el equipo de la casta y de la
materia esencial de la tortilla franco-española, ha retornado, ha vuelto a
conseguir en su feudo tres nuevos puntos a sumar a los cosechados la pasada
semana ante el Rayo Vallecano. Un grito por la independencia -¡que
desaparezcan!- de tanto bocazas, de tanto manipulador -como los que pululan por
los medios de comunicación- celebrante porque el Sevilla FC entregara la cuchara
el pasado miércoles en tierras italianas ante el subcampeón de Europa.
Ese
vestuario desunido, peleado, colmado de rencillas, conflictos y disputas, se ha
conjurado para gritar todos juntos: ¡cállaos, garrulos! ¡cerrad la boca,
impresentables charlatanes ventajistas!, ¡aquí nos teneís a todos para proclamar
a los cuatro vientos que somos un equipo, que nunca hemos dejado de serlo, y que
esa bilis de eterna presencia en vuestras comisuras será un elixir de dioses al
lado de la quina que todavía os queda por tragar!
Llegó la
tan deseada actitud como tenía que llegar: a pesar de las bajas, de la mano de
la notable mejora en el plano físico, ese apartado en el que se ha errado
groseramente en la búsqueda de un título, la Supercopa de Europa, que finalmente
no llegó pero para que el cuerpo técnico está encontrando el remedio adecuado.
Sergio
Rico, Coke (c), Andreolli, Kolo, Tremoulinas, Krychowiak, Nzonzi,
Krohn-Dehli,
Iborra, Vitolo y Gameiro, un once para recordar: un portero de casi dos
metros
capaz de revertir la situación desde la primera vez que ponga su rótula
en la
nuez del delantero más amenazador, un capitán eterno titular llegue
quien
llegue, fiche quien fiche, y marcador constante del camino a seguir por
el
resto, dos centrales para la suplencia convertidos en titulares a la
fuerza que
han atiborrado de papel de periódico los gaznates de mucha gente, un
lateral
izquierdo "que se quitaba de en medio" y más presente que nunca, dos
mediocentros todo pundonor aun sin estar en su mejor momento, un fichaje
llegado de
Vigo que los sabios de turno no podían entender, un gigante valenciano
intimidador y hoy otra vez goleador y... el "chiquetito", ese delantero
francés,
todo decoro, vergüenza, velocidad, desborde y sabiduría que, para colmo,
ha
hecho hoy tragarse de un bocado la salchicha a los demorados que aún no
ocupaban
sus asientos tras el descanso.
Llegábamos al encuentro un poquito
mejor que muertos y salimos de Nervión con la satisfacción de que el Sevilla FC
ha vuelto, algo que comenzaba a dudar ese ventajista que disfrutaría saliéndose
con la suya y poniendo de patitas en la calle al mejor entrenador que mis
cuarenta años de carné han visto en el Ramón Sánchez Pizjuán. De todas formas,
que estén tranquilos: ya queda un día menos para que vean cumplidos sus sueños
y, con ellos, su patético "ya lo decía yo". Ahora de momento, a... callar.
VÍDEOS DEL PARTIDO:
FICHA TÉCNICA DEL
ENCUENTRO
Sevilla FC 2 - FC
Barcelona 1
Sevilla FC:
Sergio Rico; Coke, Andreolli, Kolo,
Tremoulinas (Mariano, m. 87); Krychowiak, Nzonzi; Krohn-Dehli, Iborra
(Reyes, m. 68), Vitolo; y Gameiro (Llorente, m. 71).
FC Barcelona:
Claudio Bravo, Sergi Roberto, Piqué, Mathieu (Alves, m. 59), Alba;
Mascherano, Busquets, Rakitic; Munir (Sandro, m. 59), Luis Suárez y Neymar.
Goles:
1-0, m. 51: Krohn-Dehli. 2-0, m. 57: Iborra. 2-1, m. 73: Neymar (p).
Árbitro:
El extremeño
Gil Manzano. Amonestó a Krychowiak, Andreolli, Kolo, Tremoulinas y Llorente,
por el Sevilla, y a Busquets, Mathieu, Jordi Alba, por los catalanes.
Incidencias:
Partido correspondiente a la 7ª jornada de Liga disputado
en el estadio Ramón Sánchez
Pizjuán con 44.000 espectadores en tarde de buena temperatura pese a la hora
del comienzo del choque (16,00 horas). Terreno de
juego en perfectas condiciones.
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