02/03/16. Mi colaboración de
ayer en El
Demócrata Liberal
“Entre la trama y la urdimbre
de sus planteamientos, vía ignorancia evidente, se vislumbran sus verdaderas intenciones”
“La prohibición de
participación de cualquier autoridad pública en actos de naturaleza religiosa
junto a los ciudadanos, no tiene su correlato con otros tipos de
manifestaciones… llamémosles más mundanas”
“¿Seguimos poniendo la otra
mejilla?”
Instalados en plena
Cuaresma, en medio de una bacanal irredenta que traspasa ya sin sorpresas los
límites temporales del carnaval y, lo que es inaceptable, los morales de la
ofensa gratuita, hemos sobrellevado estoicamente cómo los dos partidos
comunistas que sostienen al socialista Juan Espadas en la alcaldía de Sevilla, hicieron
públicas sus ofensivas mociones contra la Iglesia y la Semana Santa, y que,
finalmente, presentaron al Pleno municipal.
Izquierda Unida y
Participa-Sevilla, mientras se guarecían en una falsa tutela del laicismo, citando
genérica y estúpidamente en su discurso a “cualquier confesión”, realizaban el
acto de presentación a las puertas del Palacio Arzobispal de Sevilla y con
referencias exclusivas a la Conferencia Episcopal. ¿Por qué no en el zaguán de
una mezquita?
Las mociones,
debatidas el viernes entre las soflamas de cientos de ciudadanos que indignados
-sí, indignados, ¿les suena?- se dieron cita a las puertas del consistorio, convocados
por las redes sociales -sí, por las redes sociales, ¿les suena también?- incidían
en cinco puntos básicos, cuatro de ellos finalmente rechazados por el Pleno:
1º) “Ninguna
autoridad pública participará, en calidad de tal, en actos de naturaleza
religiosa”.
2º) “Los
representantes eclesiásticos de cualquier confesión no serán invitados a los
actos civiles ni se los considerará como autoridad pública”.
3º) “Se promoverá
un callejero laico y aconfesional”.
4º) “En períodos
electorales y salvo que no haya alternativa, sólo facilitará colegios o locales
no confesionales y libres de simbología religiosa”.
Entre la trama y la
urdimbre de sus planteamientos, vía ignorancia evidente, se vislumbran sus
verdaderas intenciones, pues parece claro que la “negación de invitación a
actos civiles” y su “no consideración como autoridad pública”, solo puede ceñirse
a los de las iglesias cristianas, únicas capacitadas, que se sepa, para nombrar
“representantes eclesiásticos”.
Ya en el pleno, a
resultas de la concentración y, probablemente, del delito de discriminación
previsto en el artículo 510 del Código Penal, el portavoz municipal de IU,
Daniel González, con su ya peculiar pasito atrás, negó que la moción
pretendiera “retirar la rotulación con la que cuentan las calles dedicadas a
las vírgenes, cristos o santos de la Iglesia católica”, lo que invita a
plantearnos al resto de los mortales cómo entender la frase “se promoverá un
callejero laico y aconfesional”.
Por otro lado, la
prohibición de participación de cualquier autoridad pública en actos de
naturaleza religiosa junto a los ciudadanos, no tiene su correlato con otros
tipos de manifestaciones… llamémosles más mundanas.
La rotundidad con la
que el propio PSOE, junto a PP y C’s, rechazó las cuatro rancias iniciativas al
más puro “estilo años treinta”, contrasta con el inmediato guiño del propio grupo
socialista que acabó apoyando otra moción a favor de las personas investigadas
por la “procesión del coño insumiso” del primero de mayo de 2014 por el Arco de
la Macarena (sin “querer ofender”, eso sí), en la que se requiere: de la
acusación, que retire la denuncia; de la Fiscalía, que retire la acusación, y
de la juez, que archive la causa, convirtiendo una ofensa a los sentimientos
religiosos en un ataque a la libertad de expresión.
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