sábado, 24 de agosto de 2024

Feliz día contra el comunismo…

 


23/08/24. Mi colaboración de ayer en Sevillainfo

 La Resolución del Parlamento Europeo sitúa el punto de partida del desastre europeo en el 23 de agosto de 1939, hace hoy justo 85 años, cuando la Unión Soviética comunista y la Alemania nazi firmaron un Tratado de no Agresión, conocido como el Pacto Molotov-Ribbentrop, por el que ambas potencias totalitarias se repartían Europa, allanando así el camino al estallido de la Segunda Guerra Mundial

 Lo dicho: feliz día contra el comunismo… y contra el nazismo.

A la vista de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, adoptada el 10 de diciembre de 1948 y de los principios universales de los derechos humanos y los principios fundamentales de la Unión Europea, así como de distintos informes, declaraciones, resoluciones y conclusiones que en materia de Derechos Humanos se habían publicado desde 1945 a 2018 -y para conmemorar el 80º aniversario del estallido de la Segunda Guerra Mundial- el Parlamento Europeo dictó la Resolución de 19 de septiembre de 2019, sobre la importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa, con el propósito de no dejar en el olvido los crímenes cometidos por nazis y comunistas en la pasada centuria.

Aunque en España somos conocedores de distintas leyes de “memoria democrática” y de “memoria histórica”, seguro que, al menos ocasionalmente, habían oído hablar de esta significativa encomienda nacida en el seno de la cámara de representación de la voluntad popular de todos los europeos. Seguro también que, merced al mester de progresía que invade la gran mayoría de los medios de comunicación continentales, no solo españoles, les habrá llegado con mayor volumen y nitidez la condena al régimen nazi, en comparación con el atenuado reproche al régimen comunista, originado hace más de un siglo, aún ensalzado hoy por sus dirigentes en España y que, como se dirá más adelante, se convirtió en el origen de las grandes conflagraciones vividas en suelo del viejo continente. Como dato curioso, en la resolución aparecen 24 referencias al nazismo y cuatro al fascismo por 16 reseñas al comunismo y ocho al estalinismo. Empate casi técnico.

En definitiva, con esta resolución, los nacionales de los países que conforman la Unión Europea, exigieron hace cinco años a la Comisión y a todos los gobiernos de los estados que la conforman, el cumplimiento de un memorial para divulgar el legado de los crímenes cometidos por las dictaduras comunista y nazi y de otro tipo y que mantenga vivos los recuerdos del trágico pasado europeo, con el fin de honrar a las víctimas, condenar a los autores y establecer las bases para una reconciliación basada en la verdad y la memoria; todo ello con el anhelo supremo de no repetir los horrores protagonizados por ambas ideologías.

La Resolución del Parlamento Europeo sitúa el punto de partida del desastre europeo en el 23 de agosto de 1939, hace hoy justo 85 años, cuando la Unión Soviética comunista y la Alemania nazi firmaron un Tratado de no Agresión, conocido como el Pacto Molotov-Ribbentrop, por el que ambas potencias totalitarias se repartían Europa, allanando así el camino al estallido de la Segunda Guerra Mundial. El cataclismo tuvo continuidad con el Tratado de Amistad y Demarcación nazi-soviético de 28 de septiembre de 1939, que acabó con la independencia de Polonia, que fue invadida primero por Hitler y, dos semanas después, por Stalin. Además, ya entre 1939 y 1940, Stalin marchó sobre Finlandia y se anexionó gran parte de Rumanía y las hasta entonces repúblicas independientes de Estonia, Letonia y Lituania.

Según el documento nacido de la cámara europea hace un lustro, tras la derrota del régimen nazi y el fin de la Gran Guerra, diversos países europeos, durante medio siglo, siguieron sometidos a dictaduras bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética -léase, del comunismo- continuando privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico. Mientras tanto, los crímenes del régimen nazi eran evaluados y castigados gracias a los juicios de Núremberg. Sin embargo, al día de hoy, sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos, todo ello partiendo de que en algunos Estados miembros, las ideologías comunista y nazi, así como sus símbolos, están prohibidos por ley.

Recuerda, asimismo, que los regímenes nazi y comunista cometieron asesinatos en masa, genocidios y deportaciones y fueron los causantes de una pérdida de vidas humanas y de libertad en el siglo XX a una escala hasta entonces nunca vista en la historia de la humanidad; no olvida los atroces crímenes del Holocausto perpetrado por el régimen nazi y condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios.

Pues bien, analizada la situación, el Parlamento Europeo pidió a todos los Estados miembros de la Unión (repito, hace ya cinco años y en España aun seguimos, sentados, a la espera de cualquier movimiento tendente a la igualdad en los reproches) que hicieran una evaluación clara y una condena de toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo.

