Han transcurrido veinticuatro horas desde que, ante el silencio de los obligados por la Ley, decidí poner en conocimiento de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte los tristísimos y lamentables incidentes del pasado domingo en el Calderón. Y, tras un día de verdadera locura, de llamadas y de artículos de ánimo (Ernesto, Alvarado, Juan Angel, Jose ...) y de mensajes reconfortantes -decenas-, mezclados con alguna que otra descalificación -esperada, por otra parte- , lo cierto y verdad es que ha habido momentos para todo: ¿Merece la pena luchar cual quijote en un mundo donde todo se consiente, donde al delincuente se ensalza y donde el que pide Justicia -simplemente que se aplique la ley emanada de Las Cortes, bastante clarita, por otra parte- resulte vejado?
No es una situación nueva para mí, si bien es cierto que para recordar episodios similares habría que remontarse a aquellos momentos gloriosos que protagonizó el sevillismo de base, allá por 1997, en la desigual lucha contra los invasores de Gestora de Medio Audiovisuales, vía Marbella.
Algunos hablan de oportunismo, de protagonismo... Cuando decidí dar el paso, sin consultarlo siquiera con mi familia, sabía a lo que me exponía pero desde el primer instante tuve claro que todo lo relacionado con este asunto y que pueda conocerse públicamente, lo sería desde estas páginas que durante más de un lustro vengo mimosamente cuidando. He declinado invitaciones de amigos periodistas que me han pedido dos minutos y como tales amigos lo han entendido y yo lo he agradecido; otros medios, de Madrid principalmente, se han mostrado igual de respetuosos con mi decisión.
En este sitio he alabado el fair play de la gran mayoría de la afición atlética, sobretodo a raíz de la lección que ambas aficiones dimos en Barcelona con motivo de la Final de Copa de S.M. El Rey. Así lo reflejé entonces: "... excelente el comportamiento durante toda la jornada, fuera del estadio y en las gradas, de ambas aficiones. Habían, habíamos, muchos temerosos. Los medios de comunicación no habían dejado de sugerir la posibilidad de enfrentamientos entre seguidores de uno y otro club, pero se ha demostrado que la gente tiene ese sentido de la nobleza que adorna a la mayoría. Pudo haber incidentes aislados -no se tienen noticias- y ambas torcidas ofrecieron lo mejor de sí mismas". Pero lo cortés no quita lo valiente. Tenemos que desterrar los comportamientos nauseabundos de los campos, de todos los campos de fútbol.
Para terminar respondo a la pregunta que me hacía al final del primer párrafo: "Naturalmente que vale la pena; la memoria de Antonio así lo demandará siempre". Hice lo que me dictó el corazón y pedí lo que la ley manda, ¡así de fácil y así de complicado!
Gracias Paco por la mencion, pero creo que todos debemos estarte agradecido a ti por tu honroso acto que no hace mas que defender el honor de uno de los nuestros, y no uno cualquiera.
ResponderEliminarNo lo dudes Paco, seguro que merecio, que merece la pena.
Un fuerte abrazo amigo.