13/05/15. Mi colaboración de
ayer en El
Demócrata Liberal
El pasado miércoles, Salvador Navarro, con
su artículo “Empresariado
socialista” ya anticipaba en este diario su parecer sobre los emprendedores
españoles en general y los andaluces, en particular. ¡Sálvese quién pueda!
La ausencia de la siempre incómoda
competencia y la presencia impertérrita, en un mercado que pretende ser libre,
de una administración pública dadivosa y facilona con los patrones indolentes,
son a su entender -y al de la mayoría de los analistas- las notas que los
retratan, y como ejemplo flagrante de ese entreguismo arrastrado a la altura
del felpudo colocaba a Miguel Rus, presidente de la Asociación Empresarial Sevillana de
Constructores y Promotores de Obras (GAESCO), que a finales del pasado mes se
despachaba a gusto contra el Partido Popular en unas jornadas por él
organizadas a mayor gloria del PSOE Andaluz y del candidato socialista a la
Alcaldía de Sevilla, Juan Espadas, al que calificó -al parecer, antes del
cóctel- como “un gran candidato, con condiciones envidiables para ser alcalde”.
Entre la ristra de elogios destacó “el aval
del trabajo ya realizado al frente de la Consejería de Vivienda entre 2008 y
2010, una etapa en la que se lograron cosas importantes”, sin dejar de pasar
por alto “las numerosas virtudes personales” del que describió como “diligente
y formado en el esfuerzo”. Para concluir: “Desde el conocimiento de tantas
batallas juntos, en muchas reuniones leales de trabajo, se trata del consejero
que más ha hecho por nosotros en menos tiempo y al que hay que desearle suerte
en sus aspiraciones por el bien de Sevilla y de la sociedad sevillana en
general”.
Recientemente tuvimos la ocasión de referirnos
a la citada organización para dar a conocer que GAESCO, el pasado año,
presentó ante la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía una
denuncia penal contra la Junta de Andalucía, en la que solicitaba que se
investigara el destino dado por la administración a los 11 millones de euros de
deuda que la Junta de Andalucía mantenía con catorce empresas promotoras que se
acogieron a las subvenciones para la construcción de vivienda protegida
correspondientes al Plan de la Vivienda 2008-2012. La denuncia fue presentada a
bombo y platillo en todos los medios de comunicación.
La misma se basó en la constatación por su
parte de que la Junta no sólo no les había liquidado, dos años después de su
vencimiento, la parte de subvención que le correspondía, sino que,
capciosamente, les estaba reteniendo
la aportación correspondiente al Ministerio de Fomento de estas subvenciones
finalistas. GAESCO
aseguraba entonces:
“Ante
la pasividad de los distintos estamentos reclamados de la Junta de Andalucía y
la ausencia de respuesta a los requerimientos de pago, nos vemos obligados a instar
a la Fiscalía a que estudie si los hechos denunciados pudieran ser constitutivos
de delito por malversación de fondos públicos y/o gestión fraudulenta de
subvenciones”.
“Los
precios de las viviendas, por debajo de coste, solo son posibles gracias a las
subvenciones, que al no haber sido abonadas mantienen a las empresas promotoras
-muchas de ellas, pequeños negocios familiares- en situación de
estrangulamiento financiero y próximo a la quiebra”.
El
sector reprochaba a la Junta de Andalucía que no hubiera aprovechado los planes
de pagos a proveedores y el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) para “sacar las
deudas de los cajones” y saldarlas para “no seguir poniendo en riesgo la
supervivencia de un importante sector generador de mano de obra y puestos de
trabajo”.
Las
organizaciones denunciantes advirtieron que estos impagos por parte del ejecutivo
autonómico en el sector de la construcción “son una de las causas más señaladas
de la destrucción de nuestro tejido productivo y la pérdida de miles de puestos
de trabajo en la Comunidad Autónoma, más de un millón de parados, de los que
más de un 15 por ciento (155.046 a finales de 2013) son de este sector”.
Los
denunciantes afirmaban entonces que los casos llevados ante la Fiscalía, por
valor de 11 millones de euros, eran sólo algunos a los que habían tenido
acceso, “pero ni mucho menos los únicos, ya que se calcula la existencia de
expedientes en la misma situación por cuantías que superan los 50
millones de euros”.
Transcurridos
15 meses, de la denuncia y, por tanto, de la investigación de la Fiscalía,
nunca más se supo. En la prensa, el inicial escándalo ha quedado relegado al
más absoluto de los silencios.
¿Qué
ha pasado? ¿Chi lo sa?
Nadie, aunque cualquiera puede imaginarlo: el maná en forma de millones de
euros -¿crisis, qué crisis?- ha debido diluviar copiosamente sobre estos
“emprendedores” andaluces que, con la misma vehemencia que antes reclamaban lo
suyo Ley de Enjuiciamiento Criminal en ristre, se deshacen ahora en grotescas
loas y babosos panegíricos a los mismos que llevaron ante la Justicia.
La
Junta colabora con quien colabora... ya lo decía la grabación de Mercasevilla.
Hoy por ti, mañana por mí.
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