Asimismo, pidió a dichos estados que celebren el 23 de agosto -¡felicidades!- como Día Europeo Conmemorativo de las Víctimas del Estalinismo y del Nazismo a escala tanto nacional como de la Unión, y que sensibilicen a las nuevas generaciones con respecto a estas cuestiones.

También pidió a la Comisión que prestara apoyo efectivo a los proyectos que promuevan la memoria histórica y el recuerdo en los Estados miembros y que asigne recursos financieros suficientes en el marco del programa Europa para los Ciudadanos, con el fin de apoyar la conmemoración y el recuerdo de las víctimas del totalitarismo. Al respecto, sería deseable la igualdad de trato para que, al menos, no se vuelva a echar tierra sobre las fosas que -¡oh, sorpresa!- una vez descubiertas resultan estar ocupadas por portadores de insignias no esperadas y/o no deseadas.

Además, sostiene que el pueblo ruso sigue siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras su Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas. A esa élite se siguen sumando sin rubor los partidos comunistas que aún subsisten en Europa, en España en todo su esplendor. Opinión bien distinta tendrán quienes hayan viajado por Centroeuropa y que podrán dar fe de la dispar opinión que, sobre los hechos del comunismo muestran los checos o los polacos, por poner solo dos ejemplos.

Concluye exponiendo su profunda preocupación por los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético [dentro y fuera de sus fronteras], lo que, a su entender, constituye “un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla”, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos.

Obsérvense los continuos llamamientos de la resolución a los regímenes comunista y nazi pero sin obviar las referencias a “otros regímenes totalitarios”. Parece invitar a que, en España, debiera ponerse en el foco no solo el régimen dictatorial nacido tras la Guerra Civil, sino también en el de su antecesor, sobretodo a raíz de los altercados para la consecución de la dictadura del proletariado a la que se entregaron con inestimable afán sus líderes entre 1934 y 1939 bajo la supervisión del régimen totalitario soviético.

Sin embargo, como respuesta a todo ello y a modo de contrapeso a “tamaño dislate”, anticipándose a la jugada y tres años antes de ser nombrado ministro, Alberto Garzón celebraba en Twitter el aniversario de la revolución rusa con un retrato de Lenin, después máximo dirigente de la URSS, acompañado de la consigna bolchevique “Paz, Pan y Tierra”.

Por lo demás, en el sitio en Internet del Partido Comunista de España, aún puede accederse hoy a la opinión de la formación sobre la resolución de marras, que puede resumirse como una plena afirmación de su absoluta superioridad moral: “No a la equiparación del comunismo con el fascismo” y que, entre otras cosas, establece que la resolución es cosa de la derecha, conservadores, populares, liberales y socialistas blandengues, ya que “criminaliza el comunismo”;  al tiempo que critica la “equiparación de los crímenes del nazismo con los supuestos [sic] crímenes del estalinismo”; niega que la Segunda Guerra Mundial fuera resultado directo del conocido pacto Molotov-Ribbentrop al que nos hemos referido. Ya, en el caso de nuestro país, afirma que “el acuerdo de no intervención de las potencias capitalistas liberales con las nazi-fascistas en la guerra de agresión frente a la democrática y pacífica república española, que en la práctica garantizó su éxito, supuso el primer ensayo de lo que luego se aplicaría a gran escala en la Segunda Guerra Mundial”. Para terminar recordando que “fue la Unión Soviética el único país europeo que apoyó al legítimo gobierno de España”… Y con la pluma de esta gente sigue escribiéndose hoy la memoria histórica en nuestro país, enalteciendo vilmente a “los nuestros” y limitándose a reprender y amonestar, con mucha razón, a “los otros”. Todo ello sin el mínimo respeto al reguero de víctimas que han dejado ambas ideologías en el mundo: decenas de millones a manos del fascismo y del nazismo, frente al centenar largo de millones de crímenes perpetrados en nombre del comunismo… y ascendiendo.

Así, por la práctica totalidad de los españoles, se ha convenido con absoluta franqueza el repudio al nazismo mientras sigue encontrándose resistencia para abominar del comunismo. ¿Por qué? Incultura y, sobretodo, por la matraca de los medios de comunicación neocomunistas subvencionados que nos invaden. Han sido capaces de tejer durante un siglo largo las redes de la superioridad moral de la ideología más criminal conocida. Y eso tiene su mérito, hay que reconocérselo. ¿Hasta cuándo? Posiblemente hasta que los gobiernos de turno se den por enterados y la Resolución de 19 de septiembre de 2019 se aplique en toda su plenitud. No perdamos la esperanza.

Mientras tanto, feliz día contra el comunismo y contra el nazismo.


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