Una
puñalada en el 92 puso fin al mejor partido a domicilio del Sevilla FC a
domicilio en muchísimo tiempo. Cuando los ingleses, agazapados,
acobardados, amedrentados, se conformaban con un punto, cosecharon los
tres en un contraataque culminado por De Bruyne cuando los sevillistas
continuaban buscando con ahínco la victoria.
Y
lo sucedido no lo ha sido en un lugar cualquiera, sino en el Etihad
Stadium, la casa del “leader of the Premier”, de un Manchester City
“burreado” por el Sevilla en todas las parcelas del juego menos en lo
fundamental de este deporte en el que, venimos insistiendo, jugar bien
es -única y exclusivamente- marcar más goles que el contrario.
Los
enemigos del resultadismo y de la plata en las vitrinas, los que opinan
que esos logros no son suficientes vuelven a ser hoy, por arte de
birlibirloque, los líderes de la demagogia; para ello su ADN les ha
convertido en criticadores innatos, censores, reprobadores, y expertos
reventadores de cualquier situación y de la contraria. Baste como
ejemplo su eterna predilección por crucificar a Coke cualquier día, a
cualquier hora, en la explanada de Nervión Centro y que hoy, sin
embargo, no han entendido su sustitución.
Terminó
el Sevilla como empezó, hecho dueño y señor de todas las parcelas del
terreno de juego, con un Sergio Rico al que miraban de lejos los puntas
ingleses entre los que solo ha destacado el genio de Los Palacios que,
haciendo honor al equipo visitante, quiso sumarse a la -después
frustrada- fiesta sevillista, aunque con los lógicos intereses
contrapuestos.
Konoplyanka,
ratificando la superioridad que la batalla dibujaba, adelantó al
Sevilla en el marcador al filo de la media hora de juego, si bien, en
escasos cinco minutos, la primera desaplicación defensiva, aliada con la
-mala- suerte, llevó el empate al marcador tras rebote y autogol de
Rami.
Lo
que en otras ocasiones hubiera supuesto la desesperación y, con ella,
la deserción, se transfiguró en una llamada a rebato inesperada, por lo
impropio tras lo visto en el comienzo de temporada: los de Emery
siguieron a lo suyo, avasallando a un City frustrado y boquiabierto ante
las acometidas del Grande del Sur de Europa.
Faltó,
insisto, lo fundamental: el acierto en algunas de las múltiples
ocasiones de las que se han dispuesto, lo que evidencia que el ruido
mediático que el partidazo sevillista ha levantado en el Viejo
Continente no se corresponde con la cesta de nueces finalmente
desparramadas por el suelo, en forma de puntos, de una batalla que solo
puede ser librada por un ejército de leyenda. El sofocón final lo es
todavía más ante la injusticia de un marcador que, curiosamente, hasta
con los palos en contra, es lo que hace a este deporte tan grande.
El
árbol en forma de batacazo del minuto 92, con ser robusto y vigoroso,
no puede impedir vislumbrar un tupido bosque de optimismo e ilusión ante
la imagen de un equipo al que sus eternos enterradores -propios y
forasteros- con traje negro y sombrero de copa, sin disimulo, llevan
lustros calculando las medidas de su féretro. ¡Ea, pues otra vez será!
FICHA TÉCNICA DEL
ENCUENTRO
Manchester City 2 - Sevilla FC 1
Manchester City:
Hart, Zabaleta (Kolarov,
m. 59), Otamendi, Mangala, Sagna, Toure, Fernandinho, Navas, De Bruyne,
Sterling y Bony (Fernando, m. 75).
Sevilla FC:
Sergio Rico; Coke,
(Mariano, m. 83) Kolo, Rami, Tremoulinas; Krychowiak, Iborra;
Konoplyanka (Nzonzi, m. 77), Banega (Krohn-Dehli, m. 65), Vitolo y
Gameiro.
Goles:
1-0, m. 29: Konoplyanka. 1-1, m. 35: Rami (p.p.). 2-1, m. 92: De Bruyne.
Árbitro:
El holandés
Bas Nijhuis. Amonestó a Bony, por los locales, y a Iborra, por el Sevilla.
Incidencias:
Partido
correspondiente al tercer partido del Grupo D de la fase previa de
la UEFA Champions League,
disputado en el Etihad Stadium de Manchester ante 55.000
espectadores, unos 1.500 sevillistas, en noche fría y lluviosa. Terreno
de juego en buenas condiciones.
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