Tras muchos años -lustros- de juntas generales de accionistas y de
antiguas asambleas de socios, la celebrada el pasado lunes en el Hotel
Los Lebreros, para nuestra desgracia, rememoró modos y maneras
afortunadamente arrinconados tiempo ha en el máximo órgano del Sevilla
FC.
Excesivo nerviosismo el mostrado especialmente por el Director
General, José María Cruz, y por el propio presidente a la hora de
responder a cuestiones nada baladíes formuladas por los representantes
de los accionistas minoritarios.
En concreto José Castro espetó a Ernesto López de Rueda, presidente
de Voz del Sevillismo, por haber formulado al consejo de administración
casi un centenar de preguntas en representación de docenas de
accionistas que le respaldaban con sus títulos. Desconociendo el sentir
de una gran masa de aficionados por el presente y el futuro inmediato de
la entidad, no llegó a entender el presidente tal batería de
interrogantes y “más aún” a la vista de la “refulgente” plata que otra
vez (¡sí, otra vez!) brillaba por tercer año consecutivo en el Salón
Convenciones del recinto hotelero. Con ser desagradable, su intervención
no tuvo parangón con el comportamiento frívolo del máximo ejecutivo de
la sociedad: Mientras el expresidente de la Asociación de Pequeños
Accionistas, Manuel Díaz, criticaba con denuedo (y con toda la razón) un
artículo concreto del estatuto que regirá las próximas juntas generales
de la entidad, Cruz saltó a la palestra echándole en cara “su pesadez
pese a la ínfima cantidad de capital que representa su asociación”.
Aunque pidió disculpas inmediatamente, resulta intolerable que
ataques de tal naturaleza ocurran en el Sevilla FC del siglo XXI,
ninguneando a un accionista y “reverdeciendo” secuencias similares en
otros foros que ya forman parte de la intrahistoria del fútbol
sevillano: “¿Usted tiene masa ni ná...?”.
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