22/04/15. Mi colaboración de
ayer en El
Demócrata Liberal
¿Imaginan ustedes al autor de esta frase, o de una similar,
presidiendo, no digo ya la asamblea de una comunidad autónoma, sino la
asociación protectora del escarabajo pelotero? ¡Imposible!
Basta sin embargo mudar los aires de babor a estribor, para
que, invirtiendo la lateralidad del adjetivo sustantivado, el desafortunado
mentor adquiera méritos que le convierten en la segunda autoridad de la Comunidad
Autónoma de Andalucía.
“La
derecha ni hace prisioneros ni deja heridos. Solamente
sabe matar, y si es posible en las cunetas, que es donde siempre nos han
dejado a los socialistas... ”.
Tal aseveración, conocida ya por casi todos los que beben de
otras fuentes que no sean las contaminadas aguas de Canal Sur, es obra de Juan
Pablo Durán, nombrado el pasado jueves presidente del Parlamento Andaluz con el
refrendo del 35 % de los andaluces. Las disculpas, días después (“no me refería ni a ningún dirigente, ni a
ningún partido político actual”), evidencian más nítidamente que, además de
grosero, basto e ignorante, es un embustero, pues su parrafada terminaba así:
“... Y eso es lo que quieren, y eso es lo
que pretenden, estamos en un estado de excepción encubierto en el que se está
haciendo uso indebido de los cuerpos y fuerzas de seguridad y de la justicia.
Esta gente no sabe de democracia, no saben convencer, solo saben vencer. Si no
lo hacen por la fuerza de las armas, ahora lo hacen por la fuerza de las plumas
y de las fuerzas de seguridad del Estado. Eso es el Estado de excepción que
dirige el presidente del Gobierno Mariano Rajoy”.
Mientras los días impares estapresidenta
presume de no llevar imputados en sus listas, en los pares se le va la mano y
acaba colocando como segunda autoridad de Andalucía a una persona que, en su
calidad de ex consejero de Cajasur, fue castigado
por el Banco de España con una multa de 44.000 euros, sanción ratificada
mediante sentencia de la Audiencia Nacional el 22 de mayo de 2013.
No todo el mundo llega holgado a final de mes para apoquinar casi
siete millones y medio de pesetas y menos si su bagaje profesional, según la propia
web del PSOE-A, se limita a haber sido “gerente
y consejero delegado de la empresa de gestión de residuos industriales de la
madera Rimacor (empresa con la que la propia Cajasur y la Diputación de Córdoba
aparecen relacionadas) y desde los 20 años ha desarrollado una actividad
empresarial como trabajador autónomo de la madera”. Carpintero de toda la
vida, para entendernos, ¡y a mucha honra!
Para colmo, tras el escándalo Cajasur y después de su
estrafalario debut en las pasadas elecciones municipales cordobesas, donde el
PSOE obtuvo los peores resultados de su historia, la dirección regional lo
premia nombrándolo en marzo de 2014 senador en representación de la comunidad
autónoma.
Dicen que algo tendrá el agua cuando la bendicen... aunque no
sea un brillante currículum académico, pues el susodicho se ha lamentado
siempre de haber encontrado su particular muralla en el Bachiller.
El nombramiento de Durán, conocidos sus antecedentes, junto a
la absoluta falta de respeto a la legalidad cometida por la Mesa de Edad,
hubiesen sido, “en condiciones normales de presión y temperatura”, el caldo de
cultivo perfecto para que los movimientos de encolerizados llenaran de miles
(bueno, está bien, de cientos) de manifestantes los alrededores de La Macarena
y, a renglón seguido, intentar el asalto del antiguo Hospital de las Cinco
Llagas.
En la misma línea, sigue resultando un enigma –lo que, por otra
parte, siempre detestaré y condenaré- que la indignación no acuda a las puertas
de los altos tribunales cuando comparecen señores como Griñán, Chaves, Zarrías
o los puyoles de turno, lugares donde otros representantes políticos, de
la sociedad, o del mundo de la farándula sufren el acoso, el ultraje y el
oprobio de las masas que claman justicia, que exigen venganza.
Pareciera haberse asentado definitivamente en nuestra sociedad
un dogma a estas alturas casi irrebatible: el de la superioridad moral de una
izquierda que -lo mismo si sucediera al contrario- solo es fruto de la osadía,
del analfabetismo y de la escasez de instrucción de sus abanderados, a la que
contribuye el histriónico apocamiento de una derecha acomplejada, pazguata y
mema, incapaz de reclamar para sí su alícuota porción de los importantes logros
de la sociedad contemporánea.
No, no es así, señor Durán: la izquierda y la derecha saben
hacer otras cosas, brillantes unas, desafortunadas otras... ambas albergues de
gente sensible y comprometida, esperanzadas en un futuro mejor, pero sobre todo
a años luz de la violencia a la que contribuyen contados necios que, encima,
son favorecidos con inexplicables nombramientos.
Quien facilita que la justicia se haga a las puertas de los
juzgados y no en sus salas de vista, se convierte en cómplice o colaborador
necesario de la injusticia, del desafuero.
Próximo otro 2 de mayo conviene releer a Pérez Galdós, don
Benito, cuando hace ya 207 años, y pese a las pocas simpatías que le tenía a
Godoy, condenaba el comportamiento de la turba ante su palacio: “Era aquella
la primera vez que veía al pueblo haciendo justicia por sí mismo, y desde
entonces le aborrezco como juez”.
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