08/05/15. Mi colaboración de
ayer en El
Demócrata Liberal
Noticias recientes han puesto en evidencia la importancia, o
no, de las reputadas mareas de indignados, o no, que inundan nuestras calles, o
no.
Y es que el Tribunal Constitucional ha desestimado el recurso presentado en marzo de 2013 por más de
50 senadores del PSOE contra los artículos 62 y 63 de la Ley de Medidas
Fiscales y Administrativas de la Comunidad de Madrid, que permitía la
externalización de seis hospitales, recurso presentado a mayor gloria de la
marea blanca que con paso firme norcoreano, marcial, puntual y periódicamente,
ha inundado las calles de Madrid durante casi tres años.
Según la sentencia del pasado 30 de abril, la Carta Magna no
exige que el mantenimiento de un régimen público de Seguridad Social requiera
necesariamente un sistema de gestión pública directa y que el carácter público
del sistema de Seguridad Social no queda cuestionado por fórmulas de gestión
privadas, como de hecho, gozosamente, ocurre en Andalucía, lugar donde
-extrapolando, que es gerundio- las avenidas de sus capitales y principales
ciudades se han mantenido despejadas e impolutas pese a que la gestión
sanitaria del gobierno socialista se ha basado en la profusión de conciertos y
en la recurrente fórmula de empresas públicas sanitarias que dan forma a la
agencialización, figura que, en la práctica, supone la privatización no solo de
la gestión administrativa sino, de lo que es más trascendente, de la política
de personal, al margen de los principios constitucionales de acceso a la
función pública, y de las relaciones con terceros a través del Derecho
Mercantil, a través del absoluto arrinconamiento del Administrativo.
La sentencia ha considerado, asimismo, que la apertura a formas
de gestión y responsabilidad privadas prevista en la ley autonómica madrileña
(que, por otra parte, no se ha llegado a ejecutar por los complejos melindrosos
del PP y la irresponsabilidad de su principal agitador, el PSOE) se lleva a
cabo preservando en todo caso la titularidad pública del servicio.
Hasta aquí los hechos. En el plano de la opinión abomino de
ambas formas de gestión: la madrileña, ahora ratificada por el Tribunal
Constitucional, y la andaluza, que campa a sus anchas sin que las escasas voces
que la ponen en solfa logren alzar un grito de auxilio medianamente agudo en
este desierto narcotizado y siwanista que habitamos. El eficaz gobierno
de los servicios públicos esenciales ha de gestionarse de la A a la Z por
personal funcionario y/o estatutario.
La otra marea, la “ciudadana”, ha llegado en aluvión al
Hospital de las Cinco Llagas a través de las redes sociales. El pasado martes,
mientras, Juan Valderín, el candidato a la presidencia de la Junta de
Andalucía hacía pecaminosas e indisimuladas manitas con estapresidenta,
la sede central de Ciudadanos se inundaba de mensajes en contra del bochornoso
pacto que en esos momentos se perfilaba, lo que obligó al líder nacional a reconsiderar
su política de pactos y anunciar que su partido votará
'no' a la investidura de doña Susana también el próximo jueves.
Los deseos de tocar pelo y pisar moqueta del edil sanluqueño
quedan de momento aparcados en espera de un mejor momento que probablemente
llegue después de las elecciones autonómicas y municipales del próximo 24 de
mayo. Para esa fecha, resultados electorales en mano, el rey Salomón
Rivera, repartirá con toda seguridad alcaldías por la derecha y presidencias
autonómicas por la izquierda. Y si no, al tiempo.
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