miércoles, 16 de diciembre de 2015

El eterno 11M de Mariano



16/12/15. Mi colaboración de ayer en El Demócrata Liberal



“El trágico 11M tuvo su correlato un ignominioso 13M y sus perversas consecuencias un 14M”

“Como si ocultar que el ataque era contra nuestra embajada pudiera reportar réditos electorales, como si esconder no uno sino dos muertos (esta vez sin el socorrido recurso a la cal viva) fuera tarea fácil y buscada”

“Siento envidia de la unidad del pueblo francés frente a la indignidad que aquí mostramos”


Ha bastado un instante de incertidumbre, siquiera una cavilación, en los primeros instantes del último atentado de Kabul, para evocarse un 13M a pequeña escala, para que vuelva a evidenciarse la bajeza moral, la vileza, la ruindad de los que han hecho del engaño, de la demagogia, del manejo de los tiempos y de la manipulación de la información, su modus vivendi.

El comunicado emitido a resultas por Moncloa detallaba que el subinspector de la Policía Nacional, Jorge García, había fallecido de forma inmediata como consecuencia de la explosión del coche bomba que dio inicio al ataque y que, antes incluso de que sus restos fueran encontrados, ya había muerto su compañero Isidro Gabino, rescatado con vida en el asalto pero que perdió la vida durante su traslado al hospital y de cuyo fallecimiento se informó en primer lugar.

Ya el sábado, la convocatoria del Pacto Antiyihadista encontró rápida y favorable respuesta en Rivera y Herzog; el PSOE esta vez puso pegas, y con razón, por la inexplicable presencia del representante de Podemos otra vez en calidad de observador.

Tras el acontecimiento, reitero, indefectiblemente, hemos vuelto la mirada atrás: el trágico 11M tuvo su correlato un ignominioso 13M y sus perversas consecuencias un 14M. El 11D, con ser aciago -por el número de víctimas y la reducida capacidad organizativa, y salvo para los familiares directos- no ha tenido la gravedad del que ya va camino de los 12 años, sin embargo sí que no han tardado en hacer su aparición los mismos titiriteros y los idénticos mezquinos y miserables personajes que tergiversaron los acontecimientos; que revirtieron en la calle la decisión -ya tomada decían todas las encuestas- de condenar a la oposición a otros dos lustros de ostracismo en una España por entonces a la cabeza del crecimiento europeo y respetada y admirada en los foros internacionales; que amedrentaron a una significativa parte de envilecidos y acobardados haciéndola desertar del colegio electoral; y que disculparon a los asesinos al tiempo que acusaban de la masacre a sus legítimos representantes.

De “vergonzoso intento de tapar la verdad” han llegado a calificarse las primeras palabras de Mariano Rajoy en Orihuela, tras el atentado del viernes, información que, como en el ínterin que fue del 11 al 14 de marzo de 2004, solo podía conocer por la comunicación directa con los responsables de las fuerzas y cuerpos de seguridad que, en esos momentos, conocían los hechos con cuenta gotas. E información que, naturalmente, fue acreciendo a medida que se conocían nuevos acontecimientos.

Como si ocultar que el ataque era contra nuestra embajada pudiera reportar réditos electorales, como si esconder no uno sino dos muertos (esta vez sin el socorrido recurso a la cal viva) fuera tarea fácil y pretendida. En definitiva, una ignominia tras otra de los que viven en la abyección y para los que ha tenido respuesta oportuna Rafael García, hermano del subinspector de la Policía muerto en el atentado de Kabul: “Jorge no murió por las balas o por las explosiones, sino por defender los valores en los que creía: su familia, su trabajo y una patria en libertad y justicia. Murió asesinado por una barbarie contraria a todo en lo que él creía. A los que ya apuntan a sucumbir a la tentación de utilizar este hecho como un arma arrojadiza con la que obtener una ventaja en el proceso electoral, les ruego, que no manchen la memoria de un hombre de honor con su deshonor, que lo aparten de sus luchas cainitas impropias del pueblo que pretenden liderar. Siento envidia de la unidad del pueblo francés frente a la indignidad que aquí mostramos”.

Al ponerse bajo sospecha la información facilitada por el gobierno, ha vuelto a aparecer la peor cara de un país encanallado donde las guerras han sido y serán siempre “legales” si las declaran los progres, tirando de soldados de reemplazo si fuera el caso y resultan “ilegales” si las apoyan (sin un solo soldado sobre el terreno de operaciones) los de la derechona, ésa a la que, cuando no se puede derrotar en las urnas, se anhela vencer en las calles, en las puertas de sus sedes o en los mismas mesas electorales, tachando de asesinos a sus apoderados, como aciaga e históricamente ha sucedido.

Rajoy y su eterno 11M a cinco días de las elecciones. Conociendo el percal, ¿apuestan hoy porque se acabaron los sobresaltos?

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