Hoy toman posesión los ediles que obtuvieron el acta correspondiente en las pasadas elecciones municipales y, casi sin pretenderlo, vienen a la mente recuerdos de veinte días atrás:
Pues sí, tras los –afortunadamente- sempiternos madrugones de las jornadas laborales y disfrutado con un par de horas extras del merecido descanso dominical, después de misa, resulta que nos encaminamos a votar para, casi a continuación, almorzar sin tomar esa “cervecita” –dispendio casi imposible- a la que nos animaban en las previas alguna de las “figuras” de la clase política que nos han llevado a la calamitosa situación actual.
Y, mira por donde, al final se evidenció que la Andalucía “de izquierdas de toda la vida” en un abrir y cerrar de ojos, al cierre de las urnas, había girado –Copérnico en pañales- a la “derecha extrema”, recurso infructuoso del “novel y dedocrático” candidato socialista a la presidencia del gobierno, “Aldedo” Pérez Rubalcaba, tras dejar en la más conmovedora orfandad a la “niña de Felipe”.
Y todo ello a pesar del nacimiento a una semana de las elecciones -¿dónde estaban hace un mes o hace un año?- de ese movimiento “espontáneamente” adiestrado por los conocidos pirómanos bomberos de siempre; esos que, con sus inmundas mangueras, gustan embarrar el terreno de juego en las previas de ese encuentro que, sabedores de su inferioridad, tienen más que perdido.
Ya pasó un 13M. Y si así fue y ofreció tan aceptables resultados, ¿por qué no repetirlo?: siete años después, volvíamos a las andadas: jornada de reflexión burlada, ley mancillada y estado de derecho al nivel de los sumideros. Pues ni con esas…Ya por la tarde, a la hora del cierre de los colegios electorales, y cuando se empezaban a conocer los primeros resultados, los recelos de siempre parecían confirmarse: las televisiones más sectarias, “la nuestra” entre ellas, vaticinaban otro triunfo del “régimen” de la mano de los moradores de la “tierra de Felipe” –otra vez Felipe-. Finalmente no fue así y hasta pareció que María Santísima hubiese contribuido a evitar la indeseada “expropiación” del mariano terruño.
Hace ahora 80 años cambiaron el régimen legalmente constituido -Alfonso XIII camino de Roma, vía Cartagena- los que, perdiendo por abrumadora mayoría unas elecciones municipales, igual que ahora, se otorgaron una representación que nunca conquistaron. Memoria histórica la llaman.
Hoy, como el varapalo electoral les situaría en la misma cola en la que, con sus dislates políticos, han puesto de momento a cinco millones de conciudadanos, eligen perpetuarse en una desesperada huida hacia delante que les permita salvar algunos muebles en forma de prebendas, tras la riada de votos que se han manifestado por el final del “régimen” imperante en la Andalucía de los últimos seis lustros.
Porque para ellos, y salvando las distancias, Cartagena puede esperar.
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