¡Parecía que iba a barrer! Pero la “niña de Felipe”, por entonces “Carma”, después de ser rechazada y casi desheredada en las primarias socialistas por su “progenitor” -por el propio “Isidoro”- ha caído vencida por la mínima (22 votos) ante un deslustrado Rubalcaba.
Las dudas iniciales sobre el resultado final parecieron superadas tras dos discursos (“ilusionantes” para los que, para subsistir, sólo les queda agarrarse al clavo ardiendo del ensueño que les permita seguir en el machito; demagógicos y trasnochados para mentes modernas y liberales) que inclinó definitivamente el fiel de la balanza hacia los intereses de los “renovadores” de la vieja guardia en detrimento de la “catalanalmeriense”.
Tras escuchar sus proclamas –las de Mari Carmen y las de Alfredo- resulta increíble que ambos ignoren haber formado parte del Gobierno que ha contribuido generosamente a la calamitosa situación de hoy y que, ahora, sólo un mes después de su toma de posesión, exijan al alirón soluciones milagrosas a los nuevos dirigentes a los que han vuelto a entregar –y esto no es nuevo- un país en quiebra.
La campaña de diseño no ha logrado convencer a los añejos compromisarios de un partido en absoluto declive. Tras cambiar, sin ruborizarse, el “¡tots som Rubianes!” por el “¡capitán, mande firmes!” -antes de dejar caer un lacónico y flemático “¡viva España!”- ha dejado en Sevilla otro aserto para la historia: “la democracia siempre le ha sentado bien al PSOE”.
Lo que hace falta es –históricamente no siempre ha ocurrido- que a la democracia en esta ocasión le siente bien el PSOE y que el nuevo líder contribuya a ello con más sinceridad que la demostrada hasta el momento. Los españoles lo agradeceremos.
